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Los chiitas de Afganistán entierran a sus muertos tras un nuevo viernes mortífero
El nuevo atentado del Estado Islámico, por segundo viernes consecutivo, dejó 60 muertos.
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AFP
AFP
Sábado, 16 de Octubre de 2021

La comunidad chiita de Afganistán enterró el sábado a sus muertos, al día siguiente de un atentado suicida en Kandahar (sud) reivindicado por el grupo Estado Islámico-Khorasan (EI-K), que causó 60 muertos y debilitó la promesa de los talibanes de garantizar la seguridad en el país.

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Por segundo viernes consecutivo, tuvo lugar en el país un sangriento atentado contra una mezquita chiita durante la oración semanal, esta vez en Kandahar, la segunda ciudad de Afganistán y feudo histórico de los talibanes. 

Como a menudo en Afganistán, el balance de estos ataques sigue siendo impreciso. Fuentes locales, sobre todo religiosas, hablan de 60 muertos y 70 heridos. 

En el cementerio chiita de la ciudad, decenas de hombres cavaron tumbas el sábado, donde fueron enterradas las víctimas, recubiertas con una mortaja blanca. 

Mahmmad Agha perdió a su hermano, "padre de dos niños, que tenía todo lo que se puede desear en la vida", dijo a la AFP. "No tengo palabras para describir la pena que siento en el corazón".

El grupo yihadista Estado Islámico reivindicó el ataque en la noche del viernes, el primero que cometen en la cuna de los talibanes.

"Amenaza común"

En un comunicado difundido en sus canales de Telegram, el grupo indicó que un "primer suicida detonó su chaleco de explosivos (...) en un corredor de la mezquita, mientras que el segundo suicida detonó su chaleco en el centro de la mezquita".

Este ataque ocurrió exactamente una semana después de otro atentado suicida contra una mezquita chiita, en Kunduz (nordeste), a la misma hora y con el mismo modo operativo, también reivindicado por el EI-K.

Desde su llegada al poder el 15 de agosto, los talibanes se enfrentan a una ola de atentados perpetrados por el EI, precisamente cuando han hecho de la seguridad una de sus prioridades, tras dos décadas de guerra.

El EI-K, su rama local, ha apuntado en las últimas semanas contra los talibanes y la minoría chiita afgana.

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Estados Unidos, a través del portavoz del departamento de Estado, Ned Price, condenó el atentado e instó a los talibanes a respetar "su compromiso en materia de lucha contra el terrorismo y, en particular, para que actúen ante la amenaza común a la que estamos enfrentados", el EI-K.

Guardias en las mezquitas

Estas últimas semanas, los talibanes han llevado a cabo varios ataques contra células del EI-K, especialmente en Kabul, tras un atentado contra una mezquita de la capital. También anunciaron la creación de unidades especiales.

El jefe de la policía talibán en Kandahar, Maulvi Mehmood, aseguró en una rueda de prensa que "todos los servicios" de seguridad de los islamistas "trabajan para encontrar a las personas implicadas y castigarlas". 

Según él, la seguridad de la comunidad chiita había estado garantizada hasta ahora por la propia comunidad, como lo había pedido. Pero "en el futuro, esperamos tomar la responsabilidad de todos estos lugares de culto al que asignaremos guardias", añadió  Mehmood.

El EI-K, grupo sunita rival de los talibanes que se presenta como el único que garantiza una visión rigorista del islam, atacó en numerosas ocasiones estos últimos años la minoría chiita, considerada "hereje", especialmente los hazaras.

Los talibanes también tienen su propio historial de persecución contra los chiitas, que representan entre el 10% y el 20% de la población afgana (40 millones de habitantes en total). 

En un comunicado, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, condenó un "ataque odioso (...) contra civiles en Afganistán ejerciendo su derecho de practicar libremente su religión".

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