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Sabatinas: Una frustrada gobernación
Vamos a analizar las circunstancias que rodearon la tan drástica medida
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Sábado, 15 de Enero de 2022


Redacción
Gerardo Raynaud D.
gerard.raynaud@gmail.com

En 1965 se había dado el caso de la efímera alcaldía del doctor Pedro Tarazona Arocha, narrada en una crónica anterior escrita en el 2015. Doce años más tarde, un caso similar vino a presentarse, en esta ocasión con un candidato a la gobernación del departamento, el ingeniero y matemático Gonzalo Orbegozo Carvajalino. A diferencia de la fugaz alcaldía del doctor Tarazona, el ingeniero Orbegozo vio frustrada su posesión, razón por la cual, no alcanzó a quedar con el honor, en el registro de los gobernantes del Norte de Santander.

No conocía este caso a pesar de la cercanía que en el pasado tuve con él, pues era pariente político de mi esposa y tuve el honor de gozar de su amistad y la de su familia, por ello me causó sorpresa conocer esta situación coincidencialmente, en medio de las búsquedas de temas para la elaboración de estas crónicas.

Todo comenzó con la renuncia del ingeniero Alfredo Yáñez Carvajal en diciembre de 1977, quien alegó motivos personales ante el presidente López Michelsen, la que le fue aceptada sin dilación y 24 horas después, nombrando a Gonzalo Orbegozo, oriundo de Ocaña, de cincuenta y tres años de edad. Se había licenciado inicialmente en la rama de matemáticas puras y luego obtuvo su título de ingeniero civil en la universidad La Gran Colombia. Con especial dedicación orientó su vida profesional a la academia, razón por la cual, escribió varios textos de matemáticas para estudiantes de bachillerato, así como ejerció la rectoría de varios colegios en la ciudad de Bogotá y en el momento de su designación ejercía como catedrático en la Universidad del Rosario y profesionalmente estaba colaborando en la construcción de una urbanización en la población de Acacías en el departamento del Meta. Aunque el nombramiento le tomó por sorpresa, toda vez que llevaba mucho tiempo desvinculado de la región, aseguró que no se había marginado de ella, pues continuamente se mantenía conocedor de la situación que atravesaba  y que su deseo era trabajar arduamente en su beneficio, contando de antemano con el apoyo de todos los nortesantandereanos. El nombramiento fue oficializado por el ministro de Gobierno Alfredo Araujo Grau, el 17 de diciembre y se programó la posesión para el miércoles 21. El programa estaba previsto iniciar a las once de la mañana en los salones de la Asamblea Departamental, ante dos testigos dado que el Tribunal Superior había entrado en vacancia judicial y la Asamblea no se hallaba reunida. Se les había pedido a los obispos de Cúcuta y Ocaña que sirvieran de testigos para mayor trasparencia y se había establecido que, una vez prestara el juramento de rigor, expondría las bases de su administración y daría a conocer la composición de su gabinete, lo cual se había mantenido dentro de la más absoluta reserva pero que había dejado entrever que sería un gabinete de amplia y equitativa participación con todos los grupos partidistas que aspiraban a tener representación en su gobierno.

Pero todo se malogró con la sorpresiva determinación presidencial y la declinación del funcionario designado, el mismo día 21, sólo unas horas antes de montarse en el avión que lo traería a Cúcuta y con las maletas hechas, cuando el Gobierno Nacional lo declaró impedido para ejercer sus funciones como gobernador del Norte de Santander.

Pero ¿qué había sucedido para que el Gobierno diera reversa a su decisión?

Vamos a analizar las circunstancias que rodearon la tan drástica medida. La versión oficial está sustentada en el hecho de que el propuesto funcionario había servido de perito evaluador en el caso de la recordada hacienda La Libertad, asunto en el que se vieron envueltos los hijos presidente López y que después de las investigaciones de rigor, los fallos que se dieron resultaron a su favor. La inhabilidad planteada era de orden estrictamente moral y como esa situación no había sido considerada anteriormente, se le hizo caer en cuenta al futuro funcionario que esa omisión sería usada en su contra lo que afectaría su gobernabilidad  y que para el Gobierno representaría una realidad política difícil de manejar.

En alguna entrevista que le hicieron al malogrado gobernador, éste argumentó que efectivamente se había olvidado el caso de la hacienda ‘La Libertad’, ese tema “los había tomado desprevenidos, el señor ministro no sabía ni el presidente se acordaba de esa situación”.

Como sucede en los asuntos de la política, en los corrillos de los edificios públicos, se mencionaban las presiones que involucran los nombramientos y en este caso particular se indagó sobre las posibles influencias que pudieron haber incurrido algunos parlamentarios de la región, como los senadores Pabón Núñez y Enrique Vargas, a lo cual el doctor Orbegozo lo descartó de plano pues dijo que había dialogado con ambos hasta última hora, llegando incluso a sugerir que no enviara al ministro Araujo su dimisión. También se llegó a especular sobre su amistad con el senador liberal Justo Pastor Castellanos y las versiones de que le daría una participación mayor que la de los otros grupos políticos, lo que también desmintió, aclarando que había decidido dar representación equitativa a todos los grupos políticos.

Se declaró partidario del sector que políticamente lideraba el doctor Gómez Hurtado y se consideraba amigo de los dos ‘capitanes’ conservadores de Norte de Santander, los doctores Sánchez Chacón y Pabón Núñez.

De su estado anímico después de la dura determinación que tuvo que asumir expresó que “…soy una persona muy equilibrada emocionalmente, no hay en mí situaciones de rebeldía ni de resentimientos, no tengo problemas en ese sentido”. Para finalizar la entrevista hizo un breve recuento sobre su intervención como perito evaluador en el caso de la hacienda ‘La Libertad’, explicó que había sido nombrado como técnico por la Comisión de Acusaciones de la Cámara en compañía de otro ingeniero, Gonzalo Cáceres. Respondieron todas las preguntas formuladas por la oposición y se hicieron las mediciones necesarias para estimar la influencia que podrían tener los proyectos que estaba impulsando gobierno, como la vía alterna al Llano, y cómo beneficiaría a los propietarios de esa hacienda y remata diciendo que el informe ni siquiera les fue muy favorable.

De regreso a la capital del país, donde residía, continuó con sus actividades académicas, tal cual venía ejerciendo.

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