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El volante ‘10’, entre la evolución y la nostalgia

Actualmente, ninguno de los volantes creativos de corte tradicional en el país, con perfil de Selección, tienen cabida en Europa.

Es posible que alguna vez, aunque no le guste el fútbol, haya escuchado hablar del famoso volante ‘10’ sin saber de qué o de quién se trata.

Para los afiebrados a este deporte la siguiente explicación seguramente está de más, porque incluso es probable que muchos de ellos gestaron su pasión por el balompié atraídos por el encanto de alguno de los representantes de esta figura de culto en el mundillo del fútbol.

La cosa es más o menos así. Durante gran parte del siglo XX hubo una clase de jugador que se llevó todos los focos, era, como se dice, el “chacho” de la película. ¿Por qué?

“Porque tenía mejor capacidad con el balón en sus pies, una técnica sobresaliente a los demás; precisión, visión e inteligencia para comprender el juego. Antes era muy fácil clasificar a los jugadores: habían quienes corrían, quienes pegaban, hacían goles y los que pensaban el juego, como si la cancha, el balón y los 22 jugadores conformaran un tablero de ajedrez: ese era el ‘10’”, explica Luis Alfonso Fajardo, uno de los mejores exponentes que dio Colombia de esta clase de futbolistas.

Esta, digamos, estirpe de jugadores, llamados también creativos, enganches o armadores, dominó entonces el balompié por tratarse del cerebro del equipo alrededor del cual orbitaba el músculo; es decir, los futbolistas veloces, los fuertes. Sus funciones: lograr pases magistrales, orientar a sus compañeros y saber qué hacer con el balón en cada momento.

Punto de quiebre

Eso funcionó perfectamente hasta más o menos comienzos del siglo XXI, hace 15 años, aproximadamente. El fútbol evolucionó y trajo cambios que fueron arrinconando al volante ‘10’ y mutaron profundamente la esencia del juego.

La primera: los roles, que antes eran tan claros en la cancha, se fueron mezclando, es decir, el que recuperaba el balón también tenía la tarea de dar un buen pase. El que atacaba también podía defender, por citar dos ejemplos.

La segunda: “los módulos tácticos se hicieron más evidentes. Antes el juego gozaba de cierta libertad y dependía en mayor grado de la capacidad de cada jugador. Pero luego la estrategia predominó y redujo los espacios. Sin estos, la creatividad con el balón fue cada vez más difícil”, explica el técnico Alexis García, histórico enganche de Atlético Nacional.

El tercer golpe fue demoledor para la figura del armador. “La preparación física se volvió un componente fundamental para destacar. Con el paso de los años la velocidad con la que se juega aumentó considerablemente”, explica el entrenador Diego Umaña, otro creativo que brilló en el país.

El auge del componente atlético determinó el detrimento del ‘10’ porque el aumento del ritmo competitivo le entorpeció a este las pausas que necesitaba para decidir diferentes jugadas. El otro aspecto fundamental fue que como nunca requirieron cualidades físicas especiales para sobresalir en la cancha, nunca desarrollaron características como velocidad, resistencia o fuerza. Por eso, la aparición de atletas-futbolistas relegó a los enganches de la élite mundial.

Hay datos que sirven para ilustrar cómo el fútbol ha hecho la transición hacia una disciplina sumamente atlética. La Liga inglesa, que además de ser considerada por diversos analistas como la mejor del mundo, es muy rigurosa en sus estadísticas, destaca cómo en los últimos trece años el promedio de kilómetros recorridos en un partido, sumando las distancias de cada jugador, aumentó de 10.679 a 11.000.

Mirar hacia el futuro

Ahora bien, aunque fue un cambio difícil, en Europa, principalmente, se ajustaron sin traumatismos.

La evidencia muestra cómo en lugar de ponderar una posición o estilo particular de juego los futbolistas hallaron la forma de adaptar sus características en función de necesidades y esquemas. Es decir, si el técnico disponía en la cancha 4 defensas, 2 volantes retrasados, 2 más adelantados y 2 delanteros (4-2-2-2), los creativos, que antes solo se preocupaban por distribuir el balón y dar pases gol, ahora también debían ayudar a recuperar la pelota o tener más movilidad para desgastar al rival.

Así fue tomando consistencia una versión diferente del tradicional enganche y propició el surgimiento de referentes de este deporte en los últimos tiempos: Andrea Pirlo, Xabi Alonso, Sergio Busquets, entre otros.

Y el cambio ha probado ser altamente eficiente. Francia fue campeón del mundo el año pasado sin presencia de un armador. Basó su juego ofensivo en volantes y atacantes rápidos y desequilibrantes, y su estilo fue atractivo.

Liverpool, reciente campeón de Champions League, y el equipo del momento, domina el Viejo Continente con un poderío ofensivo sustentado en un esquema 4-3-3 (4 defensas, 3 volantes y 3 atacantes) en el que los mismos que atacan defienden, algo así quiere Carlos Queiroz en Colombia.

Una nostalgia que “amarra”

Y mientras en Europa encontraron la forma de renovarse y trascender del ‘10’ clásico, en Colombia persiste la nostalgia por esta clase de jugador en vía de extinción.

Actualmente, ninguno de los volantes creativos de corte tradicional en el país, con perfil de Selección, tienen cabida en Europa. Edwin Cardona y Nicolás Benedetti juegan en México; Juanfer Quintero y Andrés Felipe Roa, en Argentina y los demás que han salido a ligas competitivas regresan pronto, caso Jarlan Barrera, cuyo periplo internacional duró seis meses y hoy brilla en Nacional.

Juan Fernando Quintero y Zinedine Zidane.

Todos los mencionados tienen dos factores comunes: una técnica superior a la media (precisión en el pase, astucia, excelente manejo del balón y desequilibrio) y falencias atléticas diversas (poca resistencia, poca talla o poca velocidad).

“No lo veo tanto como que nos cerremos a los cambios, sino que tenemos un vínculo muy fuerte con la figura del ‘10’, porque alrededor de esta formamos nuestra afinidad con el fútbol, así como en Argentina lo hizo la figura del caudillo o en Alemania la del futbolista fuerte y eficiente. Pero definitivamente tendremos que sintonizarnos con las nuevas formas del juego”, pondera Alexis García.

La posición más conciliadora al respecto la entregó el Pibe Valderrama, ícono mundial del ‘10’ tradicional. “Es carreta eso de que el ‘10’ va a desaparecer. Para meter un gol ¿qué hay que hacer? Generar fútbol y hacer pases-gol. ¿Quién hace esas jugadas?, Ahí está la respuesta”, sentenció. 

El camino a seguir, aun con tropiezos, lo muestra James Rodríguez, el único colombiano con dotes de volante creativo que ha sido capaz de adaptarse y cumplir diferentes funciones en el terreno de juego. 

Ya lo decía Jorge Valdano, campeón mundial en el 86 y uno de los pensadores del fútbol más reputados, citando a Miguel de Unamuno: “Para progresar es necesario renovarse”.

El ‘10’ en el fútbol de antaño

Hasta los 80, la figura del creativo dominó el juego. Durante las décadas anteriores los módulos estaban en un segundo plano y predominaba la libertad de los jugadores. Había tareas básicas: el arquero tapaba, la mayoría buscaba recuperar el balón, lo entregaban al ‘10’ y este creaba opciones, manejaba el juego y asistía a los delanteros. Michel Platini, Diego Maradona,  Hernán Darío Herrera, Jairo Arboleda, Ricardo Bochini, César Cueto, Giani Rivera, fueron algunos de los representantes de este estilo. Era una versión primitiva y sencilla del fútbol.

Los “rebeldes” de los 90

En esta década se posicionaron los sistemas de juego y predominó el 4-4-2 en el que los enganches se acoplaron sin traumatismo alguno y les permitió mantener sus libertades sin obligaciones de sacrificio en la labor de recuperación. Surgen en este entorno Juan Román Riquelme, Francesco Totti, Pibe Valderrama (que venía desde finales de la década anterior), Alesandro del Piero, Zinedine Zidane, Rivaldo, Roberto Baggio. Su importancia quedó manifiesta en los mundiales ocurridos entre 1990 y 2006.

“Fue una época muy buena para el fútbol ofensivo porque aunque desde entonces la táctica tomaba cada vez más protagonismo hubo un montón de futbolistas refinados en todo el planeta que trataban de guiar a sus equipos hacia un fútbol recreativo y ofensivo”, explica Giovanni Hernández. 

El ocaso y el renacimiento

El problema comenzó más o menos desde 2004, cuando los equipos defensivos empezaron a dominar el panorama internacional. Grecia, por ejemplo, un elenco ultradefensivo ganó la Eurocopa en 2004. Apareció el módulo 4-1-4-1 y con este las obligaciones en marca que involucra a todos los volantes. Fue el momento de reinventarse. Surgieron entonces los mediocentros, jugadores talentosos que se retrasaron en el campo para evitar las marcas y así encontraron mayor posibilidad de maniobra y entonces emergieron futbolistas como Xavi Hernández, Andrea Pirlo, Ryan Giggs, Andrés Iniesta y Luka Modric, los llamados volantes mixtos.

Los otros jugadores que hoy suplen las tareas de generación de juego son los atacantes por las bandas, cuya labor incansable cubre la cancha a lo largo. El talento se mantiene, pero ahora tiene facetas complementarias.

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Colprensa
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Domingo, 15 de Septiembre de 2019
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