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Foros de odio en internet ganan notoriedad tras matanza en una escuela de Brasil
En estos foros difunden ideas extremistas y apoyan a los usuarios que quieren suicidarse. 
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AFP
AFP
Sábado, 23 de Marzo de 2019

Una secta virtual de hombres misóginos, racistas y homofóbicos de Brasil que desde hace años incita a la violencia ganó notoriedad tras la matanza este mes en un colegio de Suzano (sudeste).

El punto de encuentro del grupo es Dogolachan, una de las versiones locales más conocidas de los "chans", foros que con frecuencia difunden ideas extremistas y se adentran en la ilegalidad.

La mayoría funciona en la superficie de internet y es fácilmente accesible, pero sus miembros son anónimos y el sistema no conserva rastro de su origen. Dogolachan, sin embargo, funciona en la "internet profunda" (deep web), que no está indexada en los motores de búsqueda.

Los especialistas suman a la dificultad de rastreo la escasez de recursos y una presunta falta de voluntad política para investigarlos.

También hay quienes señalan que la popularidad de esos grupos se acrecentó con la ola ultraconservadora que llevó al poder al presidente Jair Bolsonaro.

Los dos jóvenes que mataron a ocho personas e hirieron a 11 antes de suicidarse en Suzano fueron enaltecidos por los "channers" (como se conoce a los participantes de estos foros) como "honrados hombres de bien".

El Ministerio Público de Sao Paulo investiga la presunta navegación de ambos por Dogolachan y otros foros, en busca de orientaciones para el ataque.

Viktor Chagas, profesor del Departamento de Estudios Culturales y de Medios de la Universidad Federal Fluminense (UFF), señala que las discusiones en Dogolachan suelen ser "totalmente cifradas" e incomprensibles "sin una vigilancia regular, sistemática y preventiva".

"Es preciso una investigación continua, sin esperar hasta que se produzca una matanza", insiste.

"Cura para el feminismo" 

La AFP observó discusiones en Dogolachan la semana siguiente del ataque del 13 de marzo y constató numerosos intercambios entre usuarios que se dicen dispuestos a perpetrar acciones similares contra alcaldías, colegios, universidades o paradas gays, a fin de figurar "en el horario televisivo de mayor audiencia".

También comprobó la llegada de nuevos miembros atraídos por la repercusión de la masacre. "Odio a la gente de la escuela, querría apuñalar a algunas en el aula", escribió un nuevo usuario el miércoles pasado.

"Con la fama que estamos ganando, muchos muchachos con ganas de masacre empezarán a frecuentar este recinto y (...) podremos formar una generación entera de 'school shooters' (tiradores en escuelas)", dice otro mensaje.

Los usuarios intercambian fórmulas para fabricar bombas o cócteles molotov o procurarse ácido sulfúrico para atacar a mujeres, "la cura para el feminismo".

El año pasado, un "moderador" de Dogolachan, André Garcia, alias Kyo, anunció su intención de suicidarse y otros usuarios le alentaron a llevarse consigo "la escoria", como el grupo designa a las minorías. Garcia los oyó: antes de pegarse un tiro en una calle de Penápolis, en el interior de Sao Paulo, mató a una mujer.

Garcia se convirtió en un mito entre los "chans" brasileños, tal como Wellington Menezes, quien en 2011 asesinó a 12 personas en una escuela de Realengo, en Rio de Janeiro, antes de matarse.

Para Marcelo da Luz, doctorando en la Universidad de Campinas (Unicamp) y especialista en cibercriminalidad, el principal obstáculo para investigar esos hechos es la falta de recursos humanos y materiales.

Los departamentos policiales "responden a cada vez más demandas pero no han recibido la suficiente atención política ni las inversiones (...) para realizar pesquisas más prolongadas en esos foros", afirma.

Solicitada por la AFP, la comisaría especializada en delitos de intolerancia de Sao Paulo (Decradi) indicó que no concede entrevistas, a fin de no obstruir las investigaciones.

"Milicias virtuales"

Una especialidad de esos foros es el hostigamiento de activistas, como el exdiputado gay Jean Wyllys, del partido de izquierda PSOL, que se exilió denunciando una campaña de difamación y amenazas.

La bloguera feminista Lola Aronovich, que ha recibido "miles de amenazas de muerte" en los últimos diez años, define a los "channers" como "hombres solitarios, en rebelión contra el mundo, que viven en una realidad alternativa en la que la víctima es el hombre heterosexual y blanco".

En esos espacios virtuales "hay muchos neonazis con discursos contra negros, judíos e inmigrantes, pero su principal combustible es la misoginia", dijo Aronovich a la AFP.

Uno de los creadores de Dogolachan, Marcelo Mello, llegó a crear un portal de odio con el nombre de la bloguera, profesora de literatura, atribuyéndole declaraciones favorables al infanticidio y acusándola de realizar el aborto de una alumna en una clase.

Aronovich lo denunció y sus acusaciones se sumaron al expediente que permitió el año pasado condenar a Mello a 41 años de cárcel por asociación criminal, divulgación de pedofilia, racismo y terrorismo.

En 2018, la ONG Safernet recibió 128.000 denuncias de crímenes de odio y el Ministerio Público Federal registró un aumento de 29% de esos casos. "El proceso electoral del año pasado fue muy polarizado y explica ese aumento", afirmó en febrero la fiscal Neide Cardoso.

Para Lola Aronovich, los "channers" se sienten "empoderados" por la victoria de Bolsonaro -a quien ella ve como un "socio de las milicias virtuales"- y sus promesas de liberar el porte de armas.

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