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Más de 4 millones de casos de COVID-19 en EE.UU.
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AFP
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Viernes, 24 de Julio de 2020

Estados Unidos superó este jueves los cuatro millones de casos de coronavirus, con estados como California batiendo récords de contagios, aunque en otras regiones del país la epidemia parece haber ingresado en una meseta.

El número de nuevos casos muestra que un freno al aumento exponencial observado en junio en estados como Arkansas, Iowa, Carolina del Norte y del Sur, así como Arizona, cuya capital Phoenix fue hace unas semanas uno de los centros de circulación del coronavirus más activos del país.

Las repetidas alertas de los funcionarios de salud, los cierres de bares y la obligación de usar tapabocas en varios lugares desde junio parecen estar dando frutos.

Aunque a nivel federal, el mandatario Donald Trump recién en los últimos días empezó a promover el uso de mascarillas como un gesto “patriótico”, tras mostrarse reacio.

Dos días antes de que Estados Unidos superara este jueves los cuatro millones de casos y las 143.800 muertes, Trump había reconocido que la situación “empeorará antes de mejorar”.

Pero en Arizona hay esperanzas: la cantidad de casos nuevos en este estado vecino a California alcanzó los 20.000 la semana pasada, 11% menos que la semana previa, según las estadísticas oficiales.

“Las cosas están mejorando”, dijo el jueves Matthew Heinz, médico en un hospital de Tucson, quien defiende el uso de tapabocas.

“Muchas más personas usan máscaras en comparación con hace un mes”, dijo a la AFP. Las hospitalizaciones allí han disminuido desde junio. Aunque la epidemia está lejos de ser contenida en Estados Unidos, el número de contagios aumentó un 7% en una semana, contra el 20% registrado en las semanas anteriores.

Y los modelos epidémicos predicen, en promedio, un pico en las próximas cuatro semanas, según Nicholas Reich, de la Universidad de Massachusetts, quien trabaja con proyecciones de unos 20 centros de investigación.

“Los modelos responden a la desaceleración observada en el aumento en el número de casos la semana pasada”, dijo el bioestadístico a la AFP. Reich dice que no puede asegurar que se haya alcanzado un punto de inflexión, porque en lugares como Texas y Florida la gente tiene que hacer cola durante horas para someterse a una prueba de diagnóstico, y el informe de los resultados tarda tres, cuatro o siete días, lo que entorpece el monitoreo en tiempo real. La estabilización “se debe sin duda en parte a los cuellos de botella de las pruebas”, señala el experto.

Más muertes por venir

El consenso científico es que la ola de muertes sigue a la de las infecciones en tres o cuatro semanas. La curva de casos comenzó a aumentar nuevamente a mediados de junio, y la de muertes subió moderadamente desde principios de julio sin signos de desaceleración, alcanzando en los últimos dos días los 1.000 decesos diarios.

Texas, California, Alabama y Idaho anunciaron el miércoles registros récord de fallecimientos en 24 horas (California, también tuvo récord de contagios). Florida lo hizo el jueves, al reportar 173 muertes.

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Es difícil predecir hasta qué punto llegarán los decesos, ya que la mortalidad no es tan alta como al comienzo de la pandemia. Actualmente, dos medicamentos han demostrado efectividad mientras los hospitales se valen menos de los ventiladores y los pacientes son más jóvenes. “Pero, al igual que en abril, la estabilización no será suficiente: el objetivo es eliminarlo, no solo atenuarlo”, dijo a la AFP Thomas Tsai, médico e investigador de Harvard.

Tsai está preocupado por ver qué otras regiones mostrarán aumentos, como Missouri. Mississippi y Puerto Rico también están en auge. El error de Estados Unidos fue saltarse etapas de desconfinamiento en mayo y haber reanudado las actividades demasiado rápido, antes de que la curva de contagios hubiera caído por completo, como en Europa.

Si realmente se alcanza un punto de inflexión este verano, Tsai insiste en que el país tendrá que continuar con el distanciamiento físico, el uso de mascarillas y una política proactiva de pruebas, localización de contactos y aislamiento, que fueron descuidadas a fines de la primavera boreal.

Ingreso mínimo temporal para los más pobres

Unas 3.000 millones de personas, entre las más pobres del mundo, deberían recibir un ingreso mínimo temporal para frenar la pandemia del nuevo coronavirus, estimó el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Mientras la pandemia se agrava en los países en desarrollo, la adopción “inmediata” de esa medida para que los más pobres puedan quedarse en casa permitiría desacelerar el avance del virus, según un estudio del PNUD publicado el miércoles.

Estimó que unos 199.000 millones de dólares por mes podrían “proveer un ingreso mínimo garantizado durante seis meses a las 2.700 millones de personas que viven por debajo o justo por encima del umbral de pobreza en 132 países en desarrollo”.

El informe subrayó que “es urgente adoptar esta medida” en la medida en que la pandemia “se propaga ahora a un ritmo de más de 1,5 millones de nuevos casos por semana, especialmente en los países en desarrollo donde siete de cada 10 trabajadores viven gracias a los mercados informales y no pueden ganar dinero si se quedan en sus casas”.

“Un momento histórico sin precedentes exige medidas sociales y económicas sin precedentes”, declaró el administrador del PNUD, Achim Steiner.

“Los planes de rescate y recuperación no pueden concentrarse únicamente en los grandes mercados y empresas. Un ingreso mínimo temporal podría permitir a los gobiernos proporcionar a las personas confinadas una seguridad financiera”, agregó.

Según las proyecciones de la ONU, el virus podría matar a 1,67 millones de personas en 30 países en desarrollo.

“La COVID-19 exacerbó las desigualdades mundiales y nacionales existentes y ha creado nuevas disparidades que golpean más duramente a las personas más vulnerables”, concluyó el PNUD.

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