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Mataron de catorce balazos a dos hermanos
Desconocidos los abordaron cuando caminaban por la calle y les dispararon a quemarropa.
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Sábado, 15 de Septiembre de 2018

La madre de Jairo Alfonso Díaz Garay, de 24 años, y de Jorge, de 28, no lograba recomponerse y caía en llanto cada vez que recordaba que sus hijos ya no estarán más con ella.

La mujer, de unos 80 años, estaba sentada ayer en una silla, rodeada de sus hijas, bajo el mismo techo de donde Jairo y Jorge partieron la noche del sábado para nunca más regresar. La familia Díaz Garay reside en una humilde vivienda en la falda de una montaña del barrio El Progreso. 

Su dolor es profundo e interminable -dice- porque ellos dos sumaron cinco hijos asesinados. Todos eran hombres y ahora queda solo con sus cinco hijas.

Precisamente, una de ellas  contó que a las 6:00 de la tarde del sábado salió a comprar una tintura para el cabello acompañada de otra hermana, pero de regreso decidieron tomarse unas cervezas.  

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“Después nos fuimos para la casa y nos pusimos a escuchar música con mis  hermanos. Tiempo después, no supe más porque me quedé dormida”, recuerda una de las hermanas, a quien le contaron solo hasta ayer en la mañana que los habían matado.  

¿Qué pasó?

Hacia las 11:00 de la noche, la pareja de hermanos decidió cambiarse de ropa y salir hacia una tienda cercana, dejando atrás la reunión familiar.

Un cuñado de las víctimas contó, que hacia la medianoche, él también se marchó de la casa tras una discusión con su compañera y fue en búsqueda de los hermanos.

El cuñado avanzó cuatro cuadras y al llegar a la avenida 65 con calle 24 A lo sorprendió un tumulto de personas y policías y se acercó a mirar qué pasaba, encontrándose de frente con el doble homicidio. Sin embargo, no los reconoció.

De acuerdo al reporte policial, desconocidos abordaron a los hermanos cuando caminaban por la calle y les dispararon a quemarropa. El cadáver de Jorge quedó en mitad de la calle y el de Jairo sobre el andén, en medio de tierra y matorrales.

“Más adelante, me encontré con una patrulla de la Policía y con ellos  venía un amigo y me contó lo sucedido. No lo podía creer”, señaló el cuñado, quien de inmediato se devolvió para la casa a llevar la terrible y  fatal noticia.

Una amenaza 

Los dos hermanos eran nacidos en el municipio de Teorama, donde según su familia trabajaban en una finca e iban y venían a Cúcuta. Ninguno tenía hijos. 

“Lo único que sabemos es que un tipo cargaba con la cédula de mi hermano. Al parecer, la tenía empeñada por un préstamo”, señaló otra de las hermanas.

Unidades del CTI de la Fiscalía se encargaron del levantamiento de los cadáveres y los llevaron a Medicina Legal. En el lugar, hallaron 14 vainillas esparcidas.

“Ese mismo día, vimos a dos tipos, uno con gorra a medio poner y cubriéndose el rostro y el otro con una bermuda camuflada, que nos seguían cuando salimos a comprar la tintura”, recordó la hermana. 

Con esta información, las autoridades avanzan en las investigaciones y analizan algunas cámaras de seguridad en la zona por donde escaparon los homicidas. 

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