Bailarines de diferentes edades harán un recorrido por las principales obras clásicas más icónicas del repertorio del ballet que enseñó la cucuteña.
Esta noche se le rendirá homenaje a Margarita Acevedo, referente cultural y artístico a través de la danza que ha dejado huella en muchas generaciones de la región.
El evento, que empieza a las 7:00 de la noche en el Teatro Zulima, es organizado por la Fundación Cerámica Italia y la Fundación Ballet de Cúcuta.
Se hará un recorrido por la trayectoria artística de la considerada mejor bailarina de su época y quien desde su juventud se encargó de incentivar el arte y el ballet en Cúcuta.
Bailarines de diferentes edades se unirán para brindarle al público algunas de las obras clásica más icónicas del repertorio del ballet, pasando por creaciones inéditas de jazz y contemporáneo y sintiendo el ritmo de las vibrantes melodías del tango y bolero, cada una de ellas, inspiradas en la mente de una niña que figuró como prodigia del arte y se convirtió en una gestora de cultura para todo el departamento Norte de Santander.
Las Fundaciones Cerámica Italia y Ballet de Cúcuta unieron esfuerzos para presentar esta noche, una muestra de arte llena de vida y memorias, incentivando un legado que incansablemente inculcó durante décadas el bello arte del ballet en todos los niños, jóvenes y adultos.
La maestra Margarita Acevedo vive, en cada uno de los bailarines y en cada paso y esta noche, se sentirá en cada rincón del Teatro Zulima la celebración a su esfuerzo y lucha incesante para que una ciudad disfrutara y viviera el teatro con corazón latente, sonrisa dichosa y cuerpo alegre.
Margarita Acevedo empezó a enseñar a las niñas de su edad, hace más de cinco décadas. Después estuvo dando clases entre San Cristóbal, Venezuela, Cúcuta y Pamplona.
Y debutó en el Teatro Colón de Bogotá. Y dijo que “fue una sensación indescriptible. Bailé ‘Las sílfides’ y era un sueño cumplido porque ese teatro tenía una tradición de músicos, arte y ballet”. Apenas era una niña, tenía 12 años, pero estaba convencida que era su pasión y convirtió el ballet en su modo de vida.
Su hija, la pianista Catalina Maldonado, la contemplaba todos los días deslizándose por el salón y se vanagloriaba de verla “moverse en perfecta conexión entre la música y la danza sin que nada interviniera en su concentración. Indudablemente tenía el poder de manipular el tiempo y el disfrute por enseñar con modestia, pulcritud y amor que siempre la caracterizó”.
El ballet la transportó a muchos lugares como bailarina incansable, pero decidió quedarse en su natal Cúcuta donde abrió su academia y dejar ese legado que hoy le rendirá honores.
En el 2012 la Alcaldía de Cúcuta le impuso la medalla Juana Rangel de Cuéllar en segundo grado por su trayectoria en ceremonia que se cumplió en el Teatro Zulima, donde innumerables veces actuó con su ballet.
Hace unos seis largos años ‘colgó’ las zapatillas, pero siguió amando el ballet.
La boletería para la entrada la pueden adquirir en el Teatro Zulima y en la sede de la Fundación Ballet de Cúcuta ubicada en la Avenida 1E 20-22 Barrio Blanco y tiene un costo de $10.000 por persona.