Los angustiosos momentos que vivieron los familiares de Fortunato Silva Mora, tras la desaparición de su ser querido desde el sábado, terminó en la mañana de este miércoles. Pero, de la forma en que siempre temieron, tras hallarlo muerto en el río Táchira.
Los obreros de una empresa de concretos, ubicada sobre la vía Boconó, se percataron que hacia al costado del territorio venezolano, en el río, permanecía un cadáver, amarrado de manos, bocabajo y con la cabeza sumergida en el agua.
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¿Qué pasó?
Extraoficialmente se conoció que un grupo de hombres armados interceptó a Silva, quien se dedicaba a vender pescado en la frontera, lo amarraron y lo obligaron a irse con ellos, en medio de golpes.
Los agresores internaron a la víctima desde el territorio venezolano por una trocha de El Escobal, bajo la mirada de algunos testigos que nada pudieron hacer para evitarlo.
Al parecer, los desconocidos le reclamaron a Silva, de 49 años, por rehusarse a pagar una cuota extorsiva a cambio de dejarlo vender el pescado en el lugar.
“El homicidio de Silva ocurrió en territorio del vecino país y fue arrojado al río, con la intención de que las autoridades colombianas adelantaran el levantamiento del cadáver”, dijo un investigador del caso.
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Por razones humanitarias, la Brigada Interinstitucional contra Homicidios (Brinho) practicó el levantamiento y trasladó el cadáver al Instituto de Medicina Legal en Cúcuta.
Las autoridades avanzan en las rigurosas investigaciones sobre la banda delincuencial que delinque en esta zona de frontera que se dedica a cometer extorsiones y homicidios.
