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En otros países se habla de terminar el aislamiento

 España, Austria, Eslovenia, Hungría y Portugal empiezan a salir de la cuarentena.

Después de catorce años trabajando como chef en Madrid, Carolina Castrillón parecía una turista otra vez. Por fin, tras dos meses en cuarentena, saliendo solo a comprar comida, pudo caminar por la calle en el comienzo del desconfinamiento de España. Pasó por el Palacio Real de Madrid, la catedral de Santa María, el Puente de Segovia y la Puerta del Sol.

Iba sonriente y los rostros que se atravesaban por su camino también. “La gente se veía feliz, a todo le tomaban foto. Parecíamos gallinas saliendo del gallinero, caminando sin rumbo”, relata. Pasó dos meses sin estar en la cocina del restaurante para el que trabaja, quemando el tiempo en su estudio de 20 metros cuadrados haciendo videollamadas con su familia y cocinando hasta que esta semana comenzó su nueva normalidad, como le dice el gobierno.

Allá, después de estar aislados desde marzo, con 217 mil casos de coronavirus y 25 mil decesos, se están retomando actividades de manera paulatina. El 13 de abril prendieron máquinas los sectores esenciales de la economía, desde el fin de semana la gente puede salir en horarios específicos, las peluquerías se reabrieron esta semana y los restaurantes encenderán de nuevo los hornos.

Como España, otros países europeos empiezan a salir de la cuarentena. Austria, Eslovenia, Hungría y Portugal también están en esa lista. Para que un país comience a levantarla, explica el epidemiólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, Andrés Rangel, necesita tener capacidad para detectar casos, que sus sistemas de salud puedan hacer pruebas a personas sospechosas, mantener las medidas de protección individual y que se siga ampliando la capacidad instalada del sistema de salud.

Cláusula para salir de nuevo

“Aunque unos países estén tomando esa decisión, la realidad es que el riesgo en salud sigue latente. Pero también es cierto que por muy exitosa que sea la cuarentena para frenar la pandemia no hay sociedad que la pueda tolerar por mucho tiempo”, afirma Rangel. Las comparaciones en este asunto son engañosas. Cada país tiene una realidad diferente en términos de las morbilidades de su población, la edad promedio de sus ciudadanos, las capacidades del sistema de salud y la envergadura de su economía, tanto para poder sostener una cuarentena como para inyectar recursos a la salud.

La cantidad de habitantes también es determinante. Nueva Zelanda, por ejemplo, el pasado 27 de abril aseguró que le ganó la batalla al coronavirus y no registra nuevos contagios desde el domingo, cuando solo hubo uno en el país. Pero se trata de una población que no alcanza los 5 millones de habitantes. En este caso los números son determinantes: con más ciudadanos, más ardua será la búsqueda de los enfermos para realizar el cerco epidemilógico.

Como lo dijo la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, “rastrear los últimos casos es como buscar una aguja en un pajar”. Y en esa labor estará el país hasta el 11 de mayo, con el objetivo de poder reducir más las restricciones porque, aunque la pandemia esté casi vencida, se mantienen regulaciones a la vida social y medidas de distanciamiento físico entre personas.

Esa diferencia sobre cómo hacer un desconfinamiento no se ve solo entre países. En una misma nación se toman medidas según la realidad de las regiones y un prototipo de esto es Italia, donde cada ciudad debe regular qué tanto levanta el aislamiento según su contexto, un modelo que también comenzará a implementar Francia en los próximos días. En pocas palabras, a más contagios en un sector, menor será la flexibilización.

El PhD en epidemiología clínica de la Universidad de la Sabana, Henry Oliveros, explica que los gobiernos deben estudiar a su población susceptible, a la infectada y a la que ya puede tener inmunidad antes de decidir si reduce gradualmente el aislamiento. “Solo hasta que se llegue a un porcentaje importante de personas inmunes podría controlarse el crecimiento de nuevos infectados. El ideal es que haya un 60 % o 70 % de inmunidad, una proporción que muchos países no han alcanzado”.

Tanto en Colombia como en el resto del mundo se ha dicho que las escuelas serán uno de los últimos ámbitos de la sociedad que volverán a la normalidad por el riesgo que significa tener a cientos de estudiantes en un mismo lugar y Austria ya dio ese paso. En Asia, Corea del Sur retoma las clases el 13 de mayo, con la condición de que los alumnos porten tapabocas en los colegios, limpien sus puestos todos los días y mantengan distancia entre sí. Esa es su nueva realidad, un cambio que, de a poco, se expande por el mundo.

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Colprensa
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Martes, 5 de Mayo de 2020
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