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Disidencias controlan el 20% del narcotráfico en el Catatumbo
Este grupo armado ilegal se ha expandido por varios municipios de Norte de Santander.
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Sábado, 20 de Junio de 2020

El pasado 28 de mayo circuló por redes sociales un video en el que aparecen dos hombres, uno de contextura media con barba semipoblada, y otro delgado con bigote. Los dos visten uniformes camuflados, cada uno porta un arnés tipo militar y en sus cabezas llevan puestas unas boinas de color verde oliva. En el brazo izquierdo tienen un brazalete con los colores de la bandera de Colombia. En el color azul está estampado un escudo y en el rojo se alcanza a leer Farc-Ep. Detrás de ellos aparecen otras personas armadas con fusiles. Pero, ¿quiénes son?

Según se pudo establecer, son el primer y segundo cabecilla de las disidencias del 33 frente de las Farc, grupo armado ilegal que surgió en el Catatumbo luego de la firma del acuerdo de paz con esa guerrilla.

El hombre que tiene la barba semipoblada es Javier Alonso Veloza García, más conocido como Jhon Mechas, Jhon Milicias o Jhon Barbas, máximo comandante de esta organización en esa región de Norte de Santander. La otra persona es alias Arley, segundo al mando.

En el video, los dos hombres enviaron un mensaje muy claro: las disidencias del frente 33 de las Farc hacen parte de la organización de Gentil Duarte, Iván Mordisco y Leonardo Posada, “a quienes valoramos la intrepidez y la lealtad a la causa de los humildes”.

Y añaden en su mensaje: “Iván Márquez y Jesús Santrich, entre otros, se hacen llamar la Segunda Marquetalia, proyecto que hasta el día de hoy no ha sido consultado con todas las unidades guerrilleras desplegadas a lo largo y ancho del territorio nacional; por tal razón, no nos identificamos con esta propuesta. Les respetamos su forma de pensar y les valoramos la idea de volver a las armas, pero eso no quiere decir que tengamos que cambiar nuestra forma de pensar hasta tanto no haya un espacio democrático donde sean debatidas todas las propuestas que vayan encaminadas a fortalecer la unidad y jamás andaremos por los caminos de la imposición”.

Para el analista Daniel Rico esta afirmación que hace la disidencia del frente 33 de las Farc no es rara, pues entre Gentil Duarte, Iván Márquez y Jesús Santrich hay una fricción que no permitió que estos excomandantes guerrilleros se unieran para luchar en una sola estructura.

“Márquez y Santrich esperaban que como Gentil Duarte fue su subalterno, llegara y se pusiera a su disposición, pero eso no pasó”, sostuvo el experto.

Rico también explicó que Santrich y Márquez no son fuertes en las redes del narcotráfico, “mientras que Gentil Duarte sí, porque tiene estructuras propias de cultivos y producción de coca, llegado a tener la fábrica más grande de cocaína en Colombia, con un gran poder económico y armado”.

Una fuente militar también dejó en claro que en Norte de Santander solo está el grupo de disidentes del frente 33 de las Farc al mando de Jhon Mechas. “Acá no ha podido surgir ningún otro grupo; aunque Márquez y Santrich lo intentaron con alias Villa, quien fue comandante de la columna móvil Antonia Santos y renunció al proceso de paz, no lo pudieron hacer porque los hombres que tenía no quisieron entrar en guerra con Javier Veloza García. Villa terminó huyendo hacia Venezuela”.

Agregó: “en junio del año pasado también tuvimos conocimiento de un pequeño grupo de siete hombres que aseguraban ser del frente 45 de las Farc y quisieron tomarse el sur de Toledo y Chitagá, pero el Ejército actuó rápido y capturó a seis de ellos. Alias Willy el Costeño, que dirigía esa comisión, salió huyendo hacia Venezuela”.

El resurgir del grupo armado

Al indagar más sobre el video se pudo confirmar que efectivamente en Norte de Santander las disidencias hacen parte de la estructura de Gentil Duarte y estarían dedicadas al narcotráfico para poder obtener dinero y volver a ser una organización fuerte, como lo eran antes de la firma del proceso de paz.

Una fuente de inteligencia, que pidió la reserva de su identidad, aseguró que las disidencias tienen el control del 20% de los cultivos ilícitos y la producción de cocaína en el Catatumbo, manejando las siembras de coca, los laboratorios y algunas rutas hacia Venezuela.

Según los cálculos de las autoridades, esta estructura armada estaría recibiendo alrededor de 19 mil millones de pesos cada dos o tres meses, que es el tiempo que da cada cosecha de hoja de coca. Lo más sorprendente de estas cifras es que en ese mimos periodo, el Eln también gana 58 mil millones, mientras que el Epl 14 mil millones; los Rastrojos se quedarían con 4.000 millones, todo, por cuenta del narcotráfico.

“Con todo ese dinero es que se han comenzado a mover esos bandidos y así se sostienen, mientras que buscan crecer como organización criminal para comenzar a hacer de las suyas”, señaló la fuente.

Las autoridades tienen establecido que bajo el mando de Jhon Mechas estarían 160 hombres en armas, 70 se mueven por el Catatumbo y los otros 90 estarían acantonados en Venezuela, muy cerca de la frontera con Tibú. Además, contarían con 49 integrantes de las Redes de Apoyo al Terrorismo (RAT).

Fuentes de inteligencia militar sostuvieron que entre estos presuntos miembros de las milicias hay milicianos de las Farc que no quisieron hacer parte del proceso de paz y “otros sí estuvieron, pero al ver que el dinero estaba era en el narcotráfico, decidieron salirse y rearmarse para seguir delinquiendo; otros hombres han sido reclutados y entre estos hay varios venezolanos y menores de edad”.

“Lo que sabemos es que cuando tienen algún movimiento de  drogas o van a cometer alguna acción armada, los que están al otro lado de la frontera vienen a Norte de Santander y al terminar su ‘trabajo’, se van a esconder a Venezuela otra vez”, indicó otra fuente judicial.

Las autoridades tienen claro que los 160 integrantes de la disidencia, que están en armas, fueron distribuidos en nueve comisiones, cada una de ellas integrada por entre 8 y 13 personas; además del fuerte componente que está alrededor de Jhon Mechas.

Los grupos que permanecen en el lado colombiano estarían distribuidos en Ocaña, Convención, San Calixto, Teorama, El Tarra, Tibú y Sardinata.

Sin embargo, el municipio donde hacen mayor presencia es Tibú, “porque la disidencia tiene el manejo de muchos cultivos, así como de laboratorios; además, tienen cerca la frontera para sacar toda la producción de base de coca y cocaína que logran”, señaló la fuente de inteligencia.

Dentro de los análisis que han hecho tanto la Policía como el Ejército, la disidencia del frente 33 de las Farc decidió no enfrentarse ni con el Eln ni con el Epl, “ellos decidieron hacer un pacto de no agresión con los otros dos grupos armados ilegales porque no les interesa, solo quieren manejar el narcotráfico para fortalecerse”, manifestó una fuente militar.

El Instituto de Estudios para el Desarrollo de la Paz (Indepaz), en un análisis que publicó en abril pasado, aseguró que el frente 33 también tendría alianzas con carteles mexicanos, que estarían financiando laboratorios para procesar droga.

Fuentes de inteligencia militar afirmaron que tal es la concentración que la disidencia tiene en el narcotráfico, que el pasado 27 de mayo cuando las Farc cumplieron 56 años de su creación, no hubo actos terroristas como los registrados en años anteriores.

Ahora solo resta esperar que con la llegada a Norte de Santander del grupo de asesores militares de Estados Unidos, las autoridades colombianas logren golpear fuertemente las finanzas de este grupo armado ilegal que surgió luego de la firma del proceso de paz con las Farc, para evitar que se fortalezca y siga ganando terreno en la región del Catatumbo.

Quién es Jhon Mechas

Javier Alonso Veloza García, de 45 años, alias Jhon Mechas, Jhon Barbas o Jhon Milicias, es oriundo de Tibú; nació cerca de Caño Indio, donde casi 400 miembros de las Farc se asentaron para firmar el proceso de paz.

Él, según informes de inteligencia, se conoce palmo a palmo Tibú, pues es de la zona y goza de la simpatía de mucha gente a la que ha ayudado, aunque también es odiado por otra parte de la población por lo sanguinario que es.

Entre lo poco que han logrado recopilar las autoridades sobre este hombre, está que ingresó a las Farc siendo muy joven, pasando de ser informante a convertirse en el comandante de las milicias Resistencia Catatumbo, grupo que no entró en el proceso de paz.

“En 2015, cuando comienza a moverse todo lo del proceso de paz, Jhon Mechas decide quedarse quieto y esconderse, pues en las Farc le dijeron que él tenía que esperar a ver qué pasaba y si no salían bien las cosas, sería el encargado de reagrupar a los hombres en armas para seguir adelante”, comentó una fuente judicial.

Añadió: “a finales de 2016, cuando comienzan a agruparse los integrantes de las Farc en el ETCR de Caño Indio para la firma de la paz, él no entró por ser parte de las milicias. Hasta principios de 2018 se desconoce qué hizo porque no le hacían seguimiento”.

A mediados de 2018 se conocieron las primeras informaciones del reagrupamiento de unos integrantes de las Farc que no estuvieron de acuerdo con la paz y es entonces cuando Javier Veloza García vuelve a aparecer, pero ya no como jefe de milicias, sino como comandante de la disidencia del frente 33.

Para Daniel Rico esa llegada a la cabeza de las disidencias de Jhon Mechas no es nada raro, pues muchos mandos bajos de las Farc optaron por no entrar al proceso de paz, esperando a ver si algo salía mal para ellos reorganizar las estructuras y quedar como comandantes.

“Él, al igual que otros como Guacho (q.e.p.d), llevaban muy poco tiempo en las Farc y estuvieron en estructuras de milicianos, no manejaban ningún tipo de política. Esto es como la tercerización de las Farc”, puntualizó el analista.

Al preguntarle al Ejército sobre Javier Alonso se conoció que está siendo buscado porque tiene una orden de captura por varios delitos, entre ellos el asesinato del excandidato a la alcaldía de Tibú, Bernardo Betancur. El Gobierno ofrece una jugosa recompensa para quien entregue información que conduzca a su captura, aunque las autoridades saben que se mueve por Venezuela. Así lo confirma el análisis revelado por Indepaz, que sostiene que Jhon Milicias ejerce su poder desde Venezuela, donde maneja un complejo de entrenamiento.

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