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¿Por qué mataron a madre e hija en Pamplona?
Hay conmoción por el asesinato de Julia Isabel Leal Bolívar, de 33 años, y Marleny Valentina Ramírez Leal, de 9.
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Jueves, 8 de Febrero de 2018

Los pasillos del colegio Bethlemitas Brigthon, en Pamplona, donde a diario estudiaba y jugaba Marleny Valentina Ramírez Leal, de 9 años, este jueves permanecieron en silencio. Las aulas de clase tenían candados y en el ambiente se sentía la tristeza por la muerte de la menor.

Cuando una de las hermanas bethlemitas abrió la puerta del salón del grado 301, donde siempre estaba Marleny, los gestos desconsolados se cruzaron entre las docentes y la hermana Flor Elba Torres Miranda, rectora de la institución educativa.

Parada junto al pupitre de la niña, la profesora Gloria Pilar, quien era su titular y con quien estuvo durante el año pasado y lo corrido de este, recordó que la última vez que habló con Marleny fue cuando se despidieron el mediodía del miércoles.

“Me miró, me abrazó, me dio un beso y me dijo que nos veríamos hoy (ayer). Fue la última vez que la vi”, dijo la docente.

La recordó como una estudiante disciplinada, preocupada por salir adelante y como una pequeña alegre y decente.

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“Ella siempre tenía una sonrisa para todo. Últimamente estaba hablando bastante con sus compañeros, porque ella casi no hablaba, pero siempre se reía. Un día le dije que me gustaba verla así”, aseguró la profesora.

En medio de los recuerdos, la docente de religión atravesó la puerta del salón de clase con flores en sus manos, que de inmediato puso sobre el pupitre donde se sentaba Ramírez, como símbolo de su presencia.

Las docentes aseguraron que el papá de Ramírez siempre llevaba en las mañanas a su hija al colegio y la recogía al mediodía. Aseguraron que eran una familia feliz y luchaban por conseguir sus cosas. 

Precisamente, el pupitre de Marleny era el único que no tenía carpetas ni útiles escolares, debido a que sus padres no habían podido comprarle todos los elementos. “Ella me dijo que poco a poco iba a traer sus útiles”, recordó la profesora titular.

¿Qué pasó?

La niña fue asesinada junto a su madre Julia Isabel Leal Bolívar, de 33 años, en la tarde del miércoles, en la vereda Chichirá, zona rural de Pamplona, en cercanías al sector La Curva de los Adioses.

Una casa de ladrillo, con techo de zinc, ubicada a la orilla de la carretera, fue el escenario mortal, donde madre e hija fueron asfixiadas, presuntamente, por dos hombres.

El venezolano Henry Gregorio Ramírez Ramírez, pareja y papá de las víctimas, le aseguró a las autoridades que dos compatriotas huéspedes que tenía en su negocio de panadería, metros más abajo de la casa donde ocurrió el doble crimen, lo amarraron de pies y manos, sobre las 4:00 de la tarde.

Al parecer, quince minutos después, Ramírez se desató y salió del lugar pidiendo ayuda y corriendo hacia la casa donde vivía con su familia.

Al llegar a la vivienda, encontró una macabra escena: su compañera estaba muerta en la sala, mientras que su hija quedó tendida sobre la cama, en una habitación.

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Los presuntos agresores serían Luis, quien es de contextura gruesa, de 1,60 centímetros de altura y con una pirámide tatuada en el antebrazo derecho; y Rafael, delgado, de piel trigueña, pelo corto y un poco más alto que Luis.

Hipótesis

Hasta ahora, la hipótesis más fuerte que analizan las autoridades, es que el doble homicidio fue producto del robo de un celular de baja gama y $50.000 en efectivo, por parte de los dos extranjeros, de quienes se desconoce su paradero.

Sin embargo, un equipo especializado del Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía, junto a la Policía, está verificando las versiones entregadas por Henry Ramírez, y no descartarán cualquier otra línea investigativa.

A la espera

Familiares de madre e hija arribaron al hospital San Juan de Dios de Pamplona, a la espera de que les entregaran los cadáveres para darles el último adiós a sus seres queridos.

“Ellos se vinieron de Venezuela hace dos años, por la mala situación que se vive allá y acá estaban tratando de salir adelante”, comentó uno de los parientes.

Asimismo, recalcó que Henry Ramírez, Julia y su hija Marleny, siempre vivieron como una familia feliz, en medio de armonía y gestos de amor.

“Yo viví con ellos y siempre fue así, nunca vi nada extraño”, dijo el familiar, quien arribó en la tarde de ayer a Pamplona proveniente desde San Cristóbal, estado Táchira.

Al cierre de esta edición, los familiares esperaban los cuerpos. La comunidad religiosa, donde estudiaba la menor de edad, recogió dinero para ayudar a la familia en los gastos fúnebres.

 

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