Enterrado en la aislada 26, estructura 27 del Cementerio Central de Cúcuta, está el cadáver del soldado regular José Guillermo Blanco Tapias, de 21 años. El joven cartagenero, según informó el Ejército, fue encontrado sin vida, la mañana del 9 de agosto, debajo del puente Jorge Gaitán Durán y su cuerpo fue levantado por la Secretaría de Salud como posible muerte por COVID-19.
Pero, el cuerpo de Blanco Tapias nunca ingresó al Instituto de Medicina Legal para una necropsia sino que fue directo al cementerio.
La historia
Blanco Tapias prestaba el servicio militar desde hacía cinco meses en el Comando Operativo Energético y Vial N°1, de la Segunda División del Ejército. Luego de jurar bandera, fue de permiso a su casa en Cartagena, donde presentó una crisis nerviosa y fue internado en un centro médico. Según su papá, le dieron 30 días de incapacidad y no podía hacer uso de armas de fuego ni mucho menos prestar su servicio en terreno. A pesar de eso, Tapias tuvo que regresar y presentarse al servicio.
“Él llegó muy extraño. La historia clínica, que comprende 32 hojas, claramente habla de una incapacidad y no podía volver a trotar ni correr, sino tener absoluto reposo por 30 días. Pasado ese tiempo, debía volver para ser evaluado sobre su mejoría”, contó José Guillermo Blanco, padre del soldado.
Según su relato, el Ejército le pidió que regresara a pesar de la incapacidad y no lo dejaron en reposo.
Fue el 15 de julio cuando el soldado volvió y cumplió los protocolos establecidos de aislamiento, pero según una conversación del padre con su hijo, los medicamentos que le fueron recomendados no se los suministraron.
“En una de esas llamadas mi hijo nombró a un capitán de apellido Valencia y llorando me dijo que él le había advertido que lo dejaría en el monte para que la guerrilla lo agarrara. Yo lo calmaba y le decía que eso no podía pasar”, añadió el papá.
Días después, en otra llamada, el soldado le contó a su padre que esa sería la última vez que lo escucharía porque lo iban a sacar.
Para el 28 de julio, el soldado cartagenero fue atendido por una sicóloga. Para la tarde de ese día, fue llevado junto con uno de sus compañeros, quien presentó dolor en el abdomen, a la Clínica Medical Duarte.
Ese martes, mientras Blanco Tapias esperaba a las afueras de la clínica, el Ejército aseguró que aprovechó para desertar y evadir su servicio militar.
Lo hallaron muerto
“Si mi hijo estaba incapacitado por qué lo sacaron a la calle. Él debía estar en reposo”, sostuvo el padre.
A las 5:30 de la tarde del domingo 9 de agosto, el celular del papá del soldado sonó para ser informado que habían encontrado el cadáver de su hijo debajo del puente y lo confirmaron con el número de la cédula. Sin embargo, a esa hora el cuerpo de Blanco Tapias ya estaba enterrado.
Para el padre, la muerte de su hijo debe ser investigada. Según el relato, en las fotos que le enviaron de la muerte, se ve el cuerpo desnudo, junto a una piedra y golpeado.
“Fue muy doloroso verle moretones en las manos y maltrato. Pero, hay muchas cosas irregulares, como por ejemplo que murió fue por Covid-19. En el acta de defunción que tenemos se lee “muerte natural. Peor aún, que no hubo una necropsia, detalló.
¿Qué dice el ejército?
El general Olveiro Pérez Mahecha, comandante de la Fuerza de Tarea Vulcano, aseguró que el soldado evadido fue buscado, pero sin ningún fruto. “El sitio donde fue recogido es una zona de consumidores de drogas. Lo dieron por una persona de la calle e hicieron todo el protocolo de la parte civil”,
Sin embargo, luego de ser enterrado se estableció que era un soldado y notificaron a la unidad. “Ahora lo que viene es el proceso de exhumación para poder llevárselo a la familia en Cartagena. Sin Pero, como está con otros cuerpos por Covid-19 esto requiere de ciertos protocolos”, dijo el general.
