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El otro mandamiento: No dar papaya
¿Y qué significa dar papaya? Facilitarle al otro, sea enemigo o amigo o sea quien sea, que le haga daño, que lo tumbe, que lo pille con los calzones abajo o que lo coja fuera de base.
Martes, 29 de Junio de 2021

Yo no sé si será cierto lo que dicen algunos que los mandamientos eran once, y no diez como nos enseñaron en la escuela. Y cuentan  que todo sucedió cuando Moisés bajó del Sinaí, y encontró a los israelitas entregados a la vagabundina, jartando trago, bailando, adorando un becerro de oro y tal vez haciendo porquerías, añado yo. 

Al patriarca se le voló la piedra y rompió las Tablas de la Ley, que le había dado Yaveh, y que también eran de piedra. Casi dizque le da un infarto de la arrechera, a no ser por el agüita de toronjil y la valeriana que le preparó Séfora, su mujer.

El patriarca se repuso, pero las Tablas quedaron vueltas añicos. Cuando quiso volverlas a escribir, sólo se acordó de diez mandamientos, por lo que “el once: No dar papaya”, quedó en el olvido. 

Desde entonces, todo el mundo mete las de caminar dando papaya. ¿Y qué significa dar papaya? Facilitarle al otro, sea enemigo o amigo o sea quien sea, que le haga daño, que lo tumbe, que lo pille con los calzones abajo o que lo coja fuera de base.

El que no es precavido, el que no toma las medidas de seguridad que debe tomar, el que se pasa de toche, el que duerme con los dos ojos, el que no está mosca, el que no se cuida, todos ellos dan papaya. Y el otro se aprovecha.

El marido o la marida (según el léxico madurista), que deja el celular a la mano del cónyuge, está dando papaya. Cuántos matrimonios se han desbaratado, por el papayazo que uno de los dos le dio a la contraparte, permitiendo que le escarbe sus correos y wassaps. 

Los que salieron en montonera a las tales marchas de protesta, le dieron papaya al hijuetantas virus que sabemos, y ahí están las consecuencias: más contagiados, menos camas Uci disponibles, más muertos.    

Los que no les hacen caso a los médicos y a las enfermeras  de taparse bocas y nariz, gastar agua y jabón a cada rato y hacer de todo pero de lejitos, están dando papaya.

El fantoche que va por la calle hablando por su celu, está dando papaya para que lleguen los malandros y se lo rapen.

El que saca plata del banco y no se da cuenta que los de la moto lo están siguiendo, está dando papaya. Aunque vaya en carro, los tipos lo siguen. ¡Y tome, pa’que lleve!

El que deja el carro en la calle, da papaya. Cuenta la leyenda que un señor muy creyente se bajó de su recién comprada camioneta, de alta gama, y levantando manos y ojos al cielo le suplicó al Señor: “Dios mío, te recomiendo mi camioneta mientras voy a hacer una vuelta. Tú sabes todo el sacrificio que tuve que hacer para comprarla. Tú sabes que es lo único que tengo. Cuídamela, por favor, Chuchito lindo”. Al instante escuchó una voz del cielo que le decía: “Hijo mío, gracias por tu confianza en mí, pero es mejor que le eches el seguro a la puerta”. O sea: “Hijo mío, no des papaya”.

El soldadito que hace poco dejó pasar tranquilamente en la Brigada una camioneta, dio papaya y miren lo que pasó.

-El presidente Duque sí es muy toche –me dijo un amigo, el día del atentado al helicóptero.

-¿Y esa joda?

-Les dio el papayazo a sus enemigos.  Y casi se salen con la suya. 

El mandamiento once lo decía: No dar papaya.

(Próximo artículo: El  palo no está para cucharas).

   gusgomar@hotmail.com

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