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El devastador terremoto de hace 146 años dejó mucho dolor a Cúcuta, pero la modernizó

Ese martes 18 de mayo de 1875 se inmortalizó en los libros de historia. La hora del fuerte sismo, que acabó con más de la mitad de los habitantes, quedó en el reloj de la iglesia.

Las 11:15, esta es la hora que quedó marcada en el reloj de la iglesia de Cúcuta la mañana de aquel martes, 18 de mayo de 1875, momento en el que se registró el devastador terremoto, que no solo destruyó la ciudad, sino que acabó con Villa del Rosario, Los Patios, San Cayetano, El Zulia y las vecinas ciudades venezolanas San Antonio y Capacho, en el Táchira.

Este martes se cumplieron 146 años de aquel día oscuro que vivió la frontera, cuando las placas tectónicas se movieron fuertemente durante entre 40 y 50 segundo, según lo escrito en los libros de historia. 

Diferentes investigaciones sugieren que el terremoto, que tuvo una magnitud de 7.5-8.5,  fue probablemente causado por un deslizamiento sobre el ramal norte de la Falla de Boconó, el cual se extiende en Colombia en dirección suroeste y pasa justo por Ureña, en Venezuela, y al sur de Cúcuta. 

El historiador Gustavo Gómez Ardila, escritor e integrante de la Academia de Historia de Norte de Santander, dijo a La Opinión que ese 18 de mayo de 1875 fue un día muy fatídico para los residentes de la ciudad, pues el terremoto mató a más del 50% de la población metropolitana, pues se dice que hubo más de 3.000 fallecidos, cuando la cantidad de habitantes en ese tiempo era de 5.000. 

Añadió que los pocos edificios que había se derrumbaron. La catástrofe dejó mucho dolor y una crisis económica, social y familiar muy grave. El historiador, además, contó la siguiente anécdota.

“Cuentan que un loquito iba por las calles el día anterior gritando: ‘¡Huele a Lobatera. Tengan cuidado que huela a Lobatera!’. Lobatera es una población del estado Táchiradonde años atrás había habido un terremoto y el hombre fue de los pocos que quedaron para contar el cuento. Quedó tan mal, que se le corrió la teja y a Cúcuta vino a dar. Pero, como si fuera profeta, sentía que algo grave iba a ocurrir en esta ciudad”. 

Gómez indicó que el hombre se retiró ese día a las afueras de Cúcuta y desde allí presenció la destrucción de la ciudad.  “Y llorando dizque decía: ‘Yo se los dije, yo les dije que olía a Lobatera. Es el mismo olor que se regó allá”.

¿Qué significó este hecho para Cúcuta?

 

Terremoto del 18 de mayo de 1875 en Cúcuta. / Foto: Archivo

 

El historiador expresó que los cucuteños que sobrevivieron se llenaron de mucha fe y berraquera, enterraron a sus muertos y se levantaron para reconstruir la ciudad. Ellos dejaron las diferencias políticas, sociales y de clase, que ya las había, y se pusieron de acuerdo para sacar adelante el nuevo poblado.

Gustavo Gómez recalcó que se modernizó la ciudad, situación muy parecida a ‘El Bogotazo’, cuando se dieron los disturbios en Bogotá tras el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, pues la capital de Colombia mejoró tras esos hechos.

“La modernidad se empezó a ver en Cúcuta, las casas ya no eran fabricadas en bareque y tapia pisada, sino en ladrillo, la calles fueron más anchas y se comenzó a trabajar en el ferrocarril, el cual dinamizó la economía de la ciudad. En poco tiempo comenzó a ser reconocida a nivel nacional e internacional, porque con este medio nos conectamos con el ferrocarril de Venezuela”.

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Todo esto se tradujo en bonanza económica y un intercambio comercial con los países de Europa, principalmente con Alemania, Italia y Francia. El café y el cacao producidos en Cúcuta, de mucha calidad, empezaron a venderse afuera.

“Si no hubiera habido terremoto, hubiéramos seguido siendo una aldea pobre y atrasada, quien sabe hasta cuándo”, expresó Gómez.

Nuevo estilo arquitectónico

En una entrevista con La Opinión, Bierman Suárez Martínez, arquitecto y docente de la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS), señaló que a pesar de la tragedia, la ciudad resurgió con un nuevo estilo arquitectónico que le permite tener muchos beneficios.

Según Suárez, antes del terremoto, las calles de la capital de Norte de Santander eran muy angostas y no respondían a una ortogonalidad. Tras el hecho adoptó una estructura amplia que le permitiera estar a la par con el desarrollo económico, época en la estaba en auge la Revolución Industrial.

“De hecho, si se mira la historia, se da cuenta que muchas personas murieron bajo los muros de sus casas que en ese tiempo eran de tapia pisada, a causa de que las calles eran muy angostas, por lo mismo, aunque corrieran, las estructuras derribadas iban a ser inconvenientes. Entonces al hacer las calles amplias, además de permitir un mejor flujo peatonal y vial para el comercio, se buscaba salvar la vida de las personas”.

Por otra parte, el arquitecto Ronald Sánchez explicó a este medio que el crecimiento exponencial de Cúcuta respecto a sus habitantes y la falta de control que hubo frente a las nuevas construcciones que se iniciaban en sectores como San Rafael, La Cabrera, Santo Domingo, entre otros, no cumplieron con las mismas normas de trazado por lo que es común ver calles angostas en estas zonas. 

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Leonardo Favio Oliveros Medina
Leonardo Favio Oliveros
Martes, 18 de Mayo de 2021
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