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Asesinos en serie que marcaron la historia criminal
Un expolicía, condenado por 78 asesinatos, se sitúa entre los peores de los últimos años. 
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AFP
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Sábado, 15 de Diciembre de 2018

El expolicía ruso Mijaíl Popkov, condenado por 78 asesinatos, supera con creces a otros dos conocidos asesinos en serie de Rusia y se sitúa entre los peores de la historia criminal reciente.

En 2007, Alexander Pichushkin fue condenado a cadena perpetua por el asesinato de 48 personas. Mató a la mayoría de sus víctimas, muchas de ellas ebrias encontradas en un parque, a golpes de martillo, asfixiándolas o ahogándolas en las alcantarillas.

Apodado ‘el asesino del ajedrez’, quería que el número de sus víctimas correspondiera al de las casillas del tablero de ajedrez, es decir 64.

En 1992, Andréi Chikatilo fue condenado a muerte por violar, asesinar y mutilar a 52 adolescentes, niñas y mujeres entre 1978 y 1990 en Rusia, Ucrania y Uzbekistán. Conocido como ‘el ogro de Rostov’, un exprofesor casado y padre de familia, fue ejecutado en 1994.

Su investigación se vio salpicada por múltiples errores, como la ejecución de un inocente por los crímenes cometidos por Chikatilo.

Estados Unidos

En noviembre de 2018, el estadounidense Samuel Little, ya condenado a cadena perpetua por matar a tres mujeres, confesó haber cometido 90 asesinatos. 

El FBI ya confirmó su responsabilidad en la muerte de 34 personas, en su mayoría mujeres marginales, a menudo prostitutas o drogadictas, y en muchos casos negras o latinas, asesinadas entre 1970 y 2005 en Estados Unidos.

Este exboxeador mataba a sus víctimas con golpes violentos o asfixiándolas, y luego abandonaba sus cuerpos.

El enfermero alemán Niels Högel, condenado a cadena perpetua por la muerte de seis pacientes, confesó 100 asesinatos más al iniciarse un nuevo juicio en octubre de 2018. 

Los investigadores consideran que el número de víctimas podría llegar a más de 200. Éstas sucumbieron a las sobredosis de medicamentos que Högel les inyectaba con la idea de reanimarlas e impresionar a sus superiores.

“Este trabajo no estaba hecho para mí”, reconoció el enfermero.

El estadounidense Gary Ridgway, expintor de carrocerías, fue condenado a cadena perpetua en diciembre de 2003 por haber estrangulado a 48 mujeres, la mayoría prostitutas o fugitivas, entre 1982 y 1984 en la región de Seattle. 

Apodado el ‘asesino del Green River’, en alusión al río donde fueron hallados los cuerpos de sus primeras cinco víctimas, los investigadores le atribuyen 90 asesinatos en total. 

“He asesinado a tantas mujeres que me cuesta acordarme de todas ellas”, declaró.

Harold Shipman, médico de familia instalado cerca de Mánchester, en Reino Unido, fue condenado en 2000 a perpetuidad por matar a 15 personas entre 1975 y 1998 inyectándoles morfina. Se ahorcó en su celda en 2004.

Un año después, una investigación oficial atribuye a Shipman, llamado el ‘doctor muerte’, el asesinato de unos 250 pacientes.

Colombia

Luis Alfredo Garavito, un vendedor ambulante apodado el ‘monstruo de Génova’, como su ciudad natal en Colombia, fue condenado a 40 años de cárcel en el 2000 por el asesinato de unos 189 niños.

Se hacía pasar por discapacitado, empleado de oenegé o monje y llevaba a sus víctimas hasta lugares aislados ofreciéndoles golosinas o dinero. Después los hacía beber y los violaba, a la mayoría de ellos, antes de matarlos. Algunos de ellos fueron encontrados decapitados. Cuatro de sus crímenes fueron perpetrados en Ecuador.

En 1980, el colombiano Pedro Alonso López Monsalve fue detenido en un mercado de Ambato, en Ecuador, después de haber intentado secuestrar a una niña. Confesó entonces haber estrangulado a al menos a 310 niños de familias desfavorecidas en Ecuador, Colombia y Perú.

Inicialmente acusado de violación y asesinato de cuatro niños en Ecuador, el ‘monstruo de los Andes’ llevó a la policía a un campo donde estaban enterrados otros 53 cadáveres de niñas. Condenado a 16 años de cárcel, la máxima pena en Ecuador, fue extraditado en 1994 hacia Colombia. 

Tras pasar un tiempo en un hospital siquiátrico, fue liberado y desapareció. Actualmente tendría 70 años. 

Los crímenes del expolicía

El expolicía ruso apodado ‘el maníaco de Angarsk’, que mataba a prostitutas con hachas y martillos, fue declarado culpable de 78 asesinatos en total, lo que le convierte en el peor asesino en serie de la historia reciente del país.

Popkov, de 54 años, ya había sido condenado en 2015 a cadena perpetua por el asesinato de 22 mujeres. 

Un tribunal de la ciudad de Irkutsk, cerca de lago Baikal en Siberia, le declaró culpable de otros 56 asesinatos cometidos entre 1992 y 2007, con una segunda condena a cadena perpetua.

Popkov, que cometió la mayoría de sus crímenes en la ciudad de Angarsk, cerca de Irkutsk, a unos 4.200 km al este de Moscú, mató a 77 mujeres y a un solo hombre, otro policía. Primero invitaba a sus víctimas, muchas de las cuales fueron violadas, a subirse a su coche de noche, utilizando a veces su vehículo de policía fuera de las horas de servicio.

Mataba a sus víctimas, de entre 16 y 40 años, en su mayoría prostitutas, a golpes de hacha o de martillo, como explicó en diciembre de 2017 a la web de información rusa Meduza.

Él mismo se describía como un “limpiador” de las prostitutas de la ciudad. Solía abandonar a sus víctimas en el bosque, en cementerios o en las cunetas. Solo dos mujeres lograron escapar a sus ataques aunque resultaron gravemente heridas.

Una de las sobrevivientes, Yevgenia Protasova, explicó al diario Komsomolskaïa Pravda que Popkov la convenció de subir a su coche en 1999, cuando ella tenía 18 años. “Me enseñó su placa de policía y yo me lo creí”.

Luego la golpeó en la cabeza y la llevó a un bosque donde la estranguló y la dejó pensando que estaba muerta. Un transeúnte la encontró a tiempo y se pudo evitar que falleciera.

Necesidad de matar 

Mijaíl Popkov tenía “una necesidad patológica de matar a gente” y una “obsesión asesina incluyendo aspectos sádicos”, explicó la oficina de la fiscalía. El expolicía fue considerado sin embargo responsable de sus actos y con una mente clara para ser juzgado.

“Disfrutaba de sus actos. Los veía como su razón de vivir”, explicó a Komsomolskaïa Pravda el criminólogo Yury Antonyan, quien participó en la investigación.

El expolicía se presentó en el tribunal vestido con el uniforme de la prisión y la cabeza gacha, según las imágenes de la televisión rusa. Ahora será enviado a una prisión reservada a los detenidos condenados a cadena perpetua, apodada “Delfín Negro” y situada cerca de la frontera con Kazajistán.

Además de su doble cadena perpetua, un caso inusual en Rusia, a Popkov se le retiró su pensión de policía, anunció el tribunal. El fiscal de Irkutsk, Alexander Shkinev, dijo que el condenado tenía la intención de apelar.

Como policía, Popkov llegó incluso a participar en las investigaciones sobre sus propios crímenes para desviar su atención, según la prensa rusa.

Los investigadores ya sospechaban que el asesino podía ser un policía por la manera en que cubría sus huellas después de cada asesinato.

Finalmente fue detenido en 2012 en Vladivostok (Extremo Oriente ruso), identificado tras una investigación a gran escala, que incluyó análisis de ADN de los habitantes cuyos coches correspondían a los rastros de neumáticos en los lugares del crimen.

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