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Puente Jorge Gaitán Durán, un fortín para Ñuñú y su combo
Debajo de este elevado se han asesinado y desaparecido a más de 20 personas en los últimos años.
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Domingo, 2 de Junio de 2019

El puente Jorge Gaitán Durán, que une a la intersección Arnulfo Briceño con la glorieta Los Panches, de San Luis, es mucho más que una simple ‘olla’ a cielo abierto, como lo demostraron Q'hubo y La Opinión hace 15 días con videos y fotografías.

Debajo de este elevado hay un inframundo que muy pocas personas conocen y que hasta a las mismas autoridades judiciales les da temor de que se conozca tal realidad. Justo allí, a menos de 20 metros de una cámara de seguridad monitoreada por la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) y a 100 metros del CAI Arnulfo Briceño, se han asesinado y desaparecido a más de 20 personas en los últimos años; también se han planeado homicidios que han sido cometidos en otros puntos de la capital nortesantandereana. 

“Es más, hasta se podría decir que ahí hay varios cuerpos enterrados”, asegura una persona que en algún momento de su vida delinquió en ese lugar con una de las bandas que dominó ese sitio.

Como ya se dijo en una reciente publicación, esta ‘olla’ existe desde hace más de 20 años, desde los tiempos de El Pulpo (Luis Pérez Mogollón), pasando por diferentes estructuras de microtraficantes, hasta llegar hace más de cinco años a manos de Ñuñú y su combo.

Precisamente esos cambios de dominio han provocado esa gran cantidad de desapariciones, asesinatos y hasta ataques con explosivos. Y cómo no, si según las autoridades judiciales, “esa ‘olla’ actualmente está dejando a la semana $20 millones, por eso es que es apetecida por todas las estructuras delincuenciales y criminales”.

Fabián Alberto Morantes Torres, más conocido como ‘El Negro Fabián’, y quien hoy está en la Penitenciaría pagando una condena por haber cometido medio centenar de homicidios, fue uno de los primeros expendedores de esta ‘olla’, como él mismo se lo reconoció a La Opinión en una entrevista. Según confesó, su papá trabajó para El Pulpo cuando comenzaron a explotar ese punto de San Luis con la venta de droga.

Durante muchos años este narcotraficante fue el amo y señor de ese expendio. “A mí me daba la droga El Pulpo. La recogíamos en Puerto Santander. Luego ‘Concho’ (después de la muerte de ‘El Pulpo’, en abril de 2012) se quedó con eso”, señaló Morantes en la entrevista. En esos años hubo algunas muertes, unas conocidas por los cucuteños y otras que jamás salieron a la luz pública. Todo por ajustes de cuentas por ese negocio ilegal.

Hacia 2008, Jaime Rogelio López Giraldo, conocido como el 'Rey de la heroína', el 'Patrón de San Luis', o 'Rogelio', se adueñó de la ‘olla’. Durante su dominio también se registraron varios hechos violentos, como ataques con granadas y muertes de consumidores y jíbaros que no quisieron responder por sus deudas o ventas. Cuando este hombre fue capturado por la Policía, llegaron varias bandas a apoderarse de la venta, agudizándose mucho más la pelea por el control, dejando otros homicidios.

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El poder de Ñuñú

 Dani Fabián Hernández Rincón, alias Ñuñú​

Lo más macabro de la historia de esta ‘olla’, según lo que han podido recopilar las autoridades judiciales, se viene presentando desde hace más de cinco años, cuando Dani Fabián Hernández Rincón, alias Ñuñú, se habría apoderado a sangre y fuego de este sitio que deja ganancias millonarias.

Este hombre ya era conocido entre las autoridades judiciales porque lleva más de 12 años delinquiendo. La 
Policía ya lo había capturado en varias oportunidades y la Fiscalía lo había procesado por homicidio, porte ilegal de armas y comercialización de estupefacientes. Los sectores que mantenía azotados eran San Rafael, Santo Domingo, Cuberos Niño y el centro de Cúcuta.

“Lo primero que este sujeto hizo fue matar a quien no estuviera con él, sin importar que fuera expendedor o consumidor. Él sabía muy bien que quedándose con el Gaitán Durán su poder económico sería superior y podría controlar otras ‘ollas’ de Cúcuta”, señaló una fuente judicial.

En un boletín que hace dos años emitió la Policía Metropolitana, se señaló que “se pudo establecer que Ñuñú sería el principal expendedor de drogas en las comunas 1, 2, 3, 5 y10; correspondientes a los barrios San Luis, La Cabrera, San Rafael, Cuberos Niño, El Malecón, La Curva Pele el Ojo y algunos lugares de la zona céntrica de la ciudad”.

Un hombre que en algún momento trabajó para Ñuñú le contó a este medio que Hernández para llegar a controlar todos esos sectores, al principio hizo alianzas con varios expendedores que tenían el dominio de la ‘olla’, pero quedarse con el punto que hay debajo del puente Jorge Gaitán Durán fue su mayor premio. “Él surtía de droga a quienes expendían ahí. Trabajaban unidos, pero lo que Ñuñú buscaba era ganar terreno poco a poco; cuando ya tuvo un grupo de sicarios a su disposición, comenzó a quedarse con todo y el que intentara parársele, se lo llevaba (mataba)”.

Una de las acciones que Ñuñú ejecutó para montar solo su imperio, fue asesinar a Jesús Alberto Espitia Vivas, de 27 años, más conocido como Negro Espitia, quien inició como socio de él en el Gaitán Durán, pero a medida que la venta de narcóticos aumentó, Dani Fabián Hernández decidió quedarse con todo, “por eso entre ellos dos se dio una guerra a muerte”, sostuvo la fuente que por seguridad no reveló su nombre.

El Negro Espitia fue asesinado el 1 de julio de 2017 en la calle 13 entre avenidas 1 y 2. Junto a la víctima iba otro hombre, conocido como Chicho, que también murió; su esposa y dos niños salieron ilesas en el ataque a bala.

Antes de este homicidio, Hernández, según las autoridades, habría matado debajo del Gaitán Durán a una docena de personas; los drogadictos y vendedores ya sabían que a él no le temblaba la mano a la hora de ajustar cuentas. Entre las víctimas están María del Rosario Peñaloza Bautista, de 35 años, conocida como Estrella, quien vivía en un rancho de madera y plástico a un costado del puente Jorge Gaitán Durán.

Las autoridades conocieron que ese 8 de mayo de 2017, cuando se presentó ese asesinato, la mujer se encontraba con su pareja sentimental. Los dos fueron golpeados y torturados porque debían dinero de droga y no querían pagar. Primero la mataron a ella y la dejaron tirada en el rancho, mientras que el hombre fue apuñalado y tirado al río; su cuerpo apareció días después flotando en el Pamplonita, cerca del puente La Gazapa.

El 14 de agosto de 2018 las autoridades judiciales encontraron muerto a Ángel Giovanni Moncada Vera, quien había desaparecido una semana antes. Al hombre de 27 años, conocido como Cucaracho, lo hallaron apuñalado y su cuerpo fue metido en unos costales con piedras, pues los asesinos, que serían de la banda de Ñuñú, no querían que nadie lo encontrara.

Así como estas dos historias, son muchas las que han dejado las constantes ‘guerras’ por el control de esta venta de estupefacientes, que es la más antigua y más grande que existe en Cúcuta y que, además, estaba funcionando bajo la mirada pasiva de las autoridades. 

Desde hace 15 días la ‘olla’ a cielo abierto se ‘quemó’ con la publicación hecha por  Q’hubo y La Opinión. Sin embargo, las mismas autoridades judiciales saben que si el coronel José Luis Palomino, comandante de la Policía Metropolitana (Mecuc), deja de prestarle atención, la venta volverá.

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La estructura

Quienes han ‘trabajado’ para Ñuñú, y hasta las autoridades judiciales, tienen claro cómo está estructurado el imperio de Dani Fabián Hernández, a pesar de que ahora mismo se encuentra recluido en la cárcel de máxima seguridad de Girón (Santander).

“En la estructura delincuencial de Ñuñú hay más de 30 personas, entre los que son del brazo armado y los que se dedican a la comercialización de estupefacientes. Una mujer que es conocida como la Gorda Yajaira fue la que lo impulsó a dominar la venta de estupefacientes en San Luis”, aseguró una fuente judicial.

Entre los más allegados a Hernández, según las autoridades, están Rodolfo, Popis, Mike, Carlos Pecueca y Wilmer; este último fue asesinado el pasado 24 de enero en Barrio Nuevo. “Cuando Ñuñú cae preso, se rodea de estos tipos y son ellos los que mantienen el control que él tiene desde hace varios años”, indicó la fuente.
Agregó: “además, dentro de la estructura estarían varios venezolanos, que se encargan de la venta de droga y cobrar cuentas. Entre ellos están Gabriel, Rey, Roger Ray, quienes son bien sanguinarios al momento de ir a cobrar alguna deuda o porque no le compran la droga a Ñuñú”.

Las autoridades también han advertido que dentro de la estructura criminal se presentó una fractura y, según se conoció, Popis no siguió delinquiendo para Dani Hernández; por eso se cree que pronto se podría dar un enfrentamiento por el Gaitán Durán. Además, una banda que se hace llamar Los de la Laguna de San Luis, también quiere dominar ese sitio. Por ahora, las autoridades están tras las pistas que les indican que varios familiares de Ñuñú habrían continuado con el control de ese sitio.

El negocio de la droga es tan bueno en el Gaitán Durán que, según los investigadores, entre los cabecillas de Ñuñú se dividen semanalmente la venta. “Una semana se encarga Rodolfo, la otra Mike, la otra un familiar de Hernández y así sucesivamente para que ninguno diga que no tiene derecho a ganar plata”.

Ante todo esto, la Fiscalía hoy adelanta una minuciosa investigación para tratar de establecer la identidad de todos los integrantes de esta organización de microtraficantes, que también están inmersos en más de medio centenar de asesinatos en Cúcuta y el área metropolitana. 

Por eso, hoy varios habitantes de San Luis le piden a la Policía continuar vigilando el puente Jorge Gaitán Durán, para que no vuelva la venta de drogas a ese lugar.

¿Serían familia de Ñuñú?

En la intervención que la Mecuc hizo hace 15 días al Gaitán Durán, luego de la denuncia hecha por este medio, se encontraron dos ancianos que también se encargarían de la comercialización de estupefacientes, los cuales fueron llevados a un hogar de paso. 

De la otra pareja que también estaba allí y que fue capturada, se supo que un juez determinó que la mujer quedaba en libertad y el hombre con el beneficio de detención domiciliaria.

Las autoridades tratan de establecer si los adultos mayores serían familia de Ñuñú y por eso los tenían allí vendiendo droga.

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