Donald Trump planea alojar a los miles de migrantes centroamericanos que marchan en caravana hacia Estados Unidos en “ciudades de carpas” y contenerlos con más de 5.000 efectivos militares, que empezaron a ser enviados a la frontera con México.
“Si solicitan asilo, los vamos a retener durante el tiempo que dure el juicio. Los vamos a retener, vamos a construir ciudades de carpas, vamos a construir carpas por todas partes”, dijo Trump a Fox News.
“No vamos a construir estructuras y gastar todos esos cientos de millones de dólares. Tendremos carpas, serán muy agradables, y ellos (los migrantes) van a esperar, y si no reciben asilo se van”, añadió.
“Cuando la gente se entere qué está pasando, verás que mucha menos gente vendrá”.
Este anuncio sigue al del Pentágono, que puso manos a la obra al plan de seguridad del presidente frente a la caravana de migrantes. “De aquí al final de la semana vamos a desplegar cerca de 5.000 soldados en la frontera suroeste”, dijo a la prensa el general de aviación Terrence O’Shaughnessy.
Este despliegue -muy superior a los 800 mencionados la semana pasada- representa un considerable incremento a la presencia militar en la frontera, donde 2.100 efectivos de la Guardia Nacional trabajan desde abril en tareas logísticas.
Pese a las amenazas, la caravana de hondureños seguía su avance por México y avanzó hasta Niltepec, en Oaxaca (sur), mientras centenares más entraban a ese país cruzando el caudaloso río Suchiate, en la frontera con Guatemala.
Marisol Hernández, una joven de 23 años que se unió a la caravana pese a estar embarazada, contó a la AFP que huyó de su país después de que los miembros de una pandilla mataran a su marido de un “balazo en la sien” hace dos meses.
“Por momentos quiero regresarme (a Honduras) porque creo que ni yo ni el niño (que espera) vamos a soportar” el trayecto hasta Estados Unidos, dice casi murmurando por el agotamiento.