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La ardua tarea por rescatar a los 9 mineros de El Zulia

Los sobrevivientes fueron claves para poder llegar al sitio, puesto que conocían el terreno y sabían lo que les esperaba a los rescatistas.

Soportar la mezcla de gases, sumado a la falta de oxígeno y el miedo por desafiar al peligro tras penetrar a las entrañas de la mina de carbón Los Cedros, ubicada en la vereda El Porvenir, de El Zulia, fue lo que vivieron entre la mañana del viernes y hasta la tarde de ayer, los integrantes del grupo de rescate liderado por el Instituto Colombiano de Geología y Minería (Ingeominas) para  recuperar los cadáveres de los nueve humildes mineros que quedaron atrapados y a quienes la muerte los sorprendió cuando ingresaron a primera hora del viernes.

Esa mañana, quienes estaban más cerca de la entrada pudieron salir y se salvaron.

En el socavón fallecieron Fernando Alarcón, Abelardo León, Adrián Rodríguez Vargas, Álvaro Escalante García, Diomar Alexander Rojas, Juan Carlos Jaimes Botello, Rafael Guerrero, Antony Pabón  y Alexis Nauza Rincón.

El rescate

Desde las 8:10 de la mañana del último día de julio, cuando llegó el primer equipo de rescate encabezado por el alcalde Manuel Orlando Pradilla,  y hasta las 5:45 de la tarde de ayer, no hubo descanso.

Cuatro de los sobrevivientes fueron claves para poder llegar al sitio, puesto que conocían el terreno y sabían lo que les esperaba a los rescatistas.

“La mina es completamente vertical. Eran más de 100 metros adentro. Los socorredores de minas ingresaron en un coche rústico que era halado por un motor de una tractomula. Mientras que otros controlaban los gases y los demás estaban pendientes del sistema de aire y de los equipos de comunicaciones. Pero adentro la presión del calor era inmensa. Eso nos complicaba todo porque al salir, el equipo lo hacía en precarias condiciones y se debía rotar el personal”, relató uno de los participantes del rescate.

Cuando lograban sacar un cuerpo y era reconocido por los compañeros, llamaban a los familiares para que ellos mismos comprobaran si correspondía a su ser querido.

Los cuerpos eran sacados embalados en una bolsa blanca y recibidos por personal Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) y de la Seccional de Investigación Criminal (Sijín), quienes  coordinaban el paso de los familiares.

El dolor era latente. Algunos les limpiaban la cara para reconocerlos y una vez comprobaban, caían de rodillas, las palabras se entrecortaban, eran apenas audibles tras el llanto y los gritos eran involuntarios por la desgracia que palpaban.

La escena se repitió hasta pasada las 10:00 de la noche, cuando sacaron al  quinto minero muerto. Después de la medianoche hallaron un sexto cuerpo. El esfuerzo de los socorristas a algunos les arrancó lágrimas, pero la meta aún no la cumplía: faltaban tres cadáveres.

Los socorristas supieron que en uno de los dos pozos de agua, uno de 5 metros y otro de 10, podrían estar los trabajadores que perecieron en la mina, por lo que debieron utilizar motobombas.

A las 5:00 de la mañana de este sábado, la motobomba registró fallas técnicas que obligaron a suspender las labores de búsqueda durante cuatro horas.

“Se recalentó el motor y tocó esperar para volver al bombeo de agua porque sin eso no podían avanzar los rescatistas. Cuando se evidenció que en el pozo de 10 metros habían caído las tres restantes víctimas, se procedió a sacarlas pero nos llevó mucho más tiempo”, narró ayer en la tarde, el alcalde de ese municipio quien seguía en la zona.

Fue a las 4:50 minutos de la tarde que salió el último cuerpo.

El gobernante local les agradeció a Ingeominas, la Unidad de Gestión del Riesgo, la Defensa Civil, Cruz Roja, Policía Metropolitana, la Sijín, la Fiscalía y hasta un equipo de rescatistas de una mina aledaña, por los esfuerzos hechos.

“La tristeza que hoy nos embarga por estos jóvenes es inmensa, se perdieron vidas de jovencitos que tenían sueños y esperanzas, ahora nos disponemos a salir para continuar el acompañamiento tras lograr devolver los restos”, dijo Pradilla.

Entre tanto, Olger López, secretario de Minas y Energía de Norte de Santander, aseguró a La Opinión que la entidad a su cargo le hace un seguimiento a lo ocurrido.

“La explotación de mineral estaba autorizado pero la mina no tiene título ni licencia ambiental, sin embargo, en el marco jurídico está permitido que quienes tengan en proceso de legalización de explotación, puedan generar su actividad y esta debe contar con el cubrimiento de la seguridad social y riesgos laborales de quienes cumplan  estas labores”, dijo el funcionario.

Familiares de los mineros muertos entrevistados por este medio aseguraron que ninguno de sus seres queridos estaba afiliado a una ARL o EPS, razón por la cual el secretario de Minas y Energía manifestó que se está brindando un acompañamiento con las entidades pertinentes para poderles  responder a sus necesidades e hizo un llamado a la responsabilidad por parte de los empresarios de la minería.

“Toda actividad que se genere en el marco de la explotación minera y sobretodo la subterránea, debe hacerse con los protocolos y elementos establecidos para su legalidad. Muchos pecan por confiados al bajar los cubrimientos de riesgos al pensar que eso no generara situaciones lamentables”, finalizó el secretario.

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Domingo, 2 de Agosto de 2020
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