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El trasfondo de la guerra por el Catatumbo
En este territorio está la segunda zona de Colombia donde más se cultiva coca.
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Martes, 24 de Abril de 2018

El Catatumbo es ‘la joya preciada de la corona’ que hoy se pelean a sangre y fuego el Eln y el Epl (Los Pelusos). Tener el poder absoluto sobre esta vasta región de Norte de Santander significaría para estos dos grupos armados ilegales un ‘imperio’ con un alcance incalculable e incontrolable para las autoridades.

Y es que en este territorio está la segunda zona de Colombia donde más se cultiva coca y se produce base de coca y cocaína pura, dejando millonarias ganancias. Por eso, la guerra que se declararon hace más de un mes ‘elenos’ y ‘pelusos’ es a muerte, pues uno de ellos quiere ser el amo y señor de ese narconegocio.

Aunque esta situación ya había sido anunciada, nadie le quiso prestar atención. La Defensoría del Pueblo, en varias de sus alertas tempranas, y algunas organizaciones de derechos humanos, vaticinaron lo que iba a suceder en el Catatumbo con la salida de las Farc y la demora en la aplicación de los acuerdos logrados con esa guerrilla.

En febrero de 2017 la Defensoría del Pueblo emitió un informe de riesgo en el que aseguraba que desde el 9 de febrero de 2016 las comunidades venían alertando sobre la presencia de hombres armados en sectores como Las Timbas, de la vereda El Cuarenta, “sobre la vía que conecta la vereda Caño Tomás (Teorama) con el corregimiento La Gabarra (Tibú). La presencia de estos individuos armados se observó precisamente cuando se inició el traslado de los combatientes del Frente 33 de las Farc, desde Caño Tomás hacia la zona veredal transitoria de normalización en Caño Indio”.

Ese hecho de 2016 fue el comienzo de una seguidilla de situaciones de riesgo que provocaron el desplazamiento de muchas familias hacia Venezuela y cascos urbanos de los 11 municipios que conforman esta región, pues la incertidumbre y la zozobra por la llegada de otro grupo armado ilegal o la expansión del Epl y el Eln a esas zonas que dominaron las Farc, asustó a los campesinos, según se puede leer en las alertas.

“Además de la riqueza natural de la región, en el Catatumbo proliferan cultivos de coca que muestran una creciente expansión en el área sembrada. En este sentido, el control sobre la cadena de producción de esta economía ilícita, es determinante para el ejercicio de control social y territorial por parte del actor armado que se imponga, aprovechando las condiciones favorables de aislamiento y débil presencia estatal”, explicó el documento.

No obstante estas alertas, todo parece indicar que esa información no fue importante ni para el Gobierno Nacional ni para el departamental, ni mucho menos para las autoridades policiales y militares, pues las cosas siguieron como si nada. Once meses después, en enero de este año, la Defensoría volvió a emitir otra alerta donde advertía sobre la expansión del Epl en el Catatumbo y la toma del Eln del territorio que dejaron las Farc, así como de los riesgos y problemas que eso estaba trayendo para las comunidades.

“Desde principios de 2016 y de acuerdo con el monitoreo realizado por el Sistema de Alertas Tempranas (SAT), ya se observaban algunos indicios de que el Epl estaría desplegando acciones cerca a su nicho histórico, constituido por el triángulo El Tarra, San Calixto y Hacarí, y materializando esporádicas incursiones en lugares donde no existían reportes acerca de su presencia y accionar”, señaló el informe oficial.

Esa información confirmaba que de 137 miembros que tenía el Epl pasó a más de 500 en menos de seis meses, con presencia activa en los 11 municipios de esta zona de Norte de Santander, donde se estaría presentando, además, reclutamiento de menores de edad, desapariciones, homicidios y desplazamientos.

“Se ha constatado la grave situación de riesgo a la que está expuesta la población civil, así como la profundización de los factores de amenaza de los campesinos y campesinas que habitan en el corregimiento Fronteras (Teorama), y las veredas Caño Azul y La Cooperativa (Convención), así como los indígenas del Pueblo Barí agrupados en las comunidades Brubuncanina, Ocbabuda, Suerera,

Asacbaringcayra, Batroctrora, Caxbaringcayra, Saphadana, Iquiacarora y Ayautina, en Teorama, Convención y El Carmen, zona de frontera con Venezuela”, señaló el documento.

El fin de semana pasado estuvo lleno de marchas, caravanas y concentraciones de campesinos solicitando que los dejen por fuera del conflicto.

Pacto de no agresión 

¿Pero, cómo el Epl logró un despliegue tan rápido? Según la Defensoría del Pueblo y organizaciones defensoras de derechos humanos, los Pelusos hicieron unos acuerdos con los elenos para dividirse el territorio y así los dos grupos armados ilegales podían acceder tranquilamente al narcotráfico, el contrabando y el cobro de extorsiones.

“El Eln y el Epl compartieron zonas sin ningún problema. El pacto era de no agresión y de ‘trabajar’ sin sobrepasar los límites, ninguno se le metía al ‘rancho’ al otro”, contó una persona allegada a una de esas estructuras ilegales. Tales acuerdos ayudaron a que los Pelusos comenzaran a crecer rápidamente en miembros y en finanzas.

“Sin embargo, esa organización creció muy rápido y en desorden. Además, no tiene una estructura militar ni política. Y lo peor de todo es que con la captura de David León las cosas empeoraron y no hay nadie que controle a toda esa gente. Ni alias Pepe, ni ‘Pácora’ han sabido dirigir ese grupo armado”, explicó un defensor de derechos humanos, a quien se le reserva su identidad.

Agregó: “los golpes que la Fuerza Pública le ha dado al Epl han sido tan contundentes, que solo quedaron mandos medios, y estos, en su afán por ascender, hacen lo que sea, matan a cualquier persona o conforman pequeños grupos de ‘gatilleros’ con los que buscan imponer el miedo para manejar todo lo ilícito en esa zona”.

La crisis

Ese accionar, sin un derrotero claro por parte de los Pelusos, llevó a que desde junio del año pasado se comenzara a presentar una fricción entre los dos grupos armados ilegales, que gracias a la intervención de algunas personas no llegó a las armas.

Hay personas que aseguraron que en el último trimestre de 2017 en Filo el Gringo hubo instantes de angustia porque miembros del Eln y el Epl estuvieron a punto de enfrentarse a bala por el control de las ‘vacunas’ de contrabandistas de combustible, pues los dos bandos comenzaron a extorsionar en la zona.

“Los contrabandistas no aguantaron y se les pararon a ‘pelusos’ y ‘elenos’, diciéndoles que ya no aguantaban más el cobro de las extorsiones, pues no les estaba quedando nada de ganancias, entonces debían ponerse de acuerdo a quién le iban a pagar”, señaló un habitante de esa zona.

A partir de ahí -agregó- la comunidad comenzó a ver a los integrantes de esas estructuras armados hasta los dientes y con ganas de pelear, pero después de un par de semanas la tensión bajó y los negocios ilícitos siguieron dándose.

La Defensoría del Pueblo advirtió en el informe del 26 enero de 2018 que, “el Eln y el Epl habrían pactado la división del territorio para su accionar; acuerdo que habría sido incumplido el año anterior por miembros del Epl al realizar acciones armadas en la zona, en jurisdicción de Convención y Teorama. Esta situación ha desatado un escenario de disputa territorial en el que la población civil se encuentra gravemente expuesta”.

Pese a que los ánimos se caldearon por algunos momentos, se volvieron a calmar hasta el sábado 20 de enero de este año, cuando se activó el detonante de esta guerra que hoy deja más de cinco mil personas desplazadas, una veintena de muertos y daños irreparables. 

Ese día, en la noche, integrantes del Epl y algunos barí que viven en la comunidad Bokshi se movilizaban en una canoa por Río de Oro con rumbo hacia Venezuela; pero a la altura de la vereda Caño Azul (Convención) fueron atacados a bala por un grupo de guerrilleros del Eln, resultando heridos dos indígenas, entre ellos un cacique. A partir de ese momento la declaratoria de guerra se dio y ninguno de los dos bandos ha querido ceder.

Uniones y lucha

Esta guerra también puso en evidencia algunas asociaciones entre el Epl y bandas criminales, así como del Eln con una disidencia de las Farc. Un miembro de la Policía contó que aunque los Pelusos lograron desplegarse por todo el Catatumbo, no contaban con muchos hombres para enfrentarse contra el Eln, por eso habrían decidido unirse a bandas criminales con presencia en los territorios; mientras que los ‘elenos’ estarían apoyados por un grupo disidente de las Farc, el cual es conocido como la Compañía Milicias Resistencia del Catatumbo, que tendría unos 400 hombres.

“De esto es muy poco lo que hemos logrado saber. Algunas fuentes e interceptaciones nos dan pistas de esas uniones, que son bien preocupantes, pues el control de las rutas, los cultivos y la producción de cocaína hace que todo empeore”, indicó la fuente policial.

Añadió: “hemos sabido que el Eln pidió que le mandaran hombres desde Arauca, Magdalena Medio y hasta de acá mismo de Norte de Santander, de la estructura conocida como Germán Velazco Villamizar. El Epl tuvo un problema grande porque sacó a muchos de sus miembros hacia otras zonas del país para expandirse, lo que significó que buscara apoyo de otros grupos armados ilegales. Por eso hay habitantes del Catatumbo que aseguran que han visto gente armada que no es de esa zona”.

Un defensor de derechos humanos, de quien por seguridad no se revela su identidad, explicó que la pelea es principalmente por el control del río Catatumbo, que es una de las rutas más grandes para sacar droga hacia Venezuela y traer insumos y armas para Colombia. “Con eso, la situación se puso a otro nivel. Pues en Tibú y sus alrededores no caben dos grupos de tal magnitud;. Sabemos que en la frontera están los mexicanos y pese a que los dos (Eln y Epl) les venden la droga, la frontera tiene un significado más grande, que va más allá de la coca, y por el que se están peleando”, indicó.

Por ahora, solo resta esperar a que los grupos armados ilegales escuchen el clamor de los habitantes del Catatumbo para que finalice esa guerra que los tiene sumergidos en la incertidumbre y la zozobra, dejando más de cinco mil desplazados y una veintena de muertos. O que las autoridades, con más de 10 mil hombres en la zona, logren ponerle orden a una región en la que su presencia solo ha estado mediada por las armas. Algo que, claramente, no les ha funcionado.

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