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Corea del Norte es un enano entre potencias atómicas
Está en el club, y desde allí es una amenaza para el planeta: EU está casi que impedido de actuar.
Sábado, 9 de Septiembre de 2017

China jamás permitirá otra superpotencia en su frontera, mucho menos a Estados Unidos. Con India y Japón tiene suficiente.

Así, una guerra en Corea del Norte, que involucre a las potencias está lejos de ser. Nada de lo que pasa en su patio puede serle ajeno a China, mucho menos un programa nuclear que pudiera algún día llegar a amenazarla, como podría ser el de Pyongyang, capital norcoreana. Por eso, lo controla...

Beijing conoce cada paso de Kim Yong-Un —para el mundo, un lunático veleidoso—, marioneta del teatrino con el que a Beijing le encanta distraer y preocupar al mundo cuando Washington se disparata. Y Donald Trump, tan similar a Jong-Un, está despistado, sin un plan de acción coherente...

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Más allá de sanciones como un bloqueo, que será inocuo, para expertos como Justin Bronk (BBC), si descarta la sensatez del diálogo, la diplomacia y el pragmatismo, ante el desafío termonuclear de Corea del Norte, Trump solo tiene tres opciones militares. Todas, desafíos a la locura del holocausto nuclear.

Opción 1: Contención mejorada

Poco arriesgada y poco efectiva. Se usarían recursos desplegados hace tiempo en Corea del Sur, Japón, Guam y otros sitios del Pacífico —submarinos, otros navíos, aviones, helicópteros, tropas, radares, misiles balísticos…—, inútil todo, pues no pudo impedir a Pyongyang lanzar un misil de prueba sobre Japón y ensayar una bomba de hidrógeno.

Para ello, Trump autorizó a Japón y a Corea del Sur para que le compren “armamento sofisticado” —podría incluir misiles atómicos— para probar que habla en serio sobre usar la fuerza para apoyar sus demandas.

Aunque no le cree a Trump, Corea del Norte interpretará todo como el preludio de una invasión terrestre. Y no se quedará tranquila: Pyongyang tiene a Seúl, capital de Corea del Sur, aliado de EU, apenas a 195 kilómetros de distancia en línea recta —tan cerca como Cúcuta a Bucaramanga—, y podría pulverizarla en menos de 10 minutos.

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Un incremento de la fuerza requiere incluso para EU de varios meses, tiempo suficiente para que Jong-Un incremente su poderío. Y, mientras, China y Rusia protestarían con dureza, y ellos sí tienen el poder necesario para complicarle la vida al gobierno de Trump en Europa del Este o en los mares del sur y del este de China.

Los misiles de EU en la zona son muy costosos, van muy pocos en cada barco y exigen grandes recursos para lanzarlos a neutralizar los cohetes de prueba norcoreanos, de los que Jong-Un tiene un gran arsenal.

Corea podría dedicarse a desgastar la Flota del Pacífico, mientras la situación se escala hacia un peligroso conflicto directo.

Opción 2: golpes quirúrgicos

Las fuerzas aérea y naval de EU tienen capacidad para dar los golpes quirúrgicos más avanzados del planeta. A primera vista, es atractivo disparar misiles de precisión Tomahawk desde submarinos en la costa norcoreana y atacar con bombarderos B-2 (invisibles para el radar) las posiciones estratégicas e instalaciones de misiles balísticos.

Sin duda, habría graves daños, pues hay infraestructuras enterradas a grandes profundidades y fortalecidas, pero vulnerables a la superbomba GBU-57, de 13,6 toneladas.

Pero el fuego antiaéreo norcoreano podría afectar aviones detectables, y generar una situación dramática con eventuales pilotos prisioneros, que Trump no podría manejar.

Además, se desconoce el nivel de defensa de Corea del Norte, integrado por sistemas soviéticos, chinos, rusos y componentes desarrollados en el país, que podrían ser muy eficaces. Es casi imposible valorarla.

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Pero, aún golpeando duro, el ejército de un millón de soldados y seis millones de reservistas de Jong-Un podría, en un contrataque, dañar a Seúl (Corea del Sur), y aún a Tokio, con 10 millones de habitantes en cada ciudad.

Se necesitarían días para eliminar las baterías de cañones y misiles, capaces de disparar decenas de miles de proyectiles y misiles en ese tiempo. El daño catastrófico causado por Jong-Un, aún sin invadir a su vecino, podría hacer añicos la alianza Washington-Seúl. Igual ocurriría con Japón.

Opción 3: invasión a gran escala

Opción “extremadamente disparatada”, dados el tamaño del ejército de Corea del Norte, el poder de su artillería, la opacidad de sus defensas aéreas y la reticencia de Corea del Sur a apoyar cualquier acción militar estadounidense.

Cualquier intento de invadir el norte requeriría meses de incremento de la presencia militar de EU y la participación a gran escala de Corea del Sur. Pero costaría cientos de miles de vidas a ambos bandos.

Además de bombardeos de artillería, el ejército norcoreano está entrenado para infiltrar comandos a gran escala en Corea del Sur usando biplanos que vuelan despacio y a baja altura, difíciles de detectar.

La última vez que Estados Unidos y sus aliados se adentraron en Corea del Norte, durante la guerra de 1950, China entró en el conflicto a favor del bando norteño para evitar que se estableciera al lado de su frontera una Corea unificada alineada con Occidente.

Un resultado así todavía es algo que China no está preparada para contemplar. Esta es la principal razón por la que han respaldado el régimen de Jong-Un durante tanto tiempo.

Por último, incluso si estos grandes problemas se pudieran superar de alguna manera, una invasión exitosa de Corea del Norte liderada por EU le dejaría a Seúl la responsabilidad de reconstruir un país destrozado, con el norte casi un cadáver.

La realidad es que ninguna de las opciones militares disponibles para que Estados Unidos lidie con Corea del Norte está libre de costos y riesgos significativos.

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