Familiares y amigos se reunieron la mañana de este domingo para dar el último adiós a Belkys Tatiana Soto Sánchez, la última víctima que deja la violencia que por estos días es más notoria en las trochas de la frontera entre Norte de Santander y el estado Táchira, Venezuela.

La joven, que según sus familiares se dedicaba desde hace cuatro meses al negocio de la gasolina de contrabando proveniente de Venezuela, murió víctima de cuatro disparos, al parecer, mientras caminaba por la trocha ‘El Hueco’ en la vereda Santa Cecilia, que comunica al corregimiento de San Faustino (Cúcuta) con Ureña, municipio venezolano.

Junto a Soto, también murió un hombre, del que aún no se conoce su identidad. Según conoció La Opinión, este no tenía ningún tipo de relación sentimental con la otra víctima, pero al parecer se dedicaría al contrabando de combustible, señaló un familiar de la joven.

El asesinato, de acuerdo con versiones no oficiales, se habría dado a las 5:30 de la tarde del pasado jueves, en medio de un tiroteo.

El levantamiento del cuerpo de Belkys y el hombre que fue encontrado junto a ella, fue hecho en la media noche de ese día por integrantes del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminales (Cicpc) de Venezuela, debido a que el hecho se presentó del lado venezolano de la frontera.

Después de ser examinados por las autoridades del país vecino, los familiares repatriaron los restos mortales de Soto.

La despedida

Para los familiares y amigos que asistieron al entierro, la joven fue una víctima inocente de la guerra que hoy se vive en las trochas de la frontera. Ella, como muchos de los habitantes del barrio El Cedrito –donde residía– se dedicaba a vivir del combustible venezolano, algo muy normal en ese sector de la ciudad, declararon algunos.

Las honras fúnebres que se cumplieron en horas de la mañana, iniciaron con una ceremonia en la parroquia La Presentación, de donde salió una caravana, acompañada de varias motos, para llevar el cuerpo de la joven hasta el Cementerio Central de Cúcuta, en donde se despidieron.

De esta manera, el contrabando de combustible deja otra víctima mortal, que tenía en su hija de dos años a su mayor tesoro.

En el último mes, los reportes de muertes en las trochas son cada vez más frecuentes.