Hecha un mar de lágrimas, la madre de Frank Gómez Hernández llegó ayer a Cúcuta a reclamar el cadáver de su hijo, asesinado en vereda La Silla, zona rural de Tibú. La mujer viajó desde dicho municipio y mañana espera sepultarlo en la misma tierra que lo vio crecer.
Ella enfrenta el segundo duelo por la repentina partida de un hijo (el primero murió ahogado) y ahora solo queda con su hija, de 15 años.
En la mañana del pasado viernes, Frank, de 21 años, recibió una llamada donde le ponían una cita en el sector La Florida, a la entrada de la vereda La Silla.
El joven aceptó y fue en moto hacia ese lugar, donde era esperado por un par de hombres. Una vez llegó, los sujetos hablaron con Gómez y luego le propinaron dos balazos: uno en la cabeza y otro en el pecho. Uno de los agresores se subió a la moto de la víctima (que era prestada) y se la robó.
Móviles
Las autoridades conocieron que el joven habría sido señalado apresuradamente por grupos al margen de la ley, que delinquen en esta zona del Catatumbo, de ser un informante del Ejército.
Razón por la cual, su madre prefirió que viviera en Bogotá, en la casa de un primo, mientras los falsos rumores se esclarecían.
Sin embargo, el pasado jueves su hijo regresó a su casa en Tibú para poner la cara ante los señalamientos y porque, al parecer, también sentía temor ante una represalia contra su familia.
Es por ello, que al recibir la llamada salió a cumplir la cita desobedeciendo a su madre. “Antes de irse, él se despidió y me dijo que no sabía que le iban a hacer y lloró (…) me pidió perdón y se fue. Yo lo seguí hasta Campo Dos en otra moto, pero se me perdió por la velocidad que llevaba”, señaló la progenitora.
El hallazgo
Frank quedó tendido a un costado de la vía, con su maletín a la espalda. Algunas personas que vieron el cadáver, de inmediato dieron aviso a las autoridades, pero la funeraria San Miguel, de Tibú, fue la encargada de recogerlo y trasladarlo a Medicina Legal en Cúcuta.
