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Era raspachín, hombre desplazado y asesinado

Se espera que avancen las investigaciones para esclarecer los móviles del hecho violento.

El viaje de regreso al albergue donde estaba refugiado Yoni Alexander Ortiz Moncada, desde el 18 de julio, cuando se registró la masacre de seis hombres en la vereda Totumito Carboneras de Tibú, estuvo marcado por una retención que terminó en muerte.

“Él había salido con otro muchacho hacia Petrólea a hacer unas compras”, dijo una familiar de la víctima que adelantaba los trámites para reclamar el cadáver en el Instituto de Medicina Legal.

Según se conoció, Ortiz, de 22 años, se movilizaba en una motocicleta junto a su acompañante, cuando dos hombres que también iban en una moto, los interceptaron y obligaron a que el parrillero se bajara del vehículo para llevarse a la víctima con rumbo desconocido.

Los dos sospechosos estaban vestidos de civil y lo único que le dijeron al amigo de Ortiz es que continuara su camino, porque él debía acompañarlos.

Posteriormente, arrancaron su marcha y Yoni Alexander tomó el mismo rumbo de los dos hombres en su moto.

La retención ocurrió a la 1:00 de la tarde del lunes, aproximadamente a un kilómetro del albergue acondicionado para garantizar la seguridad de al menos 405 personas que salieron desplazadas por la oleada violenta que azota a las zonas rurales de Cúcuta y Tibú.

Promediando las 5:00 de la tarde, los familiares y conocidos de Ortiz fueron alertados del homicidio de su ser querido, que quedó tendido en la carretera polvorienta de esta zona alterada por el conflicto armado.

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Allí, la banda criminal Los Rastrojos y el Ejército de Liberación Nacional (Eln), mantienen una disputa a sangre y fuego por el control del territorio, por lo que ha convertido a este lugar, que colinda con la zona de frontera, en un escenario de guerra, donde los habitantes siempre quedan en medio del fuego cruzado.

¿Quién era?

Una familiar de Ortiz reconoció que su ser querido trabajaba como raspachín y a veces cumplía labores del campo guadañando.

Aseguró que desconocían problemas o amenazas en su contra y no comprenden qué pudo desencadenar el crimen.

Entre tanto, el coronel Jhon Alzate, comandante de la Policía de Norte de Santander, dijo, en el momento del homicidio, que una comisión judicial inició las pesquisas para esclarecer los móviles del hecho violento e identificar a los autores.

Por ahora, se espera que avancen las investigaciones mientras las autoridades crean estrategias de seguridad que permitan restablecer la tranquilidad en esta zona de la región.

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Viernes, 31 de Julio de 2020
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