El soldado profesional Johan Edgardo Cano Ariza fue condenado ayer a 410 meses y 15 días de prisión por la muerte de Libardo Lobo Rueda y por las heridas causadas a Yenny Johana Quintero Carvajalino y Jairo Alonso Reyes López, tras la explosión de una granada.
Los hechos se registraron el pasado 10 de abril luego de que el militar, inexplicablemente, ingresara a un establecimiento público ubicado cerca al mercado de Ocaña y le entregara activada, entre una bolsa, la granada a Libardo, quien atendía el negocio, y la cual explotó en segundos.
Según relató la Fiscalía, tras la explosión la comunidad reaccionó rápidamente y atrapó al soldado, quien vestía de civil, y lo entregó, en medio de recriminaciones por el hecho cometido, a la primera patrulla de la policía que llegó a atender el caso.
“Al llevarlo a la estación le encontraron en el bolsillo derecho del bluyín el anillo de seguridad de la granada, un cartucho calibre 38, un celular y un tiquete de transporte terrestre a su nombre, de fecha 9 de abril de 2015, con la ruta Medellín-Ocaña”, señaló.
En el mismo local estaban Jairo Reyes y Johana Quintero, quienes resultaron heridos en las extremidades inferiores. Libardo Lobo, por la gravedad de las heridas, murió en la tarde, luego de ser atendido por varios médicos.
¿Qué lo motivo?
El militar fue presentado ante el Juzgado Promiscuo Municipal de La Playa que legalizó su captura y aceptó los cargos que le imputó la Fiscalía por homicidio agravado, tentativa de homicidio agravada, porte ilegal de armas de uso restringido y privativo de las Fuerza Armadas o explosivos y daño en bien ajeno.
Cano Ariza, natural de Cajamarca y residente en Ibagué (Tolima), recibió medida de aseguramiento en la cárcel de Ocaña.
Para entonces, el coronel Fabio Misael Cristancho, subcomandante de la Policía del Departamento, informó que el militar de 35 años, y quien trabajaría en una brigada móvil de Urabá, había salido con un permiso, pero se desconocía el por qué viajó a Medellín y posteriormente a Ocaña y cómo consiguió la granada.
“Lo que nos dijeron es que ese sujeto llegó al local y manifestó querer comprar unos pañitos húmedos, cuando le fueron a entregar el pedido, el tipo le dijo al señor que atendía que ya volvía y le pidió que le guardara una bolsa, la cual explotó”, señaló el oficial.
Según las autoridades, el militar indicó que minutos antes de llevar el explosivo hasta el local, él le quitó el seguro a la granada y la mantenía fuertemente agarrada en su mano, para evitar que se le explotara.
“Pero dijo que se cansó de cargarla y por eso la echó en la bolsa y se la entregó al señor que lo atendió en el negocio”, señaló.
El oficial afirmó que el soldado no pertenecía a ninguna banda criminal, además de que algunas de sus respuestas eran incoherentes.
Buena salud mental
“Los elementos materiales probatorios son suficientes para demostrar más allá de toda duda razonable que el acusado cometió las conductas punibles (...) fue capturado en flagrancia y lo admitió voluntariamente al aceptar su responsabilidad en la primera audiencia”, señaló el juzgado especializado de Cúcuta que lo condenó sin beneficios de casa por cárcel o suspensión condicional de la ejecución de la pena.
Cano Ariza recibió un descuento del 12.5 por ciento en la pena, por allanarse voluntariamente a los cargos, y deberá pagar a favor del estado 6.66 salarios mínimos legales mensuales vigentes.
“Con su comportamiento, el procesado cegó la vida de una persona y puso en peligro la de dos más, sin evidenciar que al momento de cometer los delitos se encontrara bajo trastorno mental que le impidiera conocer la ilicitud de su conducta. Lo que permite concluir que gozaba y en la actualidad goza de buena salud mental”, agregó el juzgado en su decisión.
A la audiencia no asistió el militar, pero por intermedio de su abogado solicitó que la pena impuesta sea purgada en la cárcel de Ibagué para estar más cerca de sus familiares.
