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Guerreros anti-Zika de Miami matan mosquitos casa por casa

El virus se ha propagado rápidamente por América Latina y el Caribe desde que apareció en la región en 2015.

El inspector de mosquitos Carlos Vargas recorre las casas de Miami llevando poderosas armas: gotero, larvicida y pesticida. Su misión es destruir al Aedes aegypti antes de que el zika se apodere de la ciudad.

Varas recoge con el gotero un poco de agua empozada entre las plantas del patio de una casa. Examina la muestra y hace una mueca de satisfacción: adentro, unos diminutos bichos se mueven nerviosamente. Son las larvas del malévolo mosquito.

El Departamento de Gestión de Residuos Sólidos del condado de Miami-Dade se prepara así para la llegada del verano, mientras espera -como el resto del estado de Florida- los fondos federales para enfrentar la amenaza inminente del zika.

Este virus, transmitido por mosquitos del género Aedes (aegypti y albopictus), no tiene vacuna ni tratamiento y puede causar terribles malformaciones a los recién nacidos.

Carlos Espinal, director del consorcio mundial de salud de la Universidad Internacional de Florida (FIU) y experto en enfermedades tropicales reportó que “los inspectores no van a dar abasto para cubrir todo el territorio”, comentó.

“Es muy importante el trabajo intersectorial entre líderes comunitarios y sistemas de salud para combatir a las larvas”.

Húmedo, lluvioso, caluroso y subtropical, “Florida tiene todas las condiciones ambientales” para alojar una epidemia, dijo el especialista.

El país más golpeado con el zika es el Brasil, con alrededor de 1,5 millones de infectados y casi 1.300 casos de bebés nacidos con microcefalia.

De manos atadas
   
A medida que el verano se instala en el hemisferio norte, el sur de Estados Unidos se vuelve un campo de diversiones para estos mosquitos, aunque aún no se registran casos domésticos de zika.

Pero según las autoridades es cuestión de tiempo y aumenta la frustración por la falta de presupuesto federal.

Hasta el 1 de junio, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) registraron 618 casos de zika en Estados Unidos continental.

Por su lado, el Departamento de Salud de Florida sumaba el viernes más de 170 casos de zika en el estado, casi 40 de ellos en embarazadas.

La enfermedad en sí es leve y a veces imperceptible. Pero una mujer embarazada puede contagiar al feto, que entonces corre el riesgo de nacer con microcefalia.

Esta malformación provoca daños irreparables en el desarrollo motor y cognitivo del niño.

Buscando recursos

El jefe de los CDC, Tom Frieden, hace una intensa campaña para que el Congreso apruebe una partida de 1.900 millones de dólares que pidió el presidente Barack Obama en febrero.

El Senado quiere asignar 1.100 millones de dólares en fondos de emergencia y la Cámara de Representantes aprobaría solamente 622 millones, pero aún no se ponen de acuerdo.

“Imagínese que usted está frente a un lago y ve a alguien ahogándose. Usted tiene la capacidad de salvar a esa persona, pero tiene las manos atadas”, escribió Frieden en el blog de la Casa Blanca, para urgir a los legisladores a desbloquear los fondos cuantos antes.

“Tener la capacidad de prevenir docenas, cientos o incluso miles de defectos de nacimiento severos genera una responsabilidad especial”, añadió.

También el gobernador de Florida, Rick Scott, asegura que hay que prepararse para un brote de zika con la misma diligencia con la que su estado se prepara para un huracán.

“Washington tiene que dejar la política a un lado y llegar a un plan amplio de protección y respuesta a la propagación del zika en Estados Unidos”, pidió el gobernador en mayo.

Miami | AFP

Sábado, 11 de Junio de 2016
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