Hace dos meses Nixon David Ortiz Martínez, Pisculichi, dejó viendo un chispero a la Fiscalía, pues aunque fue capturado y alcanzó a confesar varios de los homicidios que cometió, se voló de los calabozos del CTI de la Fiscalía para no seguir colaborando.
Y una semana después de su fuga, el confeso sicario, de 20 años, llamó a las autoridades a advertirles que no lo siguieran buscando porque actuaría violentamente.
Textualmente dijo: “más les vale que no me sigan buscando, porque voy a matarlos a todos; y dígale a la fiscal que se olvide de mi caso, porque no me volverá a ver”.
Luego de esa llamada nadie volvió a tener noticias sobre su paradero. Ni la recompensa de hasta 10 millones de pesos que ofrece la Policía Metropolitana de Cúcuta para quien entregue información sobre su paradero, ha sido atractiva.
Personas que conocen a este joven saben que es muy peligroso y que no le tiembla la mano para matar a quien se le antoje.
Extraoficialmente se conoció que esta semana se podría llevar a cabo una audiencia contra este homicida, en la que le imputarían los hechos que alcanzó a confesar.
¿Dónde está?
Nadie sabe exactamente la ubicación de Nixon Ortiz. Aunque las autoridades tienen fuentes que les aseguran que este sujeto se mueve entre los barrios Magdalena, Santander, Alfonso López y Cuberos Niño, hay otros informantes que sostienen que a él lo mataron hace dos semanas en una finca que está en la frontera entre Puerto Santander y Venezuela.
Una vez Pisculichi se voló, las autoridades comenzaron a recibir información de que se escondía en el sector de Punta Brava, en el barrio Magdalena. “Ahí es su guarida.
Sabemos que lo protegen varios compinches y le es muy fácil obtener armas. Además, entrar a ese lugar para las autoridades es difícil”, sostuvo una fuente judicial, que por seguridad no reveló su nombre.
Los investigadores también conocieron que una vez el joven sicario estuvo en la calle, obtuvo una pistola Glock con dos proveedores hechizos, de 30 balas cada uno, un chaleco blindado y una motocicleta Yamaha DT. También, que se moviliza con otro criminal que también está armado.
“Conocimos que Pisculichi se metió a La Tomatera, sector de Cuberos Niño, donde se mantuvo escondido por varios días, pero luego salió y no pudimos ubicarlo. Además, hay varias personas que lo están protegiendo por lo que significa para el mundo criminal de la ciudad”, señaló la fuente judicial.
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Sin embargo, cuando las autoridades estaban confiadas de que ya sabían el punto exacto donde se escondía, Ortiz se volvió a mover y esta vez, según fuentes judiciales, para Puerto Santander, donde habría llegado a buscar a alias Becerro, cabecilla de los Rastrojos que delinque en la frontera.
“Sabemos que él llegó a una finca a reunirse con Becerro, pero como pasaron varios días y este no lo atendía, Nixon se puso de loco y lo mataron”, contó una fuente cercana al caso.
La duda
En un audio, que está siendo analizado por las autoridades, se escucha que efectivamente Nixon David fue citado por el cabecilla de los Rastrojos para que delinquiera con ellos.
Pero, como por esos días en la frontera se presentó un enfrentamiento entre autoridades venezolanas y este grupo criminal, Becerro tuvo que moverse y esconderse por un corto tiempo, por lo que Pisculichi se quedó esperándolo en la finca.
“Pasaron varios días y como no aparecía Becerro, el chino (Nixon) se quiso ir y no lo dejaron quienes lo estaban cuidando. Le advirtieron que debía quedarse, pero como él no hizo caso y se intentó volar, lo mataron. Quedó tirado allá y luego lo enterraron”, indicó en un audio una fuente que se mueve en la zona de incidencia de los Rastrojos.
Sin embargo, hace cuatro días otra fuente se comunicó con las autoridades y les afirmó que por el contrario Pisculichi no está muerto y que se está moviendo en un carro blanco con otros dos tipos.
También, que el fin de semana estuvo celebrando su cumpleaños, y que anda armado para responder a cualquier acción de las autoridades.
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Mientras los días pasan, las autoridades siguen sin lograr un dato certero sobre la ubicación este peligroso sicario, que ha cometido más de una veintena de homicidios y está al servicio de una estructura narcotraficante que lidera una mujer, conocida como la Peruana.
La fuga
Días después de haberse registrado el escape de Pisculichi, quien perteneció a la oficina de sicarios que tenía junto con una banda de microtraficantes conocida como La Punta, las autoridades no han logrado establecer si algún funcionario recibió dinero por la fuga.
Al mejor estilo de las películas de Hollywood, este confeso asesino se escapó del CTI, donde permanecía desde el 14 de junio, cuando fue detenido en un sorpresivo operativo que efectuaron las autoridades en el conjunto residencial Estación del Este, del barrio Prados del Este.
La fuga se dio el 19 de julio hacia la 1:15 de la tarde cuando entregaban el almuerzo a los reclusos de los calabozos del CTI y solo había un funcionario custodiándolos.
