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Los países postrados en la pobreza por la corrupción
Este delito empobrece y mata al menos a 3,6 millones de personas en el mundo, según ONE Campaign.
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Javier Vargas
Sábado, 3 de Marzo de 2018

La corrupción empobrece todo a su paso porque rompe con la igualdad, la justicia y da privilegios a unos pocos ciudadanos, privando a las mayorías de las riquezas colectivas. 

El fenómeno condiciona gravemente el crecimiento económico y bienestar social. Cuando un ciudadano en el supermercado le pide al primero de la cola, que lo deje pasar porque solo va a comprar un artículo “y es injusto hacer la fila por un solo producto”, está incurriendo en un hecho corrupto, pero si este le cede el puesto, estará cayendo en la misma falta y eso altera el sistema de justicia, igualdad y transparencia que   funciona a través del pago por orden de llegada. 

Tal vez pueda parecer un detalle menor, el tema es que este individuo probablemente hará lo mismo al pagar los servicios públicos, en el banco, la clínica y en el cualquier otro lugar. De no corregir el patrón estará propenso a caer en faltas mayores o delitos, como alterar sus cargas económicas para obtener beneficios sociales y económicos o minimizar su pago justo de impuesto sobre la renta.

Lo más preocupante es que esta conducta puede ser contagiosa generando caos y anarquía en una sociedad en la que todos quieran gozar de derechos, pero pocos deseen cumplir sus deberes. Esta es una forma de corrupción que si se generaliza puede arruinar a naciones enteras.  

Esto solo podría combatirse con educación. “La labor de la educación no puede ser otra que desarrollar en el individuo el conjunto de virtudes y capacidades necesarias para cumplir su cometido histórico, de manera honesta para el bien común”, comentaba el pensador venezolano Arturo Uslar Pietri. 

En las esferas del poder político y económico abundan los casos de corrupción, aunque los más visibles siempre son los que ocurren en el plano político y deben ser castigados con justicia como en todos los casos. 

La corrupción empobrece y mata al menos a 3,6 millones de personas en los países más pobres del mundo, de acuerdo a un informe de la organización no gubernamental ONE Campaign que lucha contra la pobreza extrema y las enfermedades prevenibles, particularmente en África. El documento destaca que al menos 1 billón de dólares es retirado cada año de “países pobres” como consecuencia de actos de corrupción.

En América Latina, África y algunos países del mundo árabe la descapitalización ocurre por el alto flujo financiero ilícito. Según la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe de las Naciones Unidas (Cepal), el flujo financiero ilícito “es todo aquel dinero que sale de un país sin ser declarado”. 

Es decir, los capitales de un país por explotación industrial de su territorio, que se fugan ilícitamente a través de la evasión fiscal y son depositados en paraísos para beneficios de pocos, en muchos casos en manos de inversionistas extranjeros. Esas riquezas deberían ser invertidas en beneficios económicos y sociales para los ciudadanos, especialmente en la diversificación de la economía, pero eso no ocurre. Uslar Pietri creía que “de lo que hemos sabido hacer con la riqueza y de lo que sepamos hacer con ella en el futuro dependen el presente y el porvenir. Todo lo demás viene a resultar así, accesorio”.

Y aconsejaba invertir en diversificar y ampliar la economía, para incrementar los activos (bienes que producen capitales). “En los países en desarrollo, la corrupción es asesina. Cuando los gobiernos de naciones pobres son privados de sus propios recursos para invertir en salud, seguridad alimenticia o en infraestructura esencial, ello cuesta vidas y los más perjudicados son los niños”, agrega ONE Campaing en su documento. 

ONE Campaing sostiene que si la corrupción fuera erradicada en los países del África, podrían recibir educación otros 10 millones de niños al año.

Según cifras de Global Financial Integrity, en nueve años (2004-2013) el flujo financiero ilícito en Ecuador alcanzó  25.995 millones de dólares.

La organización detalla que 10% (2.590 millones) del capital evadido era producto de actividades criminales y de corrupción política, mientras que el otro 90% por facturas comerciales falsas, modificando a la baja la exportación y a la alta la importación, para sacar esos activos del país y ponerlos en paraísos fiscales. El 30% del producto interno bruto ecuatoriano habría salido a paraísos.  

En Colombia, según la Cepal, el flujo de ilícitos financieros en el mismo periodo (2004 a 2013) se estimó en 6.000 millones de dólares anuales, aunque no se conoce una cifra en el periodo de nueve años. En Costa Rica alcanzó 113.000 millones, en Brasil 220.000  (5 % del PIB), en México 528.000 (1,5 % PIB) y en Venezuela 123.000, este último sin datos del PIB. 

En el caso venezolano el economista y director de Capital Market Finance, Jesus Casique, expresa que es grave el presente que vive el país tomando en cuenta que entre 1999 y 2013, le ingresaron 900.000 millones de dólares, solo en renta petrolera. “Había que ahorrar como hacen todos los países y saber invertir en activos”, agrega.  

Las fortunas que salieron de los países latinoamericanos fueron depositadas en paraísos fiscales de Estados Unidos, China, Suiza y Japón. 

Esta es una de las causas por las cuales se observan tantos países ricos, que están empobrecidos. 

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