Una de las hijas de Fernando Ibarra Niño, asesinado en la madrugada de ayer, no pudo aguantar las lágrimas mientras miraba una foto de su papá en el celular, frente a las instalaciones del Instituto de Medicina Legal, esperando para reclamar el cadáver de su ser querido.
La menor, acompañada de su mamá y de sus tres hermanos, protagonizó escenas de dolor al recordar los momentos que pasó junto a Ibarra Niño, natural de Tibú.
Fernando trabajaba como vigilante informal hace aproximadamente cinco años.
Hacia la 1:00 de la mañana, desconocidos arribaron hasta la calle primera con avenida cuarta del barrio Chapinero, en la ciudadela Juan Atalaya, y lo mataron a disparos. El vigilante fue impactado en la cabeza, la espalda y en un antebrazo.
Ibarra murió en el lugar de manera inmediata, mientras los pistoleros huyeron de la escena del crimen sin dejar ningún rastro.
Junto al cadáver quedó la bicicleta con la que trabajaba todas las noches recorriendo este sector.
El trabajador informal, de 39 años, tenía su celular y la billetera con algo de dinero, por lo que se descarta que el crimen fuera producto de un atraco.
Asesinado cerca de su casa
La víctima se había separado de la mamá de sus cuatro hijos y actualmente vivía en unión libre con otra mujer, a una cuadra de donde fue asesinado.
Los familiares de Ibarra aseguraron que desconocían de cualquier amenaza o problema que podría desencadenar el homicidio.
Miembros de la Seccional de Investigación Criminal (Sijín) de la Policía Metropolitana de Cúcuta, practicaron la inspección y el levantamiento del cadáver.
“Cuando los vecinos salieron de sus casas tras oír los disparos, encontraron muerto al vigilante, sin tener conocimiento del rumbo que tomaron los homicidas”, señaló uno de los investigadores judiciales. Por ahora, las autoridades adelantan las pesquisas para conocer más detalles del crimen y revisan en cámaras de seguridad del barrio.
