La confección en la pandemia
Estas dos familias, representadas por mujeres golpeadas por la violencia, pero fortalecidas por el amor de sus seres queridos, no fueron esquivas a los problemas sociales y económicos que trajo consigo la pandemia por la COVID-19.
A principios de 2020, con la ayuda de la Unidad de Víctimas, que les entregó la maquinaria y las capacitó para aprender a confeccionar ropa de dama, estas dos mujeres iniciaron sus emprendimientos, con todas las esperanzas de sobrellevar los amargos recuerdos del pasado y la difícil situación en medio de la crisis sanitaria.
Para María López, el “vacío existencial” que le dejó el desplazamiento, ha tenido cura y cicatriz, con el proyecto de vida que se inició y que continúa tejiendo con sus manos.
“Lo primero es buscar a Dios, porque si él permitió que pasáramos eso es porque era necesario para tener un crecimiento y reconocer que hay un Dios y que para él nada es imposible”, dijo López.
María ahora pasa sus días confeccionando ropa interior, trajes de baño, franelas, licras y otras prendas para venderlas.
Considera que haber aprendido este arte es una bendición y por eso mismo, también enseña a otras mujeres para que tengan insumo para ganarse el sustento diario.
“Se trata de enseñar para que otras personas tengan esa facilidad de poder trabajar en algo productivo, me gusta hacerlo”, dijo López.
Daniela también lleva dos años perfeccionando su emprendimiento de confección de ropa para dama. Al igual que a López, la Unidad de Víctimas le dio los elementos y la maquinaria necesaria para su trabajo, con capacitaciones.
Clavijo aseguró que confecciona las prendas para ofrecerlas en las ventas ambulantes en la ciudad. Confiesa que no ha sido fácil salir adelante en medio de la pandemia, pero también valora la oportunidad que tiene de trabajar desde su casa, produciendo cada día diferentes confecciones para mujer.
La emprendedora aseguró que espera poder generar empleos a través de este proyecto, cuando las ventas crezcan cada vez más.
“Cuando yo veo que tengo bastantes pedidos siempre busco a una persona para que me ayude y así trabajamos las dos. Yo quiero seguir creciendo para olvidar esa situación tan difícil por la que tuvimos que pasar”, dijo.
En diciembre del año pasado, la Unidad de Víctimas ofertó los productos de estas dos mujeres y de otras tres víctimas de Norte de Santander, en la segunda feria Unidos por las Víctimas, que se desarrolló en Bucaramanga.
Con esta jornada, los emprendedores buscan expandir sus negocios y aumentar el flujo de las ventas de las confecciones y de otros productos que se desarrollan en Cúcuta.
“Esta oportunidad les permitió a los microempresarios dar a conocer su potencial basado en líneas de confecciones, bisutería y orfebrería, para ampliar el mercado, generar competitividad e ingresos con el fin de mejorar sus condiciones de vida”, dijo Johanna Gelvez Ascanio, directora de la Unidad para las Víctimas en Norte de Santander y Arauca.
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