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Blanca Li, la española que baila para cambiar el mundo

A través del arte y de sus coreografías y puestas en escena, sueña hacer del mundo un lugar mejor.

Bailarina, coreógrafa de Almodóvar, Beyoncé, Daft Punk o ColdPlay, actriz, directora de cine, Blanca Li, una andaluza que derrocha energía creativa y baila en vestidos de sus amigos Azzedine Alaïa o Gaultier hizo una pausa en Nueva York para reflexionar sobre su carrera.

Cine, teatro, ópera, campañas publicitarias para Prada o Christian Louboutin, videoclips, instalaciones, la gala del baile de la Rosa de Mónaco: Li se interesa por todo y sueña hacer del mundo un lugar mejor a través del arte y de sus coreografías y puestas en escena.

"Soy supercuriosa. Me encanta mezclar las cosas, todo me inspira, cuanto más veo, cuanto más aprendo, más inspiración tengo", dice a la AFP la bailarina, que nació en Granada hace 53 años pero vive en París desde 1993, fecha en que fundó su propia compañía.

"Me gustaría poder influenciar más el mundo, que cambiara, que mejorara", confiesa el sábado de noche, minutos antes de enfrentar el escenario del teatro City Center de Nueva York para el estreno estadounidense de su espectáculo "Diosas y Demonias", un apasionado homenaje al poder femenino.

"A veces ser artista es un poco extraño, te haces muchas preguntas sobre qué puedes hacer para mejorar el mundo que tienes alrededor y a la gente a la que aportas algo con tu arte", explica esta menuda morena de grandes ojos verdes y músculos de acero mientras una asistente le une al cabello una larguísima trenza negra, sujeta en un rodete, que luego derramará en escena.

"La paridad no existe"

En "Diosas y Demonias", estrenado por primera vez en París hace poco más de un año, Li y la figura principal del Bolshoi, Maria Alexandrova, de 38 años, encarnan los arquetipos femeninos de la mitología griega, de madres a "femmes fatales", en un momento en que los derechos femeninos parecen retroceder.

Las mujeres "dimos un paso muy grande y luego como que todo se ha parado", estima la bailarina, que está casada con el francés Etienne Li y tiene dos hijos.

"Quise hablar de lo bello que es ser mujer" en este momento, dice Li, que comenzó estudiando flamenco, integró el equipo nacional español de gimnasia rítmica y a los 17 años llegó a Nueva York para estudiar danza moderna con la legendaria Martha Graham. Luego descubrió el hip hop, la música electrónica, se inspiró del ballet clásico y nunca dejó de mezclar uno y otro.

"Vivimos en sociedades donde la mujer todavía no es respetada como debería. Las mujeres estamos todavía muy limitadas profesionalmente, artísticamente", lamenta.

"En Francia o en España, la paridad no existe. En todo la gran mayoría son hombres y no es porque las mujeres seamos más estúpidas".

Para Li es simplemente "alucinante" que la mayoría de los grandes coreógrafos sean hombres. Por ejemplo su compañera de baile en "Diosas y Demonias", la rusa Alexandrova, no había tenido en 20 años de carrera, hasta la llegada de Li, una coreógrafa mujer.

"En Francia casi todos los centros coreográficos están dirigidos por hombres. Es alucinante, un país donde eran casi todas mujeres las que llevaban el mundo de la danza, y las han como que echado a todas", dice.

Vestidos que bailan

Li refleja en sus creaciones sus preocupaciones cotidianas.

En su próximo espectáculo "Solsticio" con el Teatro de Chaillot de París, cuyos ensayos comienzan en tres semanas, Li pondrá en escena "la relación del hombre y la naturaleza, cómo ha evolucionado con el tiempo; cómo va a cambiar nuestra vida y la vida de los que vienen detrás".

Y en otra de sus obras aún de gira, "Robot", bailarines y pequeñas máquinas articuladas comparten escenario en una reflexión irónica y poética sobre adónde nos llevará la tecnología.

Desde que la diseñadora española Sybilla hizo la vestimenta de uno de sus primeros ballets y luego trabajó junto a Christian Lacroix en la Ópera de París, Li hace bailar la moda.

En "Diosas y Demonias", Li y Alexandrova visten espectaculares vestidos de Alaïa, Stella McCartney, Jean Paul Gaultier y Sophie Theallet, que se abren y cierran, tapan y revelan, se inflan, apretan y hasta vuelan.

"La moda me inspira mucho porque es crear el movimiento en la ropa, y para bailar eso es superimportante", cuenta.

¿Qué haría si no fuese bailarina? Li no puede ni imaginarlo. "Siempre he bailado", dice riendo.

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AFP
AFP
Martes, 4 de Abril de 2017
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