Poco a poco, la Segunda División del Ejército, empieza a completar las pistas para esclarecer la muerte de los cuatro militares que recibieron tiros de gracia, el 31 de agosto en la vereda La Pradera, de Sardinata.

En un reciente procedimiento militar, en el corregimiento Luis Vero, de Sardinata, fueron recuperados tres menores de edad, entre estos, dos hermanos, que transportaban una ametralladora calibre 7.62 con un cañón de repuesto, cuatro fusiles Galil calibre 5.52 milímetros, dos pistolas calibre 9, nueve proveedores para fusil y seis para pistola.

“Teníamos información de que algunos miembros de la disidencia de las Farc iban a transportar el armamento y por eso se instaló el puesto de control militar. Cuando interceptamos el camión, nos percatamos de que iban menores de edad”, explicó una fuente judicial.

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Según las autoridades, los fusiles pertenecían al cabo Helmer Mauricio Ortiz Flórez y a los soldados profesionales Óscar Eduardo Mendoza Ávila, Vicente Antonio Medrano Mejía y William Felipe Melchor Galindo, quienes murieron de manera inmediata en el ataque perpetrado por la disidencia del frente 33 de las Farc.

Extraoficialmente se conoció que los fusiles aún tenían rastros de sangre de los uniformados. Entre tanto, las pistolas, al parecer, fueron las que se utilizaron el día de la masacre, pero la Fiscalía será la encargada de adelantar las pruebas balísticas para establecer si fueron las armas con las que los agresores dispararon contra los militares.

El general Marcos Pinto Lizarazo, comandante de la Segunda División, aseguró que continúan las labores de inteligencia para contrarrestar el accionar de este grupo armado ilegal.

“El Ejército continúa su lucha frontal contra toda la cadena del narcotráfico y denuncia el reclutamiento forzado por parte de la disidencia de las Farc”, dijo el oficial.