Cuando le echaba agua a una camioneta, Rubinel Chuscano Manrique fue atacado a bala por un menor de edad, quedando agonizante.
El hecho de sangre ocurrió ayer, hacia las 6:20 de la mañana, en la avenida 6 con calle 0E, del barrio San Martín, de la ciudadela La Libertad.
Luego de las disparos, los habitantes de ese sector salieron y vieron como un hijo de ‘Rubi’, como le decían de cariño, lo auxiliaba al ver que aún presentar signos de vida.
“Lo montaron a la camioneta y salieron desesperados para la Medical Duarte. Fueron momentos desesperantes y de muchos nervios”, contó una testigo.
Los vecinos alertaron a la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) y el cuadrante de esa zona llegó y una vez conoció las características físicas y vestimenta del pistolero, reportó por el radio de comunicaciones para que los compañeros apoyaran en la búsqueda y así lograr ubicarlo.
La persecución
“Los testigos manifestaron cómo estaba vestido quien disparó e informaron la ruta de escape. Los policías iniciaron la persecución y se supo que huyó a pie”, dijo una fuente judicial.
Según se conoció, el pistolero corrió hacia unas escaleras que conducen al sector La Chivera, de ese mismo barrio, y tras el seguimiento por las cámaras de seguridad, lo ubicaron y luego de verificar con los testigos, se dieron cuenta de que se trataba de la misma persona.
Aunque las autoridades lograron detener al atacante, al verificarle su identidad, se percataron de que se trata de un menor de edad y por eso fue aprehendido y puesto a disposición de las autoridades competentes.
Con antecedentes
Según la fuente judicial, el menor aprehendido está inmerso en varios líos con la justicia y precisó que ya había sido detenido por el delito de hurto.
“La gente lo señaló y se logra detener en el barrio Prados del Este, muy cerca del río. Y aunque se cambió de ropa, él venía siendo seguido por las cámaras de monitoreo, así como tenemos todos los elementos necesarios para ponerlo a disposición de las autoridades”, dijo la fuente.
La víctima era chofer
A sus 46 años, Rubinel Chuscano, estaba dedicado a conducir una volqueta. Así lo aseguraron sus familiares, quienes también manifestaron que era un ser bondadoso y alegre.
“Era buen padre. Dejó tres hijos, uno de ellos muy pequeño. Él amaba compartir en familia, planear paseos. Lo último que recordamos fue una fiesta familiar”, dijo una sobrina.
Otra familiar recordó cómo tuvo que ver al hijo de Rubinel ensangrentado y desesperado para prestarle la ayuda que necesitaba, tras haber sido baleado.
“Se lo llevó, pero allá no aguantó y murió. Es un hecho muy doloroso. La verdad no conocemos de amenazas ni problemas en su contra”, añadió la mujer.
Según otra fuente judicial, están analizando las relaciones personales que tenía la víctima para conocer las razones de la muerte.
“Sabemos que hace mucho tiempo trabajó en El Escobal y al cerrarse la frontera se dedicó a la venta de gasolina como contrabandista, pero indagamos sobre qué pudo suceder para que lo atacaran en su propia casa”, dijo otra fuente.
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