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Ola de homicidios por tráfico de drogas

Una de las  víctimas mortales tenía 18 años. Intentó correr, pero no logró sobrevivir al ataque.

Los estremecedores gritos de la mamá de Édgar David Gelvis Castellanos, el Gordo o Totoy, mientras observaba detenidamente el levantamiento del cadáver de su hijo, retumbaron en el silencio y la oscuridad de la noche del martes, en el barrio La Victoria de la ciudadela Juan Atalaya, escenario de un doble homicidio.

La mujer protagonizaba escenas de dolor y se resistía a aceptar que su hijo era quien estaba tendido sin vida en medio de una vivienda que, al parecer, es frecuentada por consumidores de drogas.

Mientras los investigadores de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) avanzaban en la inspección del sitio, cada movimiento de los peritos, generaba más impresión entre los dolientes.

“Mi hijo no puede estar muerto; me mató ya en vida esto. Levántate hijo”, repetía una y otra vez la mamá bañada en lágrimas.

Dos impactos de bala, uno en el cuello, acabaron con la vida de Totoy, quien recientemente cumplió la mayoría de edad, y a pesar de que alcanzó a correr para tratar de salvarse, finalmente cayó muerto.

La mamá de Gelvis le amarró los pies a su hijo con una pita. “Eso lo hacen para que el muerto descanse en paz y pague el responsable”, explicó una fuente judicial.

Al mismo tiempo, uno de los curiosos que arribó a la escena contó su propio calvario.

“Esto es muy duro, todo por el tema de la venta de droga. Yo tengo un hijo de 12 años que ya se me salió de las manos y está consumiendo y en este instante no sé dónde está y me tiene al borde de la locura”, dijo el vecino de este popular sector.

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¿Cómo fue?

Sobre las 7:15 de la noche, cuando Gelvis estaba reunido con dos hombres más en dicha casa, arribaron otros tres hombres armados y los balearon, desencadenándose un intercambio de disparos que dejó el saldo mortal.

“La ‘plomacera’ fue bastante fuerte, sonaron muchos disparos. De un momento a otro se escuchó un silencio y luego otra vez hubo disparos, yo corrí a esconderme, porque esto parecía interminable”, dijo un habitante.

En medio de un callejón que comunica a varias viviendas de este sector de La Victoria quedó tendido el cadáver de Anderson Uriel López Celis, quien presuntamente fue uno de los agresores.

“Eso fue una pelea entre bandas de microtráfico que están disputándose el territorio a muerte”, explicó una fuente judicial cercana a las pesquisas.

Los investigadores policiales hallaron una panela de base de coca, marihuana y bazuco, además de una escopeta, en la vivienda donde  iniciaron los tiros.

Dichos elementos fueron recolectados como evidencias que serán aportadas a la investigación.

Según se conoció, los habitantes de la casa donde ocurrió el hecho, llevaban al menos 15 días radicados en este lugar. Se presume que los integrantes de una banda de microtráfico que ostenta su imperio en el barrio Los Alpes, cerca de la escena del hecho, cometieron el ataque.

Por ahora, los investigadores judiciales avanzan con las pesquisas para contrarrestar este fenómeno que retomó la violencia en los rincones del área metropolitana de Cúcuta.

“Esto va a seguir generando muertes, porque hay una guerra declarada entre bandas de microtráfico en la ciudad”, sostuvo la fuente.

Cabe recordar que la Policía Metropolitana de Cúcuta ofreció una recompensa de hasta 5 millones de pesos, por la información que conlleve a la captura de un hombre conocido como el Enano, que presuntamente es el responsable de los crímenes de Daniel Andrés Gualdrón y de José Mesías González Martínez, de 37 años, ocurridos el domingo en Villa del Rosario.

Estos homicidios en el Municipio Histórico presuntamente también son por disputas de microtráfico, en el que el Enano, que recientemente salió de la cárcel, quiere retomar su imperio de drogas.

 

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Jueves, 11 de Junio de 2020
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