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La historia de uno de los programas de radio más reconocidos en Cúcuta.

Este era el título del programa de la radio de 1945, más popular del momento. Patrocinado por la Industria Colombiana de Llantas, Icollantas; pretendía con esta estrategia, promover sus productos a nivel nacional. Tuvo tanto éxito en la capital de la república que se propuso darse a conocer en las demás capitales departamentales.

A Cúcuta llegó invitada por la empresa Cúcuta Motors Company, CUMOTORS, cuyas instalaciones se encontraban ubicadas en la esquina de la calle diez con Avenida primera, sociedad donde su principal accionista era el millonario J.P. Lizarazo, empresario ampliamente conocido en esta frontera, toda vez que sus operaciones abarcaban todas las poblaciones a ambos lados de la frontera. Alternaba su estadía entre esta ciudad y Nueva York, donde atendía sus negocios que principalmente lo constituía el ramo automotor y de repuestos, particularmente los afamados MOPAR, que mantenía su línea de vehículos CHEVROLET en condiciones mecánicas óptimas. Como dato curioso para la época, el principal pasatiempos de don J.P. como se conocía ampliamente en el medio, era la cacería mayor, conocida entonces como safari africano. Y no era para menos, pues en su residencia, a poca distancia de la empresa, por la calle octava A entre cero y primera exhibía orgulloso las cabezas de las presas cazadas, entre las que recuerdo, un león y un rinoceronte; claro que habían otras menores que en este momento se escapan de mi memoria. Su casa de habitación, a pesar de los lujos interiores, no sobresalía por los detalles que otras viviendas ostentaban, ni estaba situada en los sitios reservados para los personajes más pudientes, pero era lógico pensar que allí se sentía cómodo, pues toda la zona le pertenecía; era propietario de unas cinco manzanas entre la inexistente avenida cero de entonces y la avenida primera entre las calles sexta y once; además, como dijimos antes, pasaba más tiempo en Nueva York que en Cúcuta.

Pues bien, en esta ocasión, se estaba invitando a toda la población de la ciudad para que fueran, de manera gratuita, a las presentaciones que se realizarían en el Teatro Municipal, a partir de las ocho de noche y que serían ‘radiadas’ por la Voz de Cúcuta. Los avisos radiales que promocionaban el evento decían que era el tipo de programa radial que le gustaba a chicos y grandes, a hombres y mujeres, que tenía música alegre y popular, ritmos de moda y algo de humor. Que por esa razón cobraba cada día mayor audiencia y popularidad.

El programa que viajaba a las ciudades era grabado en Bogotá y retransmitido por las emisoras locales contratadas por el patrocinador, que por lo general, incluía algunos de sus más representativos distribuidores. Aunque el nombre del programa era el del título, el común de la gente lo identificaba como la “Caravana Icollantas”, pues eso era, una tropilla de artistas que se desplazaban por todo el territorio nacional, brindando su arte a todo el mundo.

El director del programa, era el conocido locutor y presentador chileno, Juanito López, quien primero llegaba, por lo general con un día de anticipación,  y disponía del recinto y demás recursos técnicos que permitieran que el programa resultara exitoso y  sin problemas de logística. Llevaba varios años radicado en el país y por su larga experiencia radial era considerado el alma del programa y con él, la garantía de un programa de primera calidad.

Lo más importante, la contratación de las orquestas acompañantes, pues de ellas dependía que fuera del gusto de la audiencia y por lo tanto, recibiera las ovaciones del público.

En esta ocasión, los artistas invitados fueron, en primer lugar, las dos figuras estelares del elenco, la cantante chilena Mery Calderón y Carmencita Pernet, afamada cantante colombiana, con ellas se presentarían, el ‘Rey del Bongó’ Pedrito Caicedo y ‘Los Trovadores Nacionales’, intérpretes exquisitos de la música popular colombiana.

Todos los artistas eran presentados y entrevistados por la radio, tenían sesiones de firma de autógrafos y de encuentros previos con su público con los que intercambiaban saludos y hablaban de sus vidas y experiencias. Se leían las crónicas que hablaban de la trayectoria artística de los intérpretes, en las cuales se decía, por ejemplo, que Mery Calderón interpretaba con igual acierto las melodías colombianas, mexicanas, peruanas y chilenas, que su voz y su prestigio garantizaban esta audición con notables méritos.

Por su parte, Carmencita Pernet, que ya comenzaba a sonar en el ámbito musical nacional, glamurosa y alegre, era una de las figuras sobresalientes. Decían que nadie como ella podía interpretar a cabalidad los porros, las guarachas y los sones montunos. Y ni hablar del dúo que ambas conformaban, cuya fama había trascendido los círculos radiales de Bogotá como uno de los más calificados y artísticos.

Otro de los artistas invitados era el ‘crooner’ Pedro Caicedo. Término muy común en esos años. La denominación ‘crooner’ se aplicaba a ciertos cantantes masculinos que interpretaban cierto tipo de canción popular clásica, un género que en Estados Unidos se conoce como “traditional pop” o “pop standards”. La palabra ‘crooner’ es de origen estadounidense y en inglés tiene connotaciones semejantes a trovador.

Se presentaba en Cúcuta por primera vez y era una de las figuras centrales de esta ‘caravana Icollantas’. Se caracterizaba por su potente voz, su manera de moverse en el escenario y la interpretación que hacía de los sones populares. Por esas condiciones se había convertido en uno de los artistas radiales más cotizados del país.El espectáculo lo cerraban los ‘Trovadores Nacionales’, un exquisito conjunto de artistas típicos nacionales, verdaderos cultores de la música autóctona. Sus presentaciones en las diferentes emisoras de la capital del país, significaban un nuevo triunfo y un indiscutible acierto. Mezclaban canciones con estrofas picantes y con el humor propio de las clases populares y campesinas, haciendo el deleite de los asistentes, quienes se identificaban con las situaciones de sus interpretaciones.

Estas eran las alternativas de diversión y esparcimiento más populares de mediados del siglo pasado en nuestra provincial y calurosa ciudad.

*Gerardo Raynaud D.
gerard.raynaud@gmail.co

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Viernes, 9 de Marzo de 2018
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