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Reclaman justicia por el crimen de Ana Jiménez en Cúcuta

La mujer murió en un ataque a bala que no era contra ella, en el barrio Caño Limón.

En la casa de Ana Karina Jiménez Garcés, quien fue asesinada en medio de un ataque a bala que no iba dirigido contra ella, la noche del 18 de noviembre del año pasado, en el barrio Caño Limón, la tristeza se resiste a salir y la incertidumbre de no tener justicia trae consigo más dolor para sus familiares.


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Una hermana de la víctima aseguró que la próxima semana pasará el peor de sus cumpleaños, pues tendrá que apreciar solo los recuerdos de su hermana menor y conformarse con una visita en el cementerio, por cuenta de los violentos que le arrebataron a su ser querido.

“Van dos meses desde que ocurrió eso y no sabemos nada del responsable. Las autoridades no nos han dicho nada y queremos que se haga justicia”, recordó la familiar.

El carisma, la alegría y la unión familiar que caracterizaban a Ana Karina, de 19 años, se acabaron por el balazo que le impactó en la cabeza, esa noche, cuando dos pistoleros llegaron hasta la calle 21 con avenida 17, de este barrio de la Comuna 6 de Cúcuta y atacaron de manera indiscriminada a Ceferino Gallo García, de 53, quien era un vigilante informal de la zona.


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La mujer fue alcanzada por una de las balas, cuando en el momento del asesinato del vigilante había salido de su casa, adonde había llegado a vivir dos días antes del suceso, con la intención de ir a la tienda a conseguir los alimentos para preparar la cena.

 
‘Quería ser policía’

Paradójicamente, la violencia se acercó a la familia de Ana Karina Jiménez, justo cuando ella tenía planeado terminar el bachillerato para ingresar a la escuela de la Policía, porque ese era su sueño, portar el uniforme de la institución y servirle a la comunidad para brindar seguridad.La víctima también era una destacada deportista y su gusto por el fútbol hizo que hiciera parte de una escuela de formación del barrio García Herreros.


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“Tenía un corazón enorme, amaba los perritos, muy entregada a su familia, era la alegre, la que hacía los carteles y los videos cuando había una fecha especial. Su sueño era terminar el bachillerato para ingresar a la Policía. Tenía muchos sueños que quedaron en vano”, aseguró la hermana de Ana Karina.

 
La muerte del vigilante

Ceferino Gallo García, quien era reconocido por ser uno de los fundadores de Caño Limón y por dedicarse durante los últimos años a ser vigilante informal del sector, fue la otra víctima.

Él recibió tres impactos en la cabeza y a pesar de haber sido trasladado al Hospital Universitario Erasmo Meoz, murió minutos después.

Extraoficialmente se conoció que, al parecer, había sido víctima de constantes extorsiones, situación que conocían las autoridades.


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Un familiar de la víctima recordó en ese momento a su ser querido como un hombre honesto, trabajador, servicial y buen consejero.

Días antes del hecho, la Policía Metropolitana de Cúcuta presentó en una rueda de prensa, la captura de cuatro presuntos miembros de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc), que supuestamente extorsionaban a los vigilantes informales y demás comerciantes de los barrios Caño Limón, Carlos Toledo Plata y Simón Bolívar.

Luego de una investigación de al menos un año, el grupo Gaula Élite identificó y capturó a estas personas en una operativo simultáneo en Cúcuta y Medellín.

Los detenidos fueron identificados como Mauricio Espinosa Bedoya, de 45 años, conocido como ‘El Ingeniero’, señalado de ser el jefe financiero de este grupo armado en el área metropolitana de Cúcuta.

Jhon Eduardo Rangel González, de 42 años, conocido como ‘El Tuerto’, sería el encargado del cobro de extorsiones a tenderos y comerciantes; Manuel Alejandro Navarro, de 28, ‘Nocturno’, tenía la misión del transporte y logística de la estructura en zona urbana y rural de Cúcuta; y también César Eduardo Díaz Pérez, de 59 años, conocido como ‘Tabaco’.


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