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Tragedia, salvación y solidaridad: dramas humanos de los incendios en Portugal
Los muertos por culpa de las llamas son más de 60.
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AFP
AFP
Domingo, 25 de Junio de 2017

Un niño muere entre las llamas mientras sus padres se fueron de luna de miel, familias salvadas por oportunas reservas de agua o por la generosidad de una vecina: los destinos de muchas familias portuguesas cambiaron abruptamente durante el dramático incendio.

Todo es solo una parte de los dramas que se han vivido en los últimos diez días en este país europeo, donde se contabilizan más de 60 muertos por culpa de las llamas.

La evacuación de los municipios de Góis y Lousã y la confusión generada por una falsa noticia sobre un avión antiincendios que se estrelló hacen parte de la evidente falta de coordinación entre las autoridades, tanto a nivel de las labores de extinción, como también en la comunicación con los medios, que ha provocado un aluvión de críticas a la gestión del desastre por parte del Gobierno del primer ministro António Costa, y en particular de la ministra de Administración Interna, Constança Urbano de Sousa, a menos de cuatro meses de las elecciones legislativas en Portugal.

Las angustias vividas cuando se intentaban evacuar los habitantes de 27 aldeas asediadas por el incendio, que se expandió inesperadamente por el distrito de Coimbra, y finalmente la desconfianza entre muchos de los residentes más ancianos, quienes se habían negado a abandonar sus casas.
 
Trágica luna de miel

Los padres de Rodrigo, un niño de 4 años, se habían casado hace algunas semanas. Se fueron de luna de miel y dejaron al pequeño a cargo de unos tíos, cuenta el Correio da Manha. Presa del pánico al enterarse del incendio en su pueblo Nodeirinho en la región de Leiria, la madre lanzó de inmediato un llamado en las redes sociales para buscar a su hijo. La abuela llegó desde Lisboa para intentar encontrarlo, pero fue en vano. Los cuerpos de Rodrigo y de su tío aparecieron calcinados junto a un automóvil, atrapados por las llamadas en su huida desesperada.
 
Agua Milagrosa

Mientras varios habitantes del pueblo de Pobrais morían intentando escapar al fuego por la carretera, la familia Ferreira sobrevivió refugiándose en una pequeña reserva de agua dispuesta a escasos metros de la casa.

La madre, Maria do Céu, ama de casa de 52 años, su marido marino mercante retirado de 68, y sus dos hijas de 37 y 32 años, relataron su estado de “terror indescriptible”. Pero resistieron al pánico y lograron salvarse en medio del bosque en llamas.

¿Durante cuánto tiempo permanecieron inmersos en el tanque de agua? Difícil de decir, tanto el miedo les alteró la noción del tiempo. Una hora, según la madre, un cuarto de hora, cree recordar la hija.

“Sabía que si nos quedábamos en el agua estaríamos en seguridad”, explicó esta ingeniera forestal. “Intentamos convencer a nuestros vecinos de que se quedasen, les imploramos, pero igual se fueron” en automóvil, hacia la ruta donde once de ellos se toparon con la muerte.

Adelaide y los Ocho Náufragos

En el pueblo de Nodeirinho, dos parejas en medio del pánico golpean junto a sus tres niños a la puerta de la casa de Adelaide Silva, viuda de 60 años, cuenta el diario Expresso.

Su casa, la más moderna del barrio, no teme a las llamas que devoran las demás viviendas una tras otra. Un oasis para esta gente de Lisboa sorprendida por el incendio cuando regresaban de un almuerzo con amigos.

Adelaide acepta inmediatamente alojarlos por la noche. Hacia la medianoche, otra persona en dificultades golpea a la puerta: es una de las vecinas de Adelaide, que acaba de intentar escapar en automóvil junto a su marido. Pero el fuego rápidamente les cerró el camino, matando al marido mientras la esposa lograba escapar con el rostro los brazos y la espalda quemados. 

Una de las mujeres que ya estaba en la casa y que era enfermera tuvo el reflejo de cubrirle las heridas con servilletas mojadas hasta la llegada de los socorristas que la trasladaron al hospital.

Ahora que pasó la pesadilla, Adelaide no quiere  salir de su casa, porque allí se siente en seguridad.
  
Arruinados por el fuego

Vergel, olivares, huerta, camioneta... Virgilio Godinho y su esposa Isabel vieron partir en llamas la pequeña chacra que constituía su principal fuente de subsistencia, devorada por el fuego en el pueblo de Vilas de Pedro.

El matrimonio y su hija de 18 años lograron escapar porque estaban en otro pueblo, asistiendo a una boda. Pero “perdimos todo. No sabemos lo que vamos a comer. Estoy desesperada”, se lamenta llorando Isabel, de 63 años, en medio de las colinas devastadas.

Mecánico en seguro de paro, Virgilio halló destruidas por el fuego las herramientas con las que trabajaba haciendo changas.

“Felizmente no estábamos, porque hubiese tratado de salvar mis cosas y hubiese sucedido lo peor”, dice resignado.

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