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La restauración de la estatua de Antolinez, leyenda del fútbol local

Un total de 27 personas contribuyeron con aportes económicos para lograr la restauración.
A prinicipios de 1960, la obra fue inagurada.

A prinicipios de los años 60, la obra original fue inaugurada.

 

Guiado por su imparable pasión de registrar la historia del deporte nortesantandereano, el coleccionista cucuteño Andrés Ramírez cumplió hace un par de semanas uno de los anhelos que más lo inquietaban desde hace unos años: encontrar y restaurar una de las estatuas de Daniel Antolinez, ese mítico personaje del inicio del fútbol rojinegro del que se dijo atajó un penal con los ojos vendados.

La misión no fue nada fácil. Andrés creció yendo al General Santander para disfrutar del Cúcuta Deportivo, una actividad que hoy la afición no puede vivir por la crisis en que está sumergido el equipo.

En su entrada a la vieja tribuna de occidental, siempre veía, al lado de la ‘Toto’ Hernández, una estatua del arquero Antolinez, la cual desapareció en 2006 cuando empezaron los trabajos de remodelación del ‘Coloso de Lleras’.

Antolinez fue un emblema del fútbol local que representó a Norte de Santander en las ‘Olímpiadas nacionales’ que se celebraban en los años 30.

Ramírez se inquietó hace tres años por esa vieja obra y empezó la maratónica tarea de encontrarla con la finalidad de incluirla en su conocido proyecto del Museo del Deportista Nortesantandereano.

Mientras indagaba en la ciudad, se enteró que esa vieja y grande obra original, la habían destrozado y no quedaba rastro de ella. Pero, al mismo tiempo, pudo ir comprobando que esa no era la única estatua que le habían hecho al guardameta del fútbol aficionado en los años 30 y 40.

Para su sorpresa, existen otras dos. Una que estuvo ubicada en lo que hoy en día es la Plaza de Banderas, de menor tamaña sirviendo como réplica y otra que un escultor guarda en su casa, en el barrio Carora.

Abandonada y maltrecha

Aquella que también estuvo en los alrededores del estadio y fue inaugurada a principios de los 60, fue encontrada por Ramírez en el barrio San Rafael. Rafael Cañas, un habitante del sector, la tenía recostada sobre una columna en la esquina de su casa.

“Don Rafael me cuenta que la encontró sobre la avenida tercera botada, en la basura. Él la recogió en su bicicleta y la llevó hasta su casa en la que estuvo por más de 25 años”, recuerda Ramírez.

Maltrecha y herida, a la estatua la pintaron de diferentes colores en el trascurrir de los años buscando que luciera con una mejor imagen y sin intención fueron destruyendo la originalidad del monumento.

Pintada de rosado y con una camisa rojinegra la encontró el coleccionista por medio de un vecino de la zona quien lo contactó por redes sociales.

Ramírez, al saber la ubicación, llegó a la casa de Cañas para contarle su proyecto y el deseo de restaurarla a mediados de 2020. Ambos llegaron a un acuerdo y por un intercambio de 200.000 pesos hicieron negocio.

La obra estuvo por más de 25 años en una casa del barrio San Rafael.

La obra estuvo por más de 25 años en una casa del barrio San Rafael. 

 

Misión de restauración

Con la obra en su casa, el propietario de la marca Superdeportes Andrés -quien vistió al Cúcuta Deportivo en siete oportunidades- empezó la tarea de recolectar un millón de pesos para entregársela al maestro en artes plásticas y licenciado en educación artística, Jairo Contreras.

Un total de 27 amigos juntaron el dinero para hacer la restauración.

Durante tres semanas, Contreras asumió el reto de darle vida nuevamente a una obra de concreto.

“La primera dificultad y la más grande fue que la obra no tenía un esqueleto completo en metal, una estructura. Tocó iniciar con una base donde se pudiera anclar toda la estructura y sostuviera todo el peso. Era difícil porque si quería ajustar una parte, podría desprenderse toda”, confeisa Contreras quien tuvo que reconstruir todas las piernas. 

Entre químicos adherentes, metal y concreto, la misión de restaurarla fue dando sus frutos, tratando de que quedara idéntica a la original.

“Por el estado en el que se encontraba, tocó cambiar un poco los dedos de las manos pero pudimos sacarla adelante”, expresó el artista que también reconstruyó los brazos.

Entre los detalles más difíciles, según cuenta Contreras, estuvo la restauración de la cara, puesto que tenía medio pedazo del lado derecho incompleto.

Cordones en los guayos, rodilleras, balón,  gorro y diferentes texturas, se pueden apreciar ahora con el renacer de Antolinez, un mito de la primera mitad del siglo XX en la ciudad.

Por estética y originalidad, Contreras y Ramírez decidieron pintarla en un color bronce. “La elección del color, entre otras cosas, también se da para que la gente pueda apreciar todos sus detalles”, dijo el artista.

El museo la espera

Mientras su colección de piezas deportivas sigue creciendo, el trabajo por crear la Fundación Cultural y Deportiva Casa Museo del Deportista Nortesantandereano continúa luchando por convertirse en una realidad.

De momento, el papeleo para su creación avanza pero ahora Ramírez ha planteado la idea de buscar a 20 empresas o personas (quienes tendrían una serie de beneficios) que aporten $5 millones  para consolidar de una vez por todas,  la creación física del museo.

El artista Jairo Contreras en compañía de Andrés Ramírez, líder del proyecto.  /Pablo Castillo/La Opinión

El artista Jairo Contreras en compañía de Andrés Ramírez, líder del proyecto. 

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Gustavo Contreras
Gustavo Contreras Sabogal
Lunes, 22 de Marzo de 2021
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