Tensiones
Hasta ahora, el asesinato ha sumido al país aún más en la incertidumbre y ha hecho resurgir tensiones históricas.
Más de 20 personas -la mayoría colombianas- fueron arrestadas por su implicación en el complot, que según la policía fue organizado por haitianos con ambiciones políticas y vínculos fuera del país.
Presente en Cabo Haitiano, el director general de la policía nacional, Léon Charles, fue abucheado el jueves cuando supervisaba el operativo de seguridad de los funerales.
Los haitianos le reprochan que no haya sido capaz de proteger al presidente Moise, cuya muerte reavivó las tensiones históricas entre el norte de Haití y el oeste, donde está la capital, Puerto Príncipe.
Esos problemas se derivan en parte de divisiones raciales históricas que se remontan al colonialismo francés entre los negros del norte que son descendientes de esclavos y los haitianos de piel más clara que viven en el sur y el oeste.
Algunos residentes incluso levantaron barricadas en las carreteras que conducen a Cabo Haitiano para evitar que la gente de Puerto Príncipe asistiera al funeral.
Ariel Henry, el nuevo primer ministro, quien asumió el cargo el martes, ha prometido llevar ante la justicia a los responsables del asesinato de Moise, así como restablecer el orden para organizar las elecciones exigidas por la población y la comunidad internacional.
Haití actualmente no tiene un Parlamento en funcionamiento y cuenta solo con un puñado de senadores electos. El gobierno interino no tiene presidente.
Washington ha dicho que las elecciones deberían celebrarse a finales de este año.
Moise había gobernado Haití, el país más pobre de las Américas, por decreto después de que las elecciones legislativas previstas para 2018 se demorasen tras múltiples disputas.
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