Desde hace tres años Rafael Jesús Guerrero Monsalve venía tocando fondo en el mundo de las drogas. No trabajaba, deambulaba por las calles y esporádicamente se quedaba en la casa de su familia en el barrio Antonia Santos. 

El sábado a las 4:30 de la tarde su madre fue la última en verlo con vida. Por coincidencia, ese día decidió ir a almorzar, pero después se marchó sin rumbo fijo, como solía hacerlo. Esta vez, para nunca más regresar.

“Él se estuvo un rato y de repente se fue para la calle. Nosotros ya estábamos acostumbrados a su manera de ser”, señaló uno de sus siete hermanos.

Hacia las 7:30 de la noche, Guerrero Monsalve, de 25 años, estaba a unas cinco cuadras de su casa, en un cerro conocido como Brisas del Mirador, cuando  llegaron a matarlo.

“Él se la pasaba allá y seguramente subió a consumir (droga) con los amigos. Nos contaron que solo le dispararon a él y que alcanzó a correr algunos metros. Dicen que eran dos tipos y escaparon a pie”, relató el hermano.

La muerte 

De acuerdo al reporte policial, la víctima, natural de Cúcuta,  recibió al menos cuatro impactos de bala en diferentes partes del cuerpo. 

Unidades del cuadrante fueron las primeras en llegar al lugar y en una patrulla policial trasladaron al herido hasta el Policlínico de la ciudadela Juan Atalaya, donde posteriormente murió.

Personal del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía practicó el levantamiento e inspeccionó la escena del crimen, donde hallaron una gorra y una pipa que presuntamente pertenecían al occiso. 

“Hace tres meses mi hermano tuvo un problema con un hombre que le dio una droga para vender y lo que hizo fue consumirla. En todo caso, nosotros le dimos dinero y eso se solucionó”, recuerda el hermano.

Sin embargo, los familiares de Rafael Jesús desconocen de amenazas de muerte en contra de su ser querido y pidieron a las autoridades esclarecer el caso.

El CTI llevó el cadáver a la morgue del Instituto de Medicina Legal y ayer en la tarde fue entregado a los deudos para darle sepultura.