Dos meses y 23 días después del crimen de un hombre en el barrio Divino Niño, un hijo y un hermano lo reconocieron y reclamaron ayer en la morgue del Instituto de Medicina Legal.

Se trata del cucuteño Jaime Jaimes Fuentes, de 57 años, radicado desde hace varios años en la ciudad de La Fría en el estado Táchira (Venezuela).

El 20 de agosto, se encontraron por última vez con su hijo en La Fría, frente al terminal de transportes, donde compartieron algunas cervezas y después se despidieron.

“Mi papá compraba las tripas de los cochinos en Venezuela y las revendía en Cenabastos a los morcilleros. No sabemos de problemas, ni por qué estaba en el sitio donde lo mataron”, señaló.

Cuando pasaba a Cúcuta, Jaimes Fuentes acostumbraba a quedarse en casa de un hermano en el barrio Palmeras, pero pasados los días regresaba nuevamente a La Fría.

“Nosotros pensamos que estaba trabajando, pero en vista de que no regresó instauramos la denuncia por su desaparición. El 12 de noviembre nos pusimos a revisar los periódicos cuando de repente lo encontramos”, recordó el hijo.

La víctima tenía dos hijos  y estaba separado de su compañera.  

La muerte

El pistolero que asesinó a Jaime Jaimes en la mañana del sábado 25 de agosto, esperó a que comprara pan y cigarrillos en una panadería para después atacarlo de manera indiscriminada al salir del establecimiento en la calle 11N con avenida 18, sobre la avenida Las Américas.

“Yo estaba acá sentada cuando empecé a escuchar los disparos, lo único que hice fue pararme y meterme al baño”, contó una mujer que atiende un local comercial a pocos metros de la escena del crimen.

Según se conoció, la víctima llegó a bordo de una camioneta a la panadería, se bajó y entró en busca del pan, mientras el conductor del vehículo abandonó la escena. Minutos después, el hombre salió y caminó de un lado a otro, al parecer, esperando a que lo recogieran.

Mientras tanto, un sujeto que vestía franelilla negra, bluyín y zapatos deportivos y con un casco de protección de motocicleta puesto se le acercó. Acto seguido,  y sin mediar palabra alguna, le disparó impactándolo en seis oportunidades. 

La víctima recibió dos balazos en la cabeza y cuatro en el cuerpo, que le costaron la vida de manera inmediata.

El homicida se subió en una motocicleta marca Suzuki Vivax y huyó del lugar. Tras una persecución policial, los uniformados le perdieron el rastro en el sector del Cerro de la Cruz. Al parecer, el pistolero se refugió en una casa.

Un transeúnte resultó herido en un pie al ser alcanzado por un balazo que rebotó y cayó al otro extremo de la vía.