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Última visita a Cúcuta de Gaitán

El candidato Jorge Eliécer Gaitán decidió iniciar por Cúcuta, el recorrido nacional en búsqueda de los votos que confirmaran su objetivo a la presidencia de la república.

Las elecciones de  1946 fueron particularmente “movidas” por dos motivos, la pugna del partido liberal al no ponerse de acuerdo en la escogencia de un candidato único a la presidencia y el “cansancio político” producto de 16 años de gobierno liberal. El primer caso derivó en la postulación de dos candidatos a la primera magistratura, por parte del doctor Gabriel Turbay y del caudillo popular Jorge Eliécer Gaitán.

Así pues, que en desarrollo de las campañas electorales, ambos candidatos se desplazaron por las vastas regiones del país buscando el favor y los votos de la población, en una época donde el fervor político se mezclaba con la violencia. Por otra parte, el candidato de la oposición conservadora mantenía la pasión de su partido intacta y ante esta situación, el país se veía en una disyuntiva bastante difícil de superar, toda vez que las tendencias modernas apuntaban a superar las sombrías políticas que durante los primeros años del siglo había impuesto el partido conservador, que había dado como resultado la “liberalización” de la gente.

En desarrollo de su campaña proselitista, el candidato Jorge Eliécer Gaitán decidió iniciar por Cúcuta, el recorrido nacional en búsqueda de los votos que confirmaran su objetivo a la presidencia de la república. 

El sábado 6 de febrero de ese año, en horas de la mañana, llegó a Cúcuta en uno de los aviones de Avianca y en el aeropuerto de Cazadero fue recibido por una multitud que previamente había sido organizada por el parlamentario Germán Arango Escobar, quien vino expresamente desde la capital de la república. Luego de los saludos protocolarios de sus copartidarios, la comitiva se trasladó al vecino corregimiento de El Zulia donde era esperado por sus amigos quienes le ofrecieron un suculento almuerzo al cual concurrieron  delegados de los pueblos vecinos y lugares aledaños. Sobra recordar que asistieron solamente representantes de los poblados liberales, por aquel entonces escasos en un departamento tradicionalmente conservador. La reunión de El Zulia estuvo presidida por la señorita Ana Julia Becerra, líder de las toldas rojas de esa región quien le presentó un caluroso saludo, siendo ovacionado hasta el delirio. Inmediatamente después, salió rumbo a la ciudad de Cúcuta en donde se esperaba ansiosamente la presencia del candidato de la ‘Renovación Moral’, como se llamaba su movimiento político. A la entrada del barrio Sevilla, sitio donde llegaba la carretera procedente de El Zulia, el candidato tuvo que apearse de su vehículo para continuar a pie a lo largo de la avenida séptima, desde más allá de la Estación Cúcuta del ferrocarril en medio del delirante entusiasmo y aclamaciones de la multitud que hacían imposible el paso del doctor Gaitán y su comitiva. 

En momentos en que el candidato se dirigía al parque Santander, hizo su aparición coincidencial uno de los aviones de la armada de guerra, describiendo varios círculos y atronando el espacio con el ruido de su motor, lo que contribuyó a darle mayor realce y entusiasmo a la recepción. La gente se botó literalmente a la calle para presenciar las maniobras  inesperadas del avión que por espacio de algo más de media hora mantuvo en expectativa el ánimo de los concurrentes que colmaban los andenes desde la estación del Ferrocarril hasta el parque de Santander.

La Policía Nacional escoltó al ilustre tribuno en medio de la apretujada multitud, que se estimó en más de diez mil personas, una elocuente cifra dada la población del momento. Las fuerzas del orden tuvieron que esforzarse para mantener la normalidad, pues personas y vehículos que lo acompañaban, todos querían acercarse para rendirle un emocionado saludo.

Llegando al parque Santander, donde la gente se había instalado desde muchas horas antes alrededor de la glorieta, ubicada frente al Palacio Municipal, lugar seleccionado para que los oradores dirigieran sus discursos, la aglomeración crecía a cada momento debido a la llegada de las delegaciones de los pueblos, de manera que el tráfico fue interrumpido en las inmediaciones del parque causando un caos nunca antes ocurrido. El candidato subió a la glorieta en medio de aclamaciones y morteros y de los acordes de la Banda de Música que tocaba el popular porro “a la carga”, canción insignia de su campaña. Con una frenética ovación se recibió al tribuno y a su comitiva, y el organizador doctor Arango Escobar, en elocuente discurso y encendida arenga política presentó al candidato y anunció que por circunstancias de la avanzada hora cedía la palabra al doctor Gaitán, prescindiendo de los demás oradores de turno.

Dirigiéndose al pueblo, como era su costumbre, y en cadente discurso, hizo el análisis espectral de lo que llamaba la ‘oligarquía tambaleante’. En magnífica figura retórica dijo que como Jesús en el templo de los mercaderes, desde ese lugar levantaba su palabra encendida de patriotismo para fustigar a los que habían convertido el suelo patrio en un mercado persa. El entusiasmo de la multitud interrumpía frecuentemente las palabras del orador al extremo de tener que pedirle al pueblo un ordenado silencio que le permitiera concluir sus parlamentos. En otro de sus apartes dijo que lo habían llamado de todas las maneras imaginables porque ha defendido el derecho a la palabra escrita porque ha condenado los pecados y los errores del grupo oligárquico que maneja al país. Les preguntaba a los asistentes ¿qué diferencia hay entre el hijo de un campesino conservador y el hijo de un campesino liberal, desnutridos ambos, desamparados, entregados a la persecución de los caciques electoreros que hacen imposible la vida en el campo y las veredas? Todos son iguales para mí y los defenderé a todos por igual, remataba. Así y por espacio de varias horas, mantuvo con su vigorosa oración la atención de la enorme multitud que llenaba el cuadrilátero  del parque y al descender de la tribuna fue conducido en hombros de sus más apasionados seguidores por toda la avenida quinta hasta el palacio de la gobernación y de allí a los amplios salones del Hotel Internacional, lugar de su alojamiento en la ciudad.

La verdad es que finalmente su visita produjo el resultado que se esperaba ya que las votaciones del 5 de mayo arrojaron las siguientes cifras (en votos): Jorge Eliécer Gaitán: 3.656; Mariano Ospina: 2.072; Gabriel Turbay: 1.814.

* Gerardo Raynaud D.
gerard.raynaud@gmail.com

Viernes, 1 de Febrero de 2019
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