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El drama de las familias de viajeros asesinados

El Instituto de Medicina Legal aseguró que los cuerpos no pertenecen a los primos.

Pareciera que el dolor de la tragedia y el horror de la muerte no se quieren alejar de las familias de los tres primos y su amiga que fueron torturados y asesinados el pasado 5 de julio, al parecer, por miembros de Los Rastrojos en el sector La Invasión de Banco de Arena, zona rural de Cúcuta.

Cuarenta y tres días después del 8 de julio, día en que fueron hallados los cadáveres desmembrados de los primos Joimar David Lindarte Rodríguez y Jorge Sánchez Pacheco, sus familiares no han podido darles cristiana sepultura.

Un pariente de las víctimas definió como un “calvario”, este doloroso obstáculo que han tenido que soportar, desde la tarde del 5 de julio.

Según se conoció, aunque uno de los familiares reconoció los cadáveres en el momento del levantamiento que se produjo en el río, en el sector de Puerto León, mientras los cuerpos descuartizados estaban flotando en costales, ahora el Instituto de Medicina Legal aseguró que no pertenecen a los cuerpos de los primos.

“Yo les vi la cara y también un tatuaje con el apellido Lindarte que tenía Joimar. Ahora, luego de que le envié un derecho de petición a Medicina Legal, me respondieron que esos no eran mis primos”, dijo el doliente.

La Opinión conoció este documento en que se afirma que luego de una búsqueda en el universo de cadáveres identificados se produjo un resultado “negativo” con referencia a los primos Lindarte y Sánchez.

Asimismo, Medicina Legal admitió que el 21 de julio, es decir, trece días después del hallazgo de los dos cuerpos, desde Cúcuta fueron enviados ocho cadáveres a la regional en Bucaramanga, con el fin de adelantar los procesos antropológicos.

“De estos cuerpos, solamente dos venían con nombres, pero ninguno coincidía con los de las personas que usted está  indagando”, se lee en la respuesta al derecho de petición del familiar.

Además, una de las razones que, según Medicina Legal ha retrasado la identificación, es que además del proceso forense que devenga un tiempo prudente, la demanda por la pandemia de la COVID-19 ha dificultado en mayor proporción estas diligencias.

“Es necesario que las familias de estas víctimas se hagan presentes en la oficina de identificación en Cúcuta, para que aporten información y se les tome las muestras necesarias para los estudios genéticos”, finaliza la respuesta.

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Sin embargo, el familiar de los primos aseguró que esto no ha sido posible y que, además, no se ha tenido en cuenta que él mismo los reconoció viéndolos. No obstante, este no es el único inconveniente que han tenido los familiares de estas personas masacradas, pues hasta el cierre de esta edición, no han encontrado los cadáveres de Juan Andrés Sánchez Pacheco y su amiga Yadira Herrera Aguilar.

 Uno de los familiares reconoció los cadáveres en el momento del levantamiento que se produjo en el río, en el sector de Puerto León.

La masacre

La noche del viernes 3 de julio, los hermanos Juan Andrés y Jorge Sánchez Pacheco, viajaron desde Bogotá a Cúcuta en una moto Suzuki DR 200, con el fin de ir a visitar a su papá a zona rural de Tibú, a quien no veían desde hacía tres años.

Para el domingo, se unieron al viaje el primo Joimar David Lindarte Rodríguez, y una amiga, Yadira Herrera Aguilar, quienes decidieron acompañarlos en otra moto Suzuki GN. Pero, tras tomar una ruta diferente a la habitual desaparecieron, cuando fueron interceptados por Los Rastrojos a un kilómetro de Banco de Arena.

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Jueves, 20 de Agosto de 2020
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