En la madrugada de ayer, dos tiros fueron el presagio de la muerte en el barrio Los Olivos de la ciudadela Juan Atalaya. A las 5:00 de la mañana, los residentes de la calle 8 con avenida 46 vieron tendido en el suelo a su vecino, el vigilante Juan Carlos Herrera, de 43 años.
Junto al hombre herido quedó su bicicleta en la que salió minutos antes de su casa para comenzar su día laboral. En cuestión de segundos, los familiares fueron alertados del hecho, ocurrido a dos cuadras de la vivienda.
“Los vecinos salieron y luego la familia llegó. Fueron momentos de desespero por ayudarlo. Lo montaron en un taxi y lo llevaron al Policlínico”, contó un testigo.
Aunque Herrera ingresó al centro médico, su estado era crítico, tanto que el doctor de turno y demás personal de salud lo reanimaron, pero no respondió y falleció.
Mientras tanto, el lugar del crimen se llenó de policías que custodiaron la escena para que los miembros de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) practicar la inspección y avanzaran en las averiguaciones.
Herrera era una persona reconocida en el sector. “A él le decían Chocolate y siempre lo veíamos pasar a pie con su uniforme. Siempre trabajó como vigilante”, explicó un habitante del sector.
¿Vieja rencilla?
Tras las indagaciones de las autoridades en el vecindario y con la familia, lo único que lograron establecer es que la víctima tuvo una discusión con otros hombres meses atrás.
“Tres personas que estaban tomando cerveza le buscaron problema a un familiar del occiso y como estaban borrachos tuvieron intercambio de golpes y palabras. En medio de esto, el señor (Herrera) y otros más se metieron a defenderlo. Es posible que esto haya desencadenado una retaliación, pero estamos en las averiguaciones”, dijo una fuente judicial.
Cabe mencionar que los familiares de la víctima no quisieron entregar declaraciones sobre lo ocurrido.
Al cierre de esta edición, se desconocían los nuevos avances de las autoridades para esclarecer los móviles del crimen y la identificación de los autores del hecho.
