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La venganza que le quitó la vida a ‘Rataman’
Jors Harry Pineda fue asesinado en Torcoroma II por el sobrino de un hombre al que él mató en 2015.
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Domingo, 22 de Julio de 2018

La Ley del Talión, de ojo por ojo y diente por diente, persiguió a Jors Harry Pineda Téllez hasta su último aliento. 

La muerte de este joven empezó a gestarse el 31 de octubre de 2015. Ese día, Pineda, aún menor de edad (17 años), decidió disparar en seis ocasiones hasta quitarle la vida a Edwin Miguel Cárdenas Lobo, conocido como ‘Pecoso’, sin imaginarse que este acto causaría una ‘vendetta’, que al mejor estilo de la mafia siciliana, sería cobrada a sangre y fuego.

La cuenta pendiente por el asesinato fue saldada el sábado pasado. A Pineda, también famoso como ‘Rataman’, lo encontró Harold Rubén Prieto Lobo, un joven de 18 años, sobrino de Cárdenas.

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Esta vez, Pineda (de 20 años) pasó de victimario a víctima, recibiendo 15 disparos, cuatro de ellos en la cabeza, los cuales atravesaron sin problemas el casco de la moto que aún tenía puesto.

Su cuerpo, lleno de sangre y ya sin fuerzas, fue montado en un taxi y llevado hasta un centro de salud, donde nada pudieron hacer por él. Murió.

Los hechos se dieron sobre las 8 de la noche del sábado, en la avenida 17, justo en la frontera entre los barrios Torcoroma II y Siglo 21. El joven, según contaron algunos testigos, se bajó de su moto sin quitarse el casco, pidió una pizza y cuando la esperaba, al parecer apareció Prieto en su moto.

Se bajó y le disparó, contarón. ‘Rataman’ intento huir, cruzar la calle, pero no logró ser más rápido que las balas y quedó tirado sobre el pavimento.

El supuesto atacante se fue en la moto Suzuki GS, negra, de placa AM6B38A, en la que se movilizaba con su acompañante, una adolescente de unos 14 años.

La escapada duró poco. Varias cuadras adelante, fueron interceptados por miembros de la Policía Metropolitana de Cúcuta, que al momento del ataque estaban cerca al lugar de los hechos, lo que les permitió iniciar rápidamente el operativo de captura.

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Paradójicamente y tal vez sin pensarlo, al vengar a su tío, Prieto replicó el asesinato del mismo. Esperó, como hizo Pineda en 2015, que su víctima se bajara de la moto, le disparó, huyó, y también fue capturado casi que al instante.

(Harold Rubén Prieto Lobo,  de 18 de edad, fue capturado por la Policía.)

Una historia de malas decisiones

Pineda fue criado por su abuela y su papá. Creció en el barrio San Martín, donde empezó a interesarse desde muy pequeño por las motos y no por el estudio.

No terminó el bachillerato y a los 13 años comenzó a trabajar en un taller de reparación de motocicletas que estaba cerca de su casa. 

Dos años después consiguió trabajo en el barrio La Merced, en lo mismo. “Ahí fue donde se empezó a torcer”, contó su papá, molesto por la forma en que habían matado a su único hijo.

Su abuela, que era como su madre, recordó que hace poco le dijo que dejara entrar a “Cristo en su corazón”, para que se saliera de todas esas cosas malas en las que estaba metido. “Él se rio y me dijo que ya lo había dejado entrar y se fue”, contó ella, recordando que era un joven de pocas palabras, cariñoso, que se reía mucho, pero que andaba en malos pasos.

Pineda vivía con su pareja, que precisamente ayer cumplía cuatro meses de embarazo del que sería su primer hijo y actualmente era prófugo de la justicia, porque hacía cinco meses se había “volado” del centro de Resocialización, donde estaba cumpliendo la pena por el asesinato del ‘Pecoso’, contaron las autoridades.

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