La casa donde vivía Elicimaco Pérez Salcedo, de 55 años, fue hallada revolcada y su cadáver tendido, boca arriba, en el piso de una habitación.  

La víctima, nacida en Ábrego,  tenía dos tiros en la espalda y otro en el costado derecho del rostro. Desconocidos acabaron con su vida en el corregimiento de Ricaurte, finca Mata de Coco, caserío El Arrayán.

Ayer en la mañana, un hijo de la víctima, llegó afanado a las instalaciones de Medicina Legal a preguntar por su padre, a quien no veía muy seguido, pero la llamada de una tía lo alertó de su muerte.

“Yo vivo en Bucaramanga, pero estaba de casualidad en esta ciudad. Mi padre vivía en Cúcuta, pero compró esa finca y se fue solo para allá (…) Somos varios hijos, pero no sabemos qué ocurrió. Lo llamábamos, pero no contestaba desde el viernes”, señaló.

Hacia las 3:00 de la tarde, el cadáver fue traído por una funeraria local a la morgue, acabando con las pocas esperanzas que tenía el hijo de que se tratara de otra persona. 

El coronel José Luis Palomino López, comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, lamentó lo ocurrido e informó que en la escena de los hechos encontraron vainillas y ojivas de bala, que permanecen bajo custodia.

Por ahora, unidades de la Seccional de Investigación Criminal (Sijín) avanzan en las averiguaciones para esclarecer lo ocurrido en esta olvidada zona por los gobiernos de turno.

De 100 familias que habitaban en Ricaurte unas 30 han abandonado el pueblo debido a que no hay fuentes de empleo. Tampoco cuentan con un puesto de salud ni con médico permanente.