La delincuencia no da tregua en Cúcuta. Cada día que pasa, los ladrones armados siguen haciendo de las suyas, bajo la mira inerte de las autoridades, dejando hasta muertos a su paso y las lágrimas de las familias que han perdido algún ser querido, son la muestra de la impotencia que sienten al no poder hacer nada.
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Ayer, dos personas fueron asesinadas en esos hechos delincuenciales que se registraron durante el día. El primer caso se presentó en la Torre L de la urbanización Ciudad Rodeo, en donde un hombre, hasta la fecha sin identificar, fue baleado en un aparente hurto a mano armada.
“Ayuda, ayuda, me están robando, por favor salgan”, fueron los gritos que se escucharon en el desértico callejón donde encontraron a la víctima, a las 10:40 de la mañana, antes del ensordecedor sonido de un disparo que alertó a los habitantes del sector de que un robo se estaba llevando a cabo en ese conjunto residencial.
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Sin embargo, quien cometió este lamentable hecho, escapó, minutos más tarde, una patrulla de la Policía Metropolitana arribó al lugar a verificar la información que habían recibido, en la que aseguraban que acababan de balear a una persona.
Pero lastimosamente, cuando los uniformados llegaron, solo encontraron la sangre de la víctima, pues fue auxiliado por varias personas y llevado a un centro asistencial, donde murió.
Una comunidad asustada
Los vecinos de aquel sector, entre miradas obstinadas y respuestas vagas, explicaron que lo único que vieron fue al hombre sentado en el piso, ensangrentado y agonizante.
“Yo estaba en el quinto piso cuando lo escuché gritar, y segundos después sonó el balazo, cuando bajé con varios vecinos, ahí estaba el hombre, se lo llevaron para el médico, pero yo lo vi muy mal, estaba agonizando, se movía casi que por inercia, que tristeza”, expresó una vecina del lugar.
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Como el sector estaba bastante apartado de donde se encontraba el cuadrante de la Policía, los habitantes del lugar, entre el susto y su esperanza de que el hombre se salvara, reunieron dinero y le pagaron a un taxi para que trasladara a la víctima hasta el Policlínico de Juan Atalaya, porque su situación era crítica, sin embargo, llegó sin signos vitales al centro asistencial.
Varios testimonios de personas que viven en el sector, afirman que deben caminar con precaución en las noches, pues en estos últimos meses han sido víctimas en varias oportunidades de robos y hay una gran percepción de inseguridad por la cantidad de consumidores que rondan la zona del conjunto residencial.
Uno más en el centro
Horas más tarde, a las 2:50 p. m., Andrés Alfonso Durán Guerrero, que estaba acompañando a un amigo a retirar un dinero en un corresponsal bancario, fue abordado por cuatro motocicletas en las que se movilizaban varios delincuentes, quienes al ver que recibían el efectivo, les ordenaron que lo entregaran.
En ese momento los atracadores intimidaron a las víctimas con armas de fuego, pero se rehusaron a entregarles el dinero, forcejeando con ellos.
Minutos más tarde uno de los asaltantes le disparó a Andrés Alfonso, quedando tendido en el piso, mientras los delincuentes huyeron del lugar, pero una de las motocicletas les falló y tuvieron que dejarla en la mitad de la vía.
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“La víctima se veía joven, como unos 25 años, pobrecito duró como unos 10 minutos esperando que llegara la patrulla para trasladarlo, estaba muy pálido, demasiado, hasta los labios. Pero no votó mucha sangre, la bala entró, pero al parecer no salió”, contó un testigo del hecho.
“Amigo hábleme, hábleme”, repetía sin cesar el hombre que acompañaba a la víctima mortal, mientras se sentaba a su lado en la patrulla policial para ser trasladado y auxiliado por especialistas.
Desafortunadamente, la víctima pese a que luchó por su vida, falleció horas después de haber sido internada en el Hospital Universitario Erasmo Meoz.
Por ahora, las unidades policiales incautaron la motocicleta tipo Kymco Unik, negra, de placa VGP89D, del delincuente y están investigando para rastrear al dueño y seguirle la pista al responsable de este hecho violento.
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