La tristeza y las ganas de llorar que sintió Noraima Arévalo, hermana de Celiar Antonio Arévalo Villamizar, cuatro días antes de enterarse de la muerte de él, marcaron el presagio de la trágica noticia que se dio en el corregimiento La Gabarra, de Tibú.

Si quieres tener acceso ilimitado a toda la información de La Opinión, apóyanos haciendo clic aquí: http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion

El cadáver del hombre, de 50 años, fue hallado por un grupo de pescadores en el río Catatumbo, el martes, por lo que de inmediato lo rescataron del agua y una funeraria se encargó de trasladarlo al Instituto de Medicina Legal en Cúcuta.

Celiar Antonio trabajaba en una finca, sembrando y manteniendo los cultivos, ahí mismo en La Gabarra, a donde llegó a trabajar hacía cinco meses.

Se presume que él cayó al agua el sábado de la semana pasada, pero solo hasta el martes fue que lo encontraron.

Lea aquí: 'Magangué' murió en el escondite que tenía en La Tomatera de Cúcuta

“No sabemos si a él lo mataron y lo tiraron al río, o de pronto se cayó al agua en un ataque de epilepsia”, dijo la hermana de Arévalo.

El cadáver de Celiar Antonio estaba en avanzado estado de descomposición, al punto de no poder ser reconocido en su rostro.

Los familiares aseguraron que hace dos semanas fue la última vez que uno de sus hermanos vio con vida a Arévalo. En dicho encuentro todo transcurrió con normalidad, sin ningún presentimiento de algo extraño.

Ese día, Celiar Antonio le aseguró a su ser querido que entre sus planes estaba cobrar un dinero para llevarle a una de sus hermanas en el estado Zulia, en Venezuela.

Apoya a La Opinión haciendo clic aquí: http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion

“Él iba y se estaba dos meses en Venezuela, en la casa materna, y luego se devolvía a trabajar, pero esta vez no lo pudimos volver a ver”, explicó la doliente.

Piden que lo entreguen

La familiar de Arévalo aseguró que, a pesar de haber identificado el cuerpo de su ser querido y de relacionar la ropa, un cepillo y hasta los documentos que tenía el cadáver, que pertenecían a su hermano, hasta el cierre de esta edición el Instituto de Medicina Legal no había entregado el cadáver.

“Es una situación muy difícil, porque el corazón de familia no miente, él es mi hermano, a pesar de que el cuerpo está descompuesto, yo lo identifiqué. Lo único que queremos es que nos entreguen el cadáver para poder darle el último adiós y saber dónde va a quedar”, insistió Noraima Arévalo.

Por ahora se espera que el instituto forense avance en el proceso de identificación para que la familia de Arévalo pueda darle el último adiós.

Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en: http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion