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25 años y todavía lo lloro: hermano de Andrés Escobar
El 2 de julio de 1994 asesinaron a ‘El Caballero de la Cancha’, por un autogol que significó la eliminación de Colombia del Mundial.  
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Colprensa
Colprensa
Martes, 2 de Julio de 2019

El 2 de julio de 1994 fue asesinado Andrés Escobar, el legado del mejor defensor central de su generación sigue vigente y vive en el corazón de los colombianos. Una semblanza en su honor.

Andrés Escobar era un ídolo del Atlético Nacional y la Selección Colombia. Fue conocido como ‘El Caballero de la Cancha’ por su temperamento jovial y pacífico. A la menor falta sobre un rival no dudaba en disculparse Era gran amigo y excelente compañero, simpático con las personas y, sobre todo, con los niños.

El defensa hizo parte de la Selección Colombia que asistió a los mundiales de Italia 1990 y Estados Unidos 1994, con el técnico Francisco ‘Pacho’ Maturana. En esa última Copa del Mundo, la selección era una de las favoritas. Se le exigía ganar el título. 

Sin embargo, el debut presagiaba un final oscuro: fue derrota 3-1 con Rumania. Se esperaba la reacción del combinado nacional para el segundo encuentro el 22 de junio de 1994, pero fue el comienzo de la desgracia. Colombia volvió a perder, esta vez 2-1 ante los anfitriones con un autogol de Escobar, lo que significó la eliminación de ‘La Tricolor’.

El seleccionado cafetero cerró su participación con un triunfo 2-0 sobre Suiza, aunque el marcador simplemente fue anecdótico. A su regreso al país el 28 de junio, Andrés dijo: “la vida no termina aquí, es solo un partido de fútbol”, cuando fue indagado sobre el autogol.

El 2 de julio de 1994, pese a la advertencia de amigos y familiares para que no saliera de su hogar, porque había un ambiente tenso por la eliminación del Mundial, Andrés se dirigió al restaurante El Indio, en la Vía Las Palmas. 

Allí departió con unos allegados y fue víctima de insultos de otros comensales por el autogol. En el parqueadero, Escobar seguía esquivando los insultos hasta que se molestó y les dijo que lo dejaran tranquilo. El ambiente se puso tenso y fue cuando el chofer de David y Santiago Gallón Henao, Humberto Muñoz Castro, sin mediar palabra, se acercó a él y le descargó seis tiros.

Las autoridades no demoraron en dar con el asesino. Para encubrir el crimen, el mismo Muñoz Castro denunció el robo de una camioneta en un asalto en el que unos delincuentes supuestamente lo habían atado, y mostró marcas en sus muñecas. La Policía rápidamente se dio cuenta de la mentira y lo detuvo.

Muñoz finalmente confesó el crimen, pero dijo no saber a quién le disparó. Fue condenado a 43 años de prisión, aunque pagó 12 y quedó en libertad en 2005. Los hermanos Gallón Henao fueron acusados por encubrimiento y dejados en libertad meses después del asesinato. 

El fiscal que llevó el caso, Jesús Albeiro Yepes, confesó en una entrevista, años después que los Gallón debieron ser acusados como cómplices e investigados como autores intelectuales del crimen, esto finalmente no sucedió.

El asesinato de Andrés, que apenas tenía 27 años, estremeció a Colombia. La partida de uno de los deportistas más queridos, sinónimo de rectitud y honestidad, generalizó un ambiente de desesperanza y tribulación. Al menos 30.000 personas acompañaron el funeral en Campos de Paz, donde también quedó enterrado parte del corazón del país.

“Aún me pregunto por qué le quitaron la vida de esa manera”

El hermano mayor de Andrés, Santiago Escobar, tenía 30 años cuando recibió la noticia del asesinato de Andrés. Hoy vuelve a recordar ese despertar hace 25 años.

“Nos encontrábamos en Las Vegas (Estados Unidos). Después de la eliminación de la Selección seguimos en un viaje de turismo, en el que la idea era reencontrarnos con Andrés en Miami. Él iba a estar unos días en Colombia y, junto con su novia, viajaría para estar con toda la familia. El día del autogol nos despedimos de él en el hotel, y le insistimos que se quedara, pero él estaba empeñado en regresar a Colombia a dar la cara. El día de su asesinato, lo único que quería era compartir con sus amigos y nadie entendió cómo fueron capaces de asesinar a una persona de su calidad humana”.

Hoy dice que ha aprendido a vivir con esa pérdida y que, a raíz de su muerte, la familia se unió más, eso les ayudó a seguir adelante, al igual que su creencia en Dios. 

“Nos hemos respaldado en la solidaridad del pueblo colombiano para vivir todos estos años con la ausencia de Andrés, pero para mí sigue siendo muy difícil, ya son 25 años y todavía lo lloro. Tuve una relación de amistad muy estrecha con él, hermano, cómplice, compañero, y todos los adjetivos que puedan definir una gran relación. Vivimos nuestra infancia juntos, nuestras carreras de futbolistas fueron muy parecidas, lo amé y lo sigo haciendo, no lo he podido olvidar, y lo más difícil ha sido perdonar a las personas que cometieron el crimen, al autor material y a los autores intelectuales. He hecho un ejercicio de sanación y me ha tocado pasar momentos de dolor y tristeza, sobre todo cuando estoy solo para que sea yo el que cargue ese sentimiento y no mi familia. Aún me pregunto por qué le quitaron la vida de esa manera, no lo entiendo. Al final, en lo único que creo es en la justicia divina, soy una persona de bien y no tengo resentimientos. Le pido a Dios que me ayude a continuar. Espero algún día volver a abrazarlo”.

El Colombiano

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