La mamá de Javier Morales Jaimes preparaba el desayuno cuando vio aproximarse a su finca a seis hombres con prendas militares y que portaban armas largas. Esa imagen fue un mal presagio por eso corrió a avisarle a Javier.
Los recién llegados entraron hasta la habitación donde dormía, lo sacaron hasta la sala y allí le dispararon en cuatro oportunidades.
Los hombres que lucían en sus uniformes brazaletes blancos, solo dijeron que “lo matamos por compinchero y sapo” y se marcharon tranquilamente.
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El caso se registró el miércoles 13 de marzo, hacia las 5:30 de la mañana en la vereda El Oriente, corregimiento Las Mercedes de Sardinata.
Las autoridades manifestaron que en zona rural de Sardinata, particularmente en Las Mercedes, operan guerrilleros del Eln y Epl, sin embargo no precisaron qué grupo estaría detrás de este hecho de sangre.
En el lugar del asesinato quedaron varias vainillas percutidas de fusil de asalto soviético AK-47, según la Policía.
Un homicidio
Los familiares narraron que Javier Morales Jaimes, de 32 años, nacido en Tibú y padre de dos niños, trabajaba en la finca paterna cultivando cacao y plátano.
Él tenía dos meses de haber llegado de Caja Seca, un sector del estado Zulia (Venezuela), donde permaneció desde 2013, a donde huyó después de dar muerte de un disparo a un hombre, quien en una riña en Las Mercedes lo había herido a cuchillo.
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Transcurridos seis años él regresó, cuando la situación económica se puso difícil en el vecino país, dedicándose a trabajar juicioso, permaneciendo la mayor parte del tiempo en la finca porque por los problemas del pasado no salía ni a Las Mercedes, contaron sus seres queridos.
Aseguraron sin embargo, que no creen que ese antecedente sea la causa de su muerte y se mostraron preocupados porque los uniformados que asesinaron a Javier Morales preguntaron por otro de sus ocho hermanos.