En hechos confusos y que son materia de investigación, la cucuteña María Débora Delgado Rincón, de 19 años, fue asesinada en un establecimiento público donde trabajaba en el municipio de San Gil (Santander).
Según se conoció, a las 10:30 p.m. del pasado jueves, en el negocio, ubicado en el barrio Villa Vieja, un par de sujetos, que ya habían departido previamente en el local, regresaron en búsqueda de un celular de su propiedad, asegurando que María lo habría sustraído de la mesa.
Las personas en el interior del local le manifestaron a los sujetos que dicho celular no se encontraba dentro del establecimiento comercial y entonces se alejaron del lugar.
Sin embargo, minutos después regresaron y cuando las palabras ya no tuvieron mayor cabida decidieron arreglar el problema, desenfundando un arma de fuego artesanal.
Uno de los sujetos se acercó a María, apuntando contra ella el arma ‘hechiza’ y luego apretó el gatillo. La bala la impactó en el cuello y la cucuteña cayó al suelo, en los brazos de la muerte.
Su vida
María, quien era madre soltera, decidió dejar atrás su vida en el estado Lara de Venezuela y probar suerte de nuevo en su natal Colombia, con el fin de conseguir dinero para poder sostener a su hija de 4 años, quien había quedado al cuidado de su abuela, en el vecino país.
“Ella llevaba dos meses trabajando en ese local comercial y viviendo en el segundo piso del establecimiento, luchando por labrar un mejor futuro para su hija, allá, en Venezuela”, señaló un conocido de la víctima.
Durante la madrugada y hasta las horas de la mañana, hizo presencia en la escena del crimen, personal de la Policía de Oiba, mientras que el levantamiento del cuerpo estuvo a cargo del CTI de la Fiscalía para ser remitido posteriormente a Medicina Legal.
La Policía y Fiscalía investigan el caso, para dar con la captura de la persona que accionó el arma. Los clientes que estaban dentro del establecimiento, en medio del caos, lograron quitar el arma ‘changón’ al asesino y dejarla a disposición de las autoridades competentes.
Por ahora, los familiares definen si remiten su cuerpo a Cúcuta o al municipio de Curití.
